domingo, 31 de marzo de 2013




PSEUDO MUSEO - INDIGNACION PASCUAL.


    Tengo reglas. Montones de reglas. Suficientes para escribir un tratado de varios tomos. Reglas que me auto-impongo en mi inocente convicción de que se vive mejor si uno se cuida de no molestar a los demás.

    Obviamente mis reglas son sagradas para mí y generalmente es un gran conflicto infringirlas. Pero a veces… a veces no me soporto, no me escucho, y vencida por otras convicciones pateo al diablo mi convicción de respetar mis reglas. 

     Es así: nada que pueda vincular en forma personal a mi entorno va a este blog. Nada sobre nadie salvo que “nadie” lo sepa y me autorice. Obviamente, el caso acá es que “nadie” no lo sabe y si lo supiera no autorizaría (o sí, lo que es peor), y por otra parte, “nadie” probablemente no merezca mi indignación porque no tuvo remotamente la intención de indignarme. Peor aun: no entendería (aunque se lo explique) por que me indigno. 

      Veamos: soy una pacífica agnóstica que siente un gran respeto por la gente que cree (en lo que sea). La fe –honesta, como la de la mayoría- me maravilla por incomprensible y aunque intelectualmente la tilde de error me parece tan válida y real como el amor o el odio. Puro sentimiento. Pura humanidad. Está muy bien. Yo carezco de esa capacidad (por fortuna, a mi criterio) pero está bien que los demás la tengan. Es decir: no voy por la vida tratando de convencer a nadie de lo equivocado que está ni argumentando que mi “verdad” es la verdadera. Los vestigios de sangre india que corre por mis venas tiende naturalmente al sincretismo. Y como es lógico para alguien educado en la fe católica -mi caso- en mi entorno abundan las personas que adoran la cruz. Todo muy bien. Cada cual en lo suyo, yo acá y en paz. Me regalan estampitas y aunque ya han dejado de regalarme cruces que por supuesto jamás me colgué del cuello por considerarlas bárbaras, convivo tranquilamente en mi regla básica de RESPETAR TODA FE , CREENCIAS O MITOLOGIA AJENA. 








     He recibido, como cada año, montones de mails con mensajes pascuales y buenos augurios. Está bien, a nadie le molesta eso. Se trata de buena voluntad. Yo también deseo paz, felicidad y una buena pascua a quien sé que la festeja. No debería dejarme arrebatar así. Pero pasó. 


     Lo primero fue la frase en el mail que titulaba el archivo adjunto: el crucifijo más auténtico del mundo”. Por lo general borro este tipo de mensajes. El que lo envía se siente bien enviándomelo, yo lo agradezco y lo borro sabiendo que cada cual es feliz con lo suyo. Todos en paz. Pero el título me provocó curiosidad. El crucifijo “¿más auténtico?” ¿Se trataría de una reliquia? ¿Referiría a esas absurdas “astillas” de la Vera Cruz? ¿Falsas reliquias medievales? Sonaba demasiado “culto”, demasiado interesante para concordar con el remitente. La curiosidad pudo más que yo y abrí el archivo. Debió borrarlo sin más interés cuando vi de que se trataba. Reproducciones del crucificado realizado por un escultor sevillano, Juan Manuel Mirraño, para la Hermandad Universitaria de Córdoba, “este Cristo es el resultado de la investigación del grupo pluridisciplinario de científicos de la Sindone. Es el único Cristo Sindónico del mundo y refleja hasta el mínimo detalle los politraumatísmos del cadáver.” (sic del archivo recibido). 


    ¿Sólo yo encuentro ESPANTOSAS este tipo de imágenes y absolutamente salvaje el mensaje implícito? ¿Sólo yo veo un contundente contenido sadomasoquista en perpetuar la idea de tortura por el goce del torturador? ¿Qué destacar en forma constante el sufrimiento injusto y la inagotable capacidad de maldad del hombre contra el hombre NO ES UN MENSAJE POSITIVO Y TENDIENTE A HACERNOS EVOLUCIONAR COMO ESPECIE

      La gente se torturaba en la antigüedad, OK, ya lo sabemos. Que la extrema crueldad era moneda corriente, también ya lo aprendimos. Que se llegó a su máximo desarrollo los métodos de tortura para prolongar la agonía (lo que el escultor del Cristo más autentico ejecutó pon puntillosismo sádico y el relator del archivo que recibí se ocupó de ilustrar fragmento a fragmento de la obra con la explicación de los procedimientos de tortura infringidos al pobre hombre o al pobre Cristo, que quien haya sido debe haber sufrido de manera que no quiero imaginar) también ha quedado suficientemente claro. El regodeo en el sufrimiento me parece perverso y NO ACEPTO QUE ESO IMPLIQUE MENSAJE POSITIVO ALGUNO. Solo hablamos de crueldad y salvajismo. De los más bajos impulsos humanos que deberíamos -gracias a la evolución de la cultura- reducir al mínimo, perder en la memoria nuestra capacidad de infringir dolor al otro. No estar constantemente recordando de lo bestia que se puede ser. De cuanto dolor se puede infringir al prójimo por mero placer sádico.



   



 Pero se ve que la equivocada soy yo y esto de colgar en las paredes las imágenes “más autenticas” de cadáveres torturados es algo sumamente positivo. Y para evadirme de imágenes que considero terribles prefiero preguntarme cuantos de los que han encontrado grato el archivo que me indignó saben que es la Sindone. Ahí va lo que mi biblioteca personal refiere.


  “…El santo sudario de Turín es, en realidad, una falsificación de la Edad Media. Incluso el Vaticano lo admite. Una datación de carbono dirigida en 1988 por el laboratorio de investigadores del Museo Británico y realizada por tres institutos independientes de Arizona, Oxford y Zurich demostró sin lugar a dudas que el sudario fue tejido entre el año 1260 y el 1390. (…) La Societá di Sindonologia estaba medio escondida en una calle lateral, en una casa del siglo pasado, maciza, fría y amenazadora. Varias placas, una sobre otra, remitían a más instituciones que tenían su sede en el mismo edificio. (…) El suelo de parquet crujía bajo sus pies, y de pronto apareció ante ellos una sala sombría, biblioteca a un lado, archivo al otro, con dos filas de mesa de lectura en el centro. Sobre cada una de ellas, una lámpara con pantalla de cristal verde. (…) Francesca se ocupó del papeleo. (…) El archivero no tardó mucho en sacarles dos cajas de cartón en forma de cajas de zapatos, que dejó sobre una mesa y les encendió la lámpara. (…) -¡Los sindonólogos no se rinden, aunque pasen días! Gropius reprimió una risa. -¿Sindonólogos? -¡Investigadores del sudario! –No lo sabía, perdona. –Tampoco es que sea una laguna cultural muy importante. Fuera de Turín y aparte de un par de expertos en la materia, casi nadie conoce la denominación de esa especialidad. En Inglaterra, donde hay una sociedad similar a ésta, por cierto, los llaman shroudies. Gropius estalló en carcajadas y el archivero le dirigió una mirada reprobadora… -Es que suena muy gracioso…- barboteó, inclinado sobre los archivos.” 


