sábado, 30 de junio de 2012

     Más obras viejas. LUX, óleo sobre tela, algo conservador a vistas de mis preferencias actuales por mezclar todo con todo. De los pocos óleos "limpios" que hice. Año 1999 creo. Ganó un tercer premio en un concurso en Buenos Aires de pintura.



 
 
 
     RUINAS RELIGIOSAS (2001) Óleo tambien, pero ya con un injerto. Estampitas (reales, bendecidas, de mi abuela) pegadas a la obra. Ambas obras las vendí por internet, y si mi memoria no me falla (y no siguieron viaje fuera de mi conocimiento) deben estar en México.



 
 
 
     ALICIA EN EL PRINCIPIO ya marca mi preferencia por la mescolanza. Dibujo sobre papel, agrega tinta y óleo en la figura femenina. Ganó un primer premio concursando como dibujo. Creo (realmente tengo poco control sobre mi obra en general) que está en San Martín de los Andes.



 
 
 
     Y ya abiertamente abocada a trabajar sobre papel en superposición de técnicas PROLOGO funge como inicio oficial de mi "piedra libre" a hacer cualquier cosa sin respeto a las reglas de juego. Año 2002. Como principio oficial la tengo conmigo, colgada en mi casa.





























     PROLOGO II viajó a España a un concurso, donde ganó un accesit y se quedó. Supongo que anda por Córdoba todavia. Año 2002 o 2003.



 
 
 
 
 

viernes, 29 de junio de 2012

 
 
 
     La idea original de este blog era reseñar la génesis y la concreción (ojalá) de RAGNARÖK. Paso a paso dejar testimonio del por qué, del como y el para qué de entablar la realización de una serie de obras que -soy consiente- difícilmente podré exponer al público.

     Pero como es lógico en mí, tiendo a ir muy lento en mi trabajo ya que mi vida “civil” (la que me da de comer y me hace lucir casi normal a vistas del mundo) me absorbe demasiadas horas y mi resistencia física ya no es la de antes. Y, para colmo, me disperso en mi multitud de intereses paralelos. En un intento de mantener la coherencia de mi proyecto inicial, me argumento que aunque actualmente muy poco refiero de RAGNARÖK en el blog, llegará el momento en que las obras y su razón empiecen a ocupar su debido lugar (reitero: ojalá!).
 
     Entretanto, voy “preparando el terreno” con un recuento de mi pasado como artista, de las obras que precedieron a las que hoy siento constituirán un punto de llegada (transitorio espero, si es que no me muero o me incineran por mera justicia poética). Básicamente, mi “antes” de La Santa Inquisición y sus secuelas.

     Uno es quien es, y en el caso de un artista plástico, es esencialmente sus obras. Podré renegar de cosas que hice en el pasado (que, de hecho