Philipp Vandenberg, El Informe Gólgota , Editorial Planeta S.A. Barcelona 2006, pág 294, 299, 300.







  César había conocido, en libros y legajos que se atesoraban en la Biblioteca Vaticana, leyendas que relataban los poderes de la mítica Sábana con la impronta de Jesús, la Sábana en la que el humilde galileo fue amortajado tras morir en la cruz, y en la que estuvo envuelto, según las Escrituras, dos noches y un día antes de su resurrección. Desde mediados del siglo XV, dicho sudario se encontraba en posesión de una de las dinastías italianas más poderosas, los Saboya, que lo habían recibido como legado de sus anteriores custodios, los franceses Charny, no sin antes producirse un buen número de disputas. César quería tener la Sábana para sí… pero los Saboya eran sus enemigos, unos enemigos poderosos que no se dejarían arrebatar tan preciada reliquia. Sólo la refinada astucia del joven Borgia, podría idear un plan para conseguirla. (…) Los Borgia enviarían a una mujer joven, hermosa y carente de escrúpulos encargada de seducir a Carlos, el joven hijo de Filiberto, duque de Saboya… (…) El plan había funcionado… los Borgia necesitaban hacer deprisa una copia de la Sábana, tan exacta que nadie pudiera distinguirla; así podrían devolverla a los Saboya, aduciendo que la ladrona había sido apresada en sus territorios. Mantendrían para sí la reliquia auténtica a la par que obtendrían una ventaja diplomática. Pero César, a pesar de no ser un experto, como hombre del Renacimiento, culto, refinado y capaz, sabía que no resultaría fácil pintar una copia idéntica de la tenue imagen del Sudario. Aquí entraba Leonardo, el más apreciado pintor de Italia, un hombre de amplio bagaje artístico y científico, maestro de la naturalidad, de la figura integrada con el entorno, del sfumato. (…) –Da Vinci, tenemos un encargo para vos. Debéis juzgarlo sin más preámbulos. (…) ¿…qué sabéis del Sudario de Cristo? (…) –Conozco el mito- dijo con desinterés-. Una tela que muestra la imagen de un cuerpo. Se venera como la Impronta de Cristo… Creo que pertenece a la Casa de Saboya, ¿no es cierto? Aunque hay copias desperdigadas en toda la Cristiandad. (…) Esta vez, César prefirió no replicar a las palabras de Da Vinci… se dirigió pausadamente hacia un arca de plata, la abrió y extrajo el Sudario… (…)-Comprendo por que la llaman “figura no pintada por mano humana”- respondió Da Vinci aún embebido en la contemplación- Sería imposible que un hombre la hubiera creado. La expresión de Cesar Borgia cambió al oír estas palabras. Su gesto, altivo y fatuo, se tornó extremadamente grave. -Pues debe haber quien la copie- intervino irritado, casi gritando. (…) -Está bien- aceptó Leonardo inclinando la cabeza-. Intentaré hacer lo que me pedís, señores. Pero no puedo prometeros nada. Y en cuanto al tiempo, al menos necesitaré un año; puede que más… -Tendréis cuatro semanas a lo sumo-dijo César ya aparentemente calmado. – No disponemos de más tiempo. -Sabemos que lo haréis con vuestra acostumbrada maestría- intervino el papa. Y tratando de recordar, le preguntó -¿Cómo era vuestra divisa, Leonardo? -Obstinato rigore, santidad- respondió este con un hilo de voz. -Obstinado rigor de alcanzar la perfección, eso es: obstinado rigor.” 


 David Zurdo – Ángel Gutiérrez, El último secreto de Da Vinci, Swing, Barcelona 2006, pag .13/18







  …Moraleja, el que quiere hacer fortuna en esta ciudad vende reliquias, quien quiere hacerla volviendo a casa, las compra. -¡Entonces ha llegado el momento de sacar nuestras cabezas del Bautista!- dijo el Boidi esperanzado. -Tú Boidi hablas sólo porque tienes boca- dijo el Poeta-. Ante todo, en una sola ciudad, como mucho vendes una cabeza, porque después la voz se extiende. En segundo lugar, he oído decir que aquí en Constantinopla hay ya una cabeza del Bautista, y quizá incluso dos. Pon que las hayan vendido ya las dos, y nosotros llegamos con una tercera: nos cortan la garganta. Así pues, cabezas del Bautista, nada. Ahora bien, lo de buscar reliquias requiere tiempo. El problema no es encontrarlas, es fabricarlas, iguales a las que ya existen, pero que nadie ha encontrado todavía. Dando vueltas por ahí, he oído hablar de la capa púrpura de Cristo, de la caña y de la columna de la flagelación, de la esponja impregnada de hiel y vinagre que ofrecieron a Nuestro Señor moribundo, salvo que ahora está seca; de la corona de espinas, de una custodia donde se conserva un trozo de pan consagrado en la Última Cena, de los pelos de la barba del Crucificado, de la túnica inconsútil de Jesús, que los soldados se jugaron a los dados, de la túnica de la Virgen… -Habrá que ver cuáles son más fáciles de rehacer- dijo Baudolino pensativo. (…) Un día llegó a referirnos que en Constantinopla estaba el Mandylion, la Faz de Edesa, una reliquia inestimable. -¿Pero qué es ese mandylión?- había preguntado Boiamondo. -Es un paño para secarse la cara- había explicado el Poeta-, y lleva impreso el rostro del Señor. No está pintado, está impreso, por virtud natural: es una imagen acheiropoieton, que no está hecha por la mano del hombre. Abgar V, rey de Edesa, era leproso, y mandó a su archivista Hanan a que invitara a Jesús para que fuera a curarlo. Jesús no podía ir, entonces cogió ese trapo, se secó la cara y dejó impresas sus facciones. Naturalmente, al recibir el paño, el rey se curó y se convirtió a la verdadera fe. Hace siglos, mientras los persas asediaban Edesa, el Mandylion fue izado sobre las murallas de la ciudad y la salvó. Luego el emperador Constantino adquirió el paño y lo trajo aquí; estuvo primero en la iglesia de las Blaquernas, luego en Santa Sofía, luego en la capilla del Faro. Y ese es el verdadero Mandylion, aunque se dice que existen otros: en Camulia en Capadocia; en Menfis en Egipto y en Anablatha cerca de Jerusalén. Lo cual no es imposible, porque Jesús, durante su vida, habría podido secarse la cara más de una vez. Pero este es sin dudas el más prodigioso de todos, porque el día de Pascua el rostro cambia según la hora del día, y al alba adopta los rasgos de Jesús recién nacido; en la hora tercera, los de Jesús niño, y así en adelante, hasta que en la hora novena aparece como Jesús adulto, en el momento de la Pasión. (…) Hasta ahora hemos vendido reliquias, ahora es el momento de comprar una, pero una que hará nuestra fortuna. -¿Y a quién le compras el Mandylion?- preguntó cansado Baudolino… -Lo ha comprado ya un sirio con el que pasé una noche bebiendo, y que trabaja para el duque de Atenas. Pero me ha dicho que este duque daría el Mandylion y quién sabe qué más, con tal de tener la Sydoine. -Pues ahora nos dices qué es la Sydoine- dijo el Boidi. -Se dice que en Satra María de las Blanquernas habría estado el Santo Sudario, ese donde aparece la imagen el cuerpo entero de Jesús. Se habla de él en la ciudad, se dice que lo vio aquí Amalrico, rey de Jerusalén, cuando visito a Manuel Comneno. Otros, después, me han dicho que su custodia habría sido encomendada a la iglesia de la Beata Virgen del Bucoleón. Ahora bien, nadie lo ha visto nunca y, si existía, ha desaparecido desde quién sabe cuando. -No entiendo dónde quieres ir a parar –dijo Baudolino-. Alguien tiene el Mandylion, vale, y lo daría a cambio de la Sydoine, pero tú no tienes la Sydoine, y me daría grima preparae aquí y nosotros una imagen de Nuestro Señor. ¿Y entonces? -Yo la Sydoine no la tengo-dijo el Poeta-, pero tú sí. -¿Yo? -¿Recuerdas cuando te pregunté qué había en aquel estuche que te entregaron los acólitos del Diácono antes de huir de Pndapetzim? Me dijiste que estaba la imagen de aquel desventurado, impresa en su sábana fúnebre, nada más morir. Enséñamela. (…) Baudolino sacó a regañadientes el estuche de su alforja, extrajo un rollo y, desenrollándolo, sacó a la luz una tela de grandes dimensiones; les hizo señas a los demás de que apartaran mesas y sillares, porque se necesitaba mucho espacio para esturarla completamente por el suelo. Era una sábana verdadera, grandísima, que llevaba impresa una doble figura humana, como si el cuerpo envuelto en ella hubiera dejado su huella dos veces, por la parte del pecho y por la parte de la espalda. Se podía entrever muy bien un rostro, los cabellos que caían sobre los hombros, los bigotes y la barba, los ojos cerrados. Tocado por la gracia de la muerte, el infeliz Diácono había dejado en el paño una imagen de rasgos serenos y de un cuerpo poderoso, sobre el cual solo con esfuerzo podían reconocerse los signos inciertos de heridas, morados o llagas, las huellas de la lepra que lo habían destruido. (…) –No podemos vender la imagen de un leproso,y nestoriano por añadidura, como la de Nuestro Señor. -Primero, el duque de Atenas no lo sabe- respondió el Poeta-, y es a él a quien debemos largársela, no a ti. Segundo, no la vendemos sino que hacemos un cambio y, por lo tanto, no es simonía. Yo voy a ver al sirio. -El sirio te preguntará por qué haces el cambio, visto que la Sydoine es incomparablemente más preciosa que un Mandylion- dijo Baudolino. -Porque es más difícil de transportar a escondidas fuera de Constantinopla. Porque vale demasiado, y solo un rey podría permitirse adquirirla, mientras que para la Faz podemos encontrar compradores de menor importancia, pero que pagan a tocateja. Porque, si ofreciéramos la Sydoine a un príncipe cristiano, diría que la hemos robado y nos haría ahorcar. Mientras que la Faz de Edesa podría ser la de Camulia, o la de Menfis o la de Anablatha…. (…) El Poeta fue a la taberna que conocía, hizo su infame mercado; para emborrachar la sirio se emborrachó también él, salió, le siguió alguien que estaba al corriente de sus tejemanejes, quizá el sirio mismo… le asaltaron en un callejón, le molieron a golpetazos, y volvió a casa, más ebrio que Noe, sangrando, contusionado, sin Sydoine y sin Mandylion.” 


Umberto Eco, Baudolino, pág. 574/583.





sábado, 30 de marzo de 2013




Terminé Lilith


  "Eva es la mujer muda. Lilit es la mujer real, la que puede hacer tratos con Dios porque conoce su nombre inefable. Pero como consecuencia de su audacia, fue arrojada a las tinieblas de los desiertos, es decir, a lo más profundo del inconsciente y, por lo tanto, es invisible. Sin embargo, cuando la mujer muda se rebela y empieza a hablar, abandona su aspecto de Eva y adopta el de Lilit, que está siempre presente en ella." 

Jean Markale, Los Rebeldes de Dios, pág. 67.







   "Lilit ronda siempre por el inconsciente humano, en forma de fantasma o de simple reminiscencia de un estado anterior. Por ello se la considera peligrosa y "diabólica" y se la convierte en una especie de "Nuestra Señora de la Noche", "yegua de noche", monstruo femenino nocturno siempre dispuesto a surgir de la sombra e incitar a los existente, hombres o mujeres, a rebelarse contra la Ley divina." 

 Jean Markale, Los Rebeldes de Dios, pág. 67







martes, 26 de marzo de 2013






     El asunto es así: las dichosas postales que reproducen a La Santa Inquisición nunca estuvieron a tiempo para distribuirlas durante la muestra en la galería de Regazzoni. La imprenta (como acostumbran hacer habitualmente) se retrasó y me las entregó cuando la muestra ya estaba inaugurada y quedaban menos de cinco días para el cierre. Realmente no las llevé a la galería, ¿para que? Todos sabemos que pasada la inauguración el flujo de público disminuye sensiblemente y cualquier acción de distribución de material de prensa no tiene gran sentido. Triste pero real y yo no soy partidaria del autoengaño.

      Estoicamente agarré mis postales, me repetí que más se perdió en la guerra, y allá fueron a ocupar espacio en mi taller. Me lamenté un par de días y después, obviamente, me olvidé del asunto.

      Entonces resulta que mi pseudo “agente de prensa” (algún día me dedicaré a analizar seriamente el grado de peligrosa excentricidad de mi entorno y a determinar si es que yo lo genero o simplemente lo atraigo como imán) agarra la caja de postales y tras un alarido de indignación me pregunta que estoy esperando para usar ese material. “¿Otra muestra?” estaba por contestar, pero todos sabemos que a las preguntas retóricas sólo les sigue el silencio y yo soy muy respetuosa de las formas. Así que tras argumentar que era un desperdicio tener ese magnífico material de difusión de mi trabajo muerto de risa en una caja sosteniendo la pata de mi caballete se lo llevó augurándome que distribuiría las postales. Ni que decir el pánico que me provocó. Los largos años de amistad que nos unen han sido más que suficientes para saber que si bien conoce mucho del mercado del arte tanto en Argentina como en el exterior y sus vinculaciones pueden tener ramificaciones inesperadas, su sentido de prudencia y oportunidad es inexistente. Y mis postales reproducen pre-ci-sa-men-te a La Santa Inquisición… 

      No puedo dejar de pensar que mis postales, bonitas y oportunas en un evento donde estuviera la obra original y yo estuviera ahí, en “control” -por así decirlo-, era una buena idea. Mis postales, circulando por el mundo, sin que yo sepa concretamente a donde van es una idea, por lo menos, inquietante.





domingo, 24 de marzo de 2013



  MUSEO.- En búsqueda de la realidad/ En un mundo que gira y gira/ Hay más de una verdad/ Y todas son mentira./ Son mentiras…/ Las islas del Tesoro/ Son mentiras…/ Los becerros de oro/ Son mentiras…/ La virtud y el decoro/ Son mentiras…/ Los tribunos del foro/ Son mentiras…/ Las quimeras que añoro/ Son mentiras…/ Las pancitas del coro/ Son mentiras…” 

Serrat-Sabina “Ocupen su localidad - Hoy puede ser un gran día” del Álbum Serrat & Sabina en el Luna Park






  19 de Septiembre de 1894, 11 de la noche.- Vaya condenada molestia ha resultado ser toda esta charlatanería de Holmes. Que semejante nulidad de hombre, una máquina calculadora ambulante y parlante que no demuestra más humanidad que un caballito de madera, haya podido inspirar tanta pasión en el seno del público lector es para mí un misterio mayor que cualquiera de los que je tramado para que él los resuelva. Una vez más, hoy mismo, en esta velada en el Garrick Club –mi cena de despedida- el tema de la muerte prematura de Sherlock ha dominado la conversación con la insistencia zafia y tenaz de un norteamericano que presenta su candidatura a un cargo político. Concebido en un momento en que mi única preocupación era dar de comer a mi familia, esa especie de homúnculo, esa marioneta cerebral se ha introducido en la vida de algunos de mis lectores hasta adquirir una entidad mayor que sus propios amigos y parientes. Desconcertante. (…) ¡Qué ingenuidad la mía!, suponer que darle el empujón al viejo Holmes y desde las cataratas de Reichenbach acabaría con el revuelo de una vez por todas y me permitiría dedicarme a mi trabajo formal. Ya ha pasado casi un año desde que ese Sherlock de pega dio el salto, y el público aún sigue indignado por su fallecimiento. A decir verdad, ha habido unas cuantas ocasiones en que he experimentado una justificada preocupación por mi bienestar físico. Aquella mujerona con la cara colorada que blandía un paraguas en una carretera rural cerca de Leeds. Aquel espantajo de hombre que seguía mi coche por la ciudad con mirada de auténtico perturbado mental. El muchacho tembloroso de ojos hundidos que me abordó en Grosvenor Square y se puso a tartamudear revelando tal exceso de violencia contenida que parecía que iba a estallarle la cabeza antes de que lograra escupir una frase. ¡Demencia! (…) Lo que me saca de quicio es la posibilidad de que, a consecuencia de la fanática devoción engendrada por mi Frankenstein de Baker Street, el resto de mis libros, la obra en que he puesto el alma y el corazón, tal vez nunca reciba el juicio justo que todo autor espera del tribunal de la opinión pública. (…) Pero por lo que se refiere a la Pregunta Candente que con tanta vehemencia me fue planteada anoche… la respuesta sigue siendo la misma: No, no y no. No habrá Resurrección. El hombre cayó a plomo dentro de una grieta desde una altura de más de seiscientos metros. Aplastado sin posibilidad de reparación; no existe ninguna esperanza de recobrarlo. Está más muerto que Julio cesar. Se debe guardar un respeto a los dioses de la lógica. Me gustaría saber cuándo lograré hacerles comprender no sólo que está muerto, sino que es un personaje de ficción: no puede contestar a sus cartas, en realidad no reside en el 221B de Baker Street y, a fin de cuentas, no puede prestarles la menor ayuda en la resolución de ese persistente misterio que los obsesiona…” 

Mark Frost “El Sexto Mesías” Ediciones B S.A. Barcelona 2006 pág. 17/19






  “…El incidente… no deja de ser grotesco: Macedonio, el paladín del plagio, y Borges, el futuro héroe de la intertextualidad, disputan mediante terceros acerca de quién ha copiado a quién o quién es el más original de los dos… En numerosos textos aparecidos tras la muerte de Macedonio, Borges reconocería haberlo admirado e imitado “hasta la transcripción, hasta el apasionado y devoto plagio”. (…) Macedonio, por su parte, anotó en una de sus diversas Autobiografías, la que precede “Cirugía psíquica de extirpación” (Sur 84, septiembre 1941): “Nací porteño y en un año muy 1874. No entonces enseguida, pero sí apenas después, ya empecé a ser citado por Jorge Luis Borges, con tan poca timidez de encomios que por el terrible riesgo a que se expuso con esta vehemencia comencé a ser yo el autor de lo mejor que él había producido. (…)” … En este año (1970) aparecen en inglés las “Autobiographical Notes” de Borges… allí… revisa para un público norteamericano, su relación con Macedonio. (…) “No creo que Macedonio pueda ser encontrado en sus libros. El verdadero Macedonio existió en la conversación y morirá con sus interlocutores. (…) Antes de Macedonio yo había sido un lector crédulo. El mejor regalo que me hizo fue enseñarme a leer escépticamente. Al principio yo lo plagiaba devotamente, copiándole algunas afectadas formas estilísticas, lo que después lamenté. Ahora lo recuerdo como a un Adán desconcertado por el Jardín del Paraíso. Su genio sobrevive sólo en unas pocas páginas: su influencia fue de naturaleza socrática. De verdad quise a este hombre tanto como yo puedo querer. (I truly loved the an, on this side idolatry, as much as any).” 

 Carlos García (edición y notas) Correspondencia Macedonio-Borges 1922-1939 Ediciones Corregidor, Buenos Aires 2000, pág. 181-231-245/246.







  Así se vuelve errabundo un texto. Y en esta bruma que afecta al espacio y al tiempo nacen los mitos, y los personajes emigran hacia otros textos, se instalan como nativos en nuestra memoria, como si hubieran existido desde siempre en la memoria de nuestros padres, jóvenes como Matusalén y milenarios como Peter Pan, de suerte que a menudo nos los encontramos hasta donde no son narrados, e incluso –al menos tanto les es dado a los niños- en la vida.” 


Umberto Eco, Entre Mentira e Ironía, Random House Mondadori S.A., Uruguay, 2013 pag. 128





sábado, 23 de marzo de 2013




“(Succ…ess…succ…ess…sucks…)/ 
If you want to be afraid, just be afraid/ 
If you want to go back home, just go back home/ 
If you want to comb your hair, just comb your hair/ 
If you want to be alone, just be alone/ 
If you want to watch the sea, just watch the sea/ 
But do it now, timing is the answer/ 
Do it now, timing is the answer to success.” 

Kevin Johansen “Timing” del Álbum Sur o no Sur





      Siempre compartí el criterio del que el “sentido de la oportunidad” (el timing) es la clave para que algo salga bien. No todo es lo mismo, aunque lo sea, si el momento no es el que debe ser. Pero aunque uno viva haciendo malabares, analizando cada situación, el perfil del entorno, el contexto histórico, la impronta cultural, la variable económica y el trasfondo político antes de mover un dedo, ¡ZAZ! ahí cae la peste a lo Camus y todo se desbarata como el consabido castillo de naipes. 

      Yo venía bien, moviendo las piezas de mi ajedrez mental para obtener diversos resultados (todo muy monotemático, todo para lo único que me importa) que en mi hipótesis ilusoria generaría la concreta obtención de una sala para montar mi Ragnarök, cuando de pronto una fiebre que parecía una gripe pero que luego pareció una infección y luego pareció un colapso genérico que me derrumbó en cama por cuatro días (cuatro días en mi registro es como haber filado la muerte) mandó mis prolijos planes al diablo. Si mis inexistentes creencias religiosas no me prohibieran bajo pena de excomunión consultar a un médico, tal vez una medicación oportuna me hubiera aligerado la carga. Pero mi fobia absoluta a poner un pie en un consultorio me hizo aguantar estoicamente el temporal y recién hoy pude salir de mi lecho de enferma y comprobar que el timing perdió su ritmo.


 


      El zumbido en los oídos y la flojera en las piernas no me desalientan lo suficiente como para no enfrentar la realidad: ya perdí el barco. Puede que una semana no sea tanto tiempo, pero se quebró mi ritmo de trabajo y no puedo hoy, sinceramente, establecer fecha concreta para terminar mi serie de Ragnarök. Hace siete días atrás podía estimar, presuponer, auto-desafiarme. Sentir que podía poner el cuerpo y trabajar 24 horas al día y concretar todo para una fecha determinada. Hoy tengo muy vívida la sensación de no poder levantar la cabeza de la almohada a causa de una fiebre repentina. Mi tosca sabiduría me aconseja: no te metas a organizar nada hasta que tengas todas las obras terminadas. Andá sobre seguro. Ya no podés confiar sólo en la fuerza de tu voluntad. Los años desgastan y las “patas” ya no dan para todo. Es triste pero real. Una cosa por vez, y a reemplazar el ímpetu por la persistente constancia. Habrá que esperar.



sábado, 16 de marzo de 2013





 BIBLIÓFILAS.   Ahora que mi rodilla me deja deambular un poco por Capital (no todo lo que quisiera pero definitivamente más que los últimos tres meses), me he reencontrado con mi ritual de salir a cazar libros. Y este último viernes he dado con una presa asechada desde hace meses (La Gesta del Marrano de Marcos Aguinis, ¡por fin!) y un librito de Jean Markale que me ha resultado ser un hallazgo fabuloso. Los Rebeldes de Dios analiza con una solvencia contundente pero deliciosa los diversos mitos judeo-cristianos (el diluvio, Babel, Caín, Sodoma, los ángeles caídos, entre otros) comparándolos con sus paralelos en las culturas nórdicas, celtas, greco-romanas, germanas y algunas otras. 

      Hacía años que no revivía ese análisis revelador que demuestra la sorprendente similitud simbólica entre Cristo y Heracles. MA-RA-VI-LLO-SO. Pero además en ese libro se trata el mito de Lilith (con h para mí, sin ella para Markale), cuestión sobre la cual no tenía hasta ahora material tan confiable y, sucede además, cuando habiendo concluido La Santa Inquisición II estoy dedicada con prioridad a mi linda y luminosa versión de Lilith. ¿Casualidad? ¿Destino? No, siguiendo el criterio de Markale, debo concluir que dado que me interesan estos temas y pinto sobre ellos que compre un libro que los trata cuando estoy pintando (precisamente) sobre uno de ellos en particular, es algo muy probable. Leo:

  “… Sean cuales fueren las causas reales de la rebelión de Lilit contra Adán, su rebelión contra YHWH (Yahveh) tiene una dimensión completamente distinta, una dimensión cósmica, se podría decir. Como fue entregada a Adán, y por lo tanto, sometida a él, Lilit rompe el contrato que la unía no solo al hombre, sino al creador , o por lo menos al demiurgo, puesto que YHWH actúa aquí, al igual que Prometeo, como un demiurgo encargado de organizar el mundo y a los que lo habitan. Pero Lilit posee un don que no tendrán ni Eva ni Adán: conoce el nombre inefable de Dios. Y como lo sabe, según las antiguas creencias, quien conoce el nombre secreto, inefable, impronunciable, de alguien tiene poder sobre él. Lilit puede negociar con YHWH, porque cuenta con los medios para hacer un trato con él. Esto demuestra además que esa humanidad “femenina” que ella representa poseía el conocimiento supremo, proveniente sin duda alguna de una revelación divina: un conocimiento que no parecen haber obtenido ni Eva ni Adán. Lo que justificaría en gran medida el hecho de que Eva tenga una personalidad incompleta en comparación con Lilit: el demiurgo temía una posible rebelión femenina y se cuidó muy bien de transmitir la revelación sobre su real ser a la segunda mujer que creó. Por otra parte, parece ser que Lilit fue creada de la nada, mientras que Eva fue creada de una “costilla” simbólica de Adán, creado a su vez a partir de la “arcilla del suelo”. Entonces se puede concluir que Lilit tiene una naturaleza celestial, y que Eva, en cambio, tiene una naturaleza terrenal, en especial cuando se repite con insistencia el hecho de que no es más que una emanación del primer hombre para estar sometida a todas sus voluntades, un razonamiento algo tortuoso, pero de una lógica absoluta.“

 Jean Markale “Los rebeldes de Dios Grupo Ilhsa S.A. - Editorial El Ateneo, Buenos aires 2006, pág. 62/63.-



 



-O sea- dice una de mis voces – que hay dos líneas de descendencia femenina. Las mujeres que descienden de Lilith, de la mujer primordial, plena y superior al “monigote de arcilla” que viene a ser Adán, y la línea de estúpidas domésticas salidas de una costilla de un ser que, de por sí, ya no era la gran cosa. Algo así. Supongo. Mi voz de anteojos delata mi escepticismo: 
-No hay dos, es solo una. La misoginia judeo-cristiana inventó el cuento de Eva para fundamentar su abuso y su dominación. La educación hizo creer a las mujeres, por siglos, que debía depender del hombre por ser inferior a él desde su creación. Ha sido mero lavado de cerebro. A mi también me cierra más esa versión. O será que de tanto darle al politicamente correcto latiguillo de que “todos somos iguales” considerar cualquier diferencia –aun en beneficio de mi género- me suena a discriminación. Mi voz rubia remolonea maliciosa:
-Pero sí hay diferencia. Vos ves todavía mujeres tan convencidas de su propia inferioridad que es dificil no pensar que eso ya le viene en los genes. Y hay otras, aun hace siglos cuando no era tan fácil, que andá a decirles que eran menos que alguien. Tal vez es real que unas desciendan de una línea iniciada por una diosa y las otras sólo de la pobre y segundona Eva… Yo quiero insistir en mi convicción que es sólo una cuestión de plenitudes y de educación. Si te educan para creerte menos, limitada, nunca vas a tratar de desplegar todo tu potencial. Se que en alguna parte mi razonamiento falla, pero al fin y al cabo yo también fui educada como “mujer” en la cultura occidental y cristiana. A mi no me hablaron de Lilith ni en el catecismo, ni en el Liceo de monjas ni en mi Universidad jesuita pese a tener cinco años de teología. La descubrí con Borges por fuera de la educación tradicional. ¿Cómo saber que uno desciende directo de los dioses si no te lo dicen?





miércoles, 13 de marzo de 2013




     Siempre me empeciné en considerarme (o aspirar a ser) pintora. Cuando decidí conscientemente que lo único que realmente quería era pintar (hace más de treinta años) dí por hecho que dibujar no era algo que me interesase demasiado.- Dibujar era algo normal, ¿no? Algo que todo el mundo hace, que cualquiera puede hacer. Algo que no tiene gracia ni mérito. 

      Lo valioso, lo “en serio” es pintar. Y contra esa meta me dirigí con mi tozudez característica. Pasaron muchos años en lo que traté de mostrar mis pinturas pese a que lo único que obtenía eran severísimas y defenestrantes críticas (todas ellas justas, a que negarlo: yo pintaba realmente muy mal). Y también por esos tiempos me aconsejaban (ahora sé que con honestidad y buena intensión) que me dedicara al dibujo. ¡Que ofensa! ¡Que atropello! ¿Dibujar? ¿Pero cómo se atreven? Yo era una “pintora” (aunque pintara espantosamente mal).




 



    Recién en 1994 y ante la insistencia insoportable de alguien aun más obcecado que yo, acepté hacer un dibujo (El Inmortal) para presentar en un certamen en México. Finalmente, el dibujo no viajó al evento y yo comencé la serie Borgeana. Descubrí (acepté al fin) lo increíblemente placentero que me era dibujar, lo adecuado que era ese medio a mi manera de entender el mundo, y a partir de ahí, al relajarme ante mi propia realidad, empecé a pintar con un poco más de gracia.




 


      ¿A que viene esto? A que de vuelta estaba negándome a dibujar por estar ocupada en cualquier otra cosa (mixturas experimentales, interviniendo con fuego trabajos en papel, probando cuanta porquería nueva sale al mercado) y dejando mi cajita con lápices 2B, 3B y 5B (los únicos números que uso) abandonados en un rincón. 

      Hace unos días alguien me remitió la convocatoria de un certamen internacional de dibujo que se celebrará en Barcelona. Recalcan dibujo tradicional en lápiz o tinta, pero sólo dos colores. Nada de variaciones. Monocromático. Y consideré la posibilidad de volver, simplemente, a dibujar. Y como aquella primera vez, empecé esbozando un retrato de Borges. Y como antes, la vorágine de imágenes se me agolparon en malón y me encuentro sumergida en una maraña de “antiguos dioses que no saben hablar” delineando un Ragnarök en blanco y negro, en escrupuloso dibujo tradicional, tal como el maravilloso cuento de Borges me lo prefiguró en el comienzo de mi interés en el Ocaso de los dioses.

     Y una cosa lleva a la otra y de pronto me siento delimitando definitivamente la serie Ragnarök: el dibujo iniciático como anuncio de lo que será, reproducido en la tapa del catálogo-reseña- donde se deslizan (con sus textos compilados de variada lectura) La Santa Inquisición I y La Santa Inquisición II – La Cruzada Albigense. Prisionera del Catecismo y Lilith. Mi tótem. Y dos largas columnas con mis listas de Angeles y Demonios (que estoy confeccionando con confetti de papel de diario). Y un laberinto armado con mis dibujos plagiarios de las iluminaciones de los Beatos y miniaturas medievales. Lo visualizo todo junto, montado en un espacio austero pero luminoso. Siento, fisicamente, que ya es hora de empezar a planear mostrarlo todo junto. Puede que más no sea otro brote y se me pase pronto. Puede que empiece a buscar sala –a mi exclusivo costo y riesgo- para exhibir mi Ragnarök. O puede que simplemente el entusiasmo se derive de este goce de volver a dibujar y, en breve, se me pase cuando ya esté interesada (fanáticamente) en otra cosa.



 


P.D. Acabo de regresar de la calle y me sorprende la noticia de que Bergoglio fue elegido papa. ¿Bergoglio? ¿Papa? Nuestra faraona local (su archienemiga pública) debe estar suturándose las venas que se acaba de cortar. Realmente es una sorpresa. Un auténtico Ragnarök para algunos compatriotas (K).








 

sábado, 9 de marzo de 2013




Terminé La Santa Inquisición II – La Cruzada Albigense.

 Tras dos semanas de asedio, Béziers sucumbió al ataque de los cruzados. El señor de la plaza, Roger de Trancavel, Había solicitado el apoyo de Pedro de Aragón pero éste nunca llegó. ¿Cómo iba a enfrentarse el rey de Aragón a un ejército bendecido por el Papa? Arnoldo Amaury ordenó, entonces, que 20 mil prisioneros fueran ejecutados. (…) Los sobrevivientes de Béziers, enfermos, exánimes, heridos y semidesnudos, fueron expulsados de la ciudad.(…) Al enterarse de aquello, Inocencio se sintió turbado. No era fácil mostrar su mejor cara ante los cardenales, sostener que todo marchaba bien, a pedir de boca, mientras albergaba tantas dudas… ¿De veras lograría socavar la herejía provocando tantas muertes en el Languedoc? (…) ´Qué cómodo sería que el demonio existiera´, resolvió, ´Todo sería cuestión de culparlo, de atribuirle todo aquello que la figura de Dios no basta para explicar´. Predicaba la existencia de un solo Dios pero, en la práctica, necesitaba dos: uno para justificare el bien y el otro –el demonio- para justificar el mal- ´Los cátaros no están del todo equivocados´ llegó a decirse. Luego recapacitó: lo cómodo, lo verdaderamente cómodo sería que Dios existiera- ´Sólo tendría que ponerme en sus manos. Dejárselo todo a El.´ Pero el problema, lo sabía, era suyo. No del diablo ni de Dios. (…) El Papa quería cerciorarse de que los frescos que había ordenado pintar en diversos templos –particularmente en la basílica de San Pedro- , despertaban tanto la piedad como el miedo. (…) Aquí se encontraba… cuando el padre Alvar, sin que nadie acertara a explicar de dónde había saldo, se arrojó a sus pies… (…) -… ví la saña del abad del Cister, oí los gritos de hombres, mujeres y niños que no entendían lo que ocurría. Cientos de inocentes fueron sacrificados por Simón de Montfort, sí. Vi cómo los degollaban, su Santidad. Lo vi. -¿Consideras inocentes a quienes desafían a Cristo? ¿Consideras inocentes a quienes siembran la discordia? -Su Santidad: ni el abad ni Simón de Montfort se han detenido un instante para averiguar quién ha desafiado a Cristo y quién no. Cuando increpé a Amaury en nombre de Su Santidad, respondió que había que sacrificar a todos, que ya Dios reconocería a los suyos en la otra vida. Así lo dijo, sí, sí… (…) –Es un clérigo apasionado- resopló por fin. -Es un carnicero despreciable, con perdón de Su Santidad. Lo ví en Bram, trepado a su litera, cubierta por damasquinos, regocijándose al ver cómo mutilaban la nariz y el labio superior a los cien sobrevivientes de la ciudad, sí. (…) –Los caminos de Dios suelen ser inescrutables- respondió- ¿Quién te dice que esos cien mutilados no servirán de lección para que otros herejes reflexionen y vuelvan al buen camino? Si hoy no los detenemos, así sea a través de estos métodos escalofriantes, mañana dividirán a la Iglesia y acabarán por dividir a la cristiandad. -A noventa y nueve- continuó el benedictino avanzando de rodillas hacia el Papa- les arrancaron los dos ojos, si. Al último sólo le arrancaron uno para que pudiera guiar a sus compañeros, sí. Y Amaury reía, a carcajadas, agitaba sus piernas. -Los caminos del Señor son inescrutables- repitió Inocencio, como si quisiera convencerse a sí mismo de lo que decía.” 

Gerardo Laveaga, El Sueño de Inocencio, Pág. 293/305






    Pese la demora involuntaria que fue mi rodilla luxada, finalmente puse esta mañana los últimos empastes de óleo blanco y firmé. Para ser la primera obra que desarrollo con desnudos masculinos me siento bastante satisfecha. Sé que hay multitud de detalles que supongo superaré cuando haya trabajado con el desnudo masculino tanto como con el femenino. Que el equilibrio del cuerpo (la proporción) surja naturalmente. De memoria. Puro instinto.





  Es una de las pocas obras que ví en mi cabeza antes de empezar a esbozarla. Por lo general, la imagen se va conformando sobre el soporte, superponiendo formas, marcando espacios, determinando las necesidades de proporción y equilibrio –las famosas diagonales-, componiéndose sobre la marcha la versión definitiva del conjunto. Esta no. Hace bastante (bajo el influjo de la fiebre por lo que recuerdo) ví las ruinas de un castillo de la Provence (Puivert), un Cristo imponente, físicamente poderoso y bello, y al Abad Amaury, con las manos tintas de la sangre que desparramó alegremente (la sangre fue al cabo una clavera), cruzándolo como recordatorio de que toda versión tiene dos caras. Dentro de mi cabeza la imagen me convencía de resumir toda la inmensidad de lo que fue la única cruzada en territorio europeo. Ahora, frente a la obra terminada, creo que mi inconsciente búsqueda de belleza superó al espanto propio del concepto de base. El resultado me gusta mucho (pero puede que sea sólo la costumbre de haberlo estado viendo tantos meses).



 



  La cruzada iniciada con la matanza de Béziers, pronto sembró el terror, que propagó la práctica de las grandes hogueras colectivas ordenadas por el legado del Papa, Arnaud Amaury, abad de Citeaux. Este mismo prelado, como ha demostrado el historiador Jacques Berlioz, había manifestado en Béziers su buena cultura religiosa extrayendo de los Salmos su célebre consigna: ´¡Acabad con ellos, porque Dios conoce a los suyos!´ Sobre el mismo tema, escribió también al papa Inocencio III: ´La venganza de Dios ha hecho maravillas, hemos matado a todos…´” 

Anne Brenon, Los Cátaros Ediciones B S.A. Barcelona 1998 pág. 76







viernes, 8 de marzo de 2013



ESTUDIO SOBRE LA DOMINACION 
Mixtura – Polidíptico 
Colección Privada 



      Suena encantador que las mujeres tengamos un día. Como lo tienen los animalitos de dios (29 de abril en Argentina). Así una vez al año, se nos “festeja”. Tan bonito... Yo, como mujer, me siento muy agradecida de que me “homenajeen” -¿quién? Los hombres, claro. “Ellos”, los que no tienen un día específico para ser “festejados” por que no lo necesitan, nosotras le aguantamos la vela TODOS los días del año (¡pobrecitos!)-. Alguien me pidió hace poco que le facilite algunas citas para un discurso que iba a dar el día de hoy en uno de los “sentidos” homenajes que vas a desplegarse en la jornada. "A buen puerto vas por leña… " soltó con una carcajada una de mis voces. Pero yo he sido educada para ser solícita y amable y como si no me gustara remolonear en mi biblioteca separé algunos libros y le preparé una lista. Honestamente, dudo que le sirva.






(San Pablo a las mujeres de la congregación) “Cállense en las asambleas; que no les está permitido tomar la palabra; antes bien, estén sumisas (…) Si quieren aprender algo, pregúntenlo a sus propios maridos en casa (…)”

1 Corintios, 14: 34-35






“Su aspecto es hermoso; su contacto fétido y su compañía mortal. (…) Todas estas cosas de la brujería proviene de la pasión carnal que es insaciable en estas mujeres.” 

Kramer y Sprenger, El Martillo de las Brujas (Manual del Inquisidor)






“Hay muchas situaciones en medio del mundo que pueden debilitar el vigor del alma e impedir el camino recto. En primer lugar, el trato con las mujeres (…) En efecto, la mirada golpea y turba el alma, no sólo la mirada de la intemperante, sino también de la prudente.” 

Juan Crisóstomo, Diálogo sobre el sacerdocio, VI, 8.






“Es un signo inconfundible de estrechez de espíritu, equivocarse respecto al problema fundamental del hombre y de la mujer, es decir, negar el abismo que los separa y la necesidad de un antagonismo, soñar que pueden tener igualdad de derechos, una educación idéntica, las mismas pretensiones y los mismos deberes. (…) Por el contrario, un hombre que posee profundidad en el espíritu, en la mente y en los deseos, y al mismo tiempo una profunda benevolencia, y que simultáneamente sea capaz de una severidad, de una dureza con las que se le pueda confundir, no puede pensar a propósito de las mujeres más que a la manera oriental. Debe considerar a la mujer como una propiedad, como un bien que hay que guardar con llave, como un ser hecho para la domesticidad, que se encuentra identificada con esta situación subalterna. (…) …Hacer que el hombre abandone la idea de que la mujer debe ser guardada, cuidada, protegida como un animal doméstico, aunque más delicado, extrañamente salvaje y a veces agradable; rebuscar con torpe indignación todo lo que la posición social de la mujer tuvo y tiene aún de servil y de sumisión (como si la esclavitud fuese contraria a la civilización y no más bien la condición de toda civilización superior, y de todo progreso en civilización). ¿Qué significa todo esto si no es que los instintos femeninos se esterilizan y que la mujer renuncia a ser mujer? (…) …Son imbéciles que desearían rebajar a la mujer al nivel de la “cultura general”, quizá incluso hasta obligarla a leer periódicos e intervenir en política. Algunos quisieran llegar a transformar a las mujeres en librepensadores y en gente de letras, como si una mujer sin religión no fuese para un hombre profundo e impío alo absolutamente repugnante y ridículo.”

Federico Nietzsche, Mas allá del bien y del mal – Séptima parte. Nuestras Virtudes Nros. 238 – 239






 “Odio a las mujeres, por lo poco que sé de ellas. (…) Nunca he subido al piso de arriba. Alguien ha dicho que las mujeres no son más que el sucedáneo del vicio solitario, salvo que se requiere más imaginación. Por eso vuelvo a casa y de noche sueño con ellas, pues no soy de hierro y, además, son ellas las que me provocan.” 

Umberto Eco, El Cementerio de Praga, pag.25/27






“Así somos, ¿no es cierto? Ya lo dijo el poeta:/ Movilidad absurda de inconsciente coqueta./ Deseamos y gustamos la miel de cada copa/ Y en el cerebro habemos un poquito de estopa./ Bien; no, no me preguntes. Torpeza de mujer,/ Capricho, amado mío, capricho debe ser./ Oh, déjame que ría… ¿No ves que tarde hermosa?/ Espínate las manos y córtame esa rosa.” 

Alfonsina Storni, Capricho






  “¿No crees que habría que educar a los hombres también? Ellos suponen que todo lo saben. Lo prueba el hecho de que cualquier analfabeto varón tuvo derecho al voto, mientras que una mujer, así fuese Madame Curie, no lo tuvo… hasta hace unos años. Yo he vivido esas injusticias y no deben olvidarse si no deseamos no recaer en lo mismo.” 

 Victoria Ocampo, Entrevista a Mildred Adams, La Gaceta de Tucumán 6 de Junio de 1976.

miércoles, 6 de marzo de 2013




“(…) -…piojosos… los pobres son piojosos… -No, no debe decir eso- Arno se inclinó hacia delante, pálido pero con determinación-. Son seres humanos y por ello deben ser valorados. Y ayudados también, ya que no pueden solos. ¿Acaso en la Biblia no dice que los sumisos heredarán la tierra? -Ya lo han hecho- Guy soltó un aullido irónico. –Hay tumbas por todos lados llenas de ellos.” 

Carolina Grahan La muerte disfrazada, ML Editores SRL 2007.



     Si yo rezara (lo que, afortunadamente, no hago) elevaría una plegaria al inexistente dios de los ateos pidiéndole que me libre de las personas que son público adalid de la moral y de las buenas costumbres. Los modelos de sacrificados “padres” y abnegadas “madres”. Los dueños de la verdad. Los que “deben-ser-obedecidos”. Los INFALIBLES. A los que hay que reverenciar y acatar sin opción a la duda. Quién sea y a quién corresponda: por favor, ¡líbranos de ellos! 

      No es nada personal (toda forma de vida tiene derecho a la existencia), pero que me los aparten. Guardemos las distancias. El mínimo de ese “espacio vital” que supo generar una guerra. Les agradezco desde ya la intensión noblísima de evangelizarme, de hacerme regresar al buen camino, de recuperar el alma y ganarme el cielo. Muchas gracias, pero no. Estoy bien donde estoy siendo quién soy. 


      “¡Las nobles ambiciones! ¡Y esto es todavía la vida!- ¡Si la condenación es eterna! Un hombre que quiere mutilarse está bien condenado, ¿no es verdad? Yo me creo en el infierno, entonces estoy. Es la ejecución del catecismo. Yo soy esclavo del catecismo. Yo soy esclavo de mi bautismo. Padres, habéis hecho mi desgracia y habéis hecho la vuestra. ¡Pobre inocente!- El infierno no puede atacar a los paganos.”

Arthur Rimbaud Una temporada en el Infierno (Noche del Infierno).







     ¿Y me preguntabas por qué titulé esta obra Prisionera del Catecismo?





domingo, 3 de marzo de 2013

     Y aunque nadie pueda creerlo, mis chicas estuvieron a la vista de la gente y no se produjo ningún desastre. Estuvieron ahí, con sus desnudeces varias, como si tal cosa. Se ve que anoche no resulté tan “ofensiva” como me auguraron otros galeristas en otras oportunidades. Quizá se debió al lugar, que cumple su premisa de Arte Emergente, o –seguramente- a la impronta de su propietario, el maestro Regazzoni que no resulta ser precisamente prejuicioso o conservador. Eso se nota apenas arribar a los galpones del ferrocarril donde funciona su taller y la galería.


















 Mis obras estaban al fondo del salón


 
 


      Y Carlos Regazzoni en persona se acercó a darnos la bienvenida al espacio, instigándonos a aprovechar la oportunidad que nos daba el lugar ante la dificultad habitual que suele presentar Buenos Aires (¡que me lo diga a mí!). Asumió que de la obra colgada había varias que merecían “que les prendiera fuego” (por favor que no sea en serio, al menos no las mías…) y concluyó definiendo sus tres pasiones: Las armas, los culos y el arte (ahí me tranquilicé: no iba a quemar a mis chicas, al
menos no las que están de espaldas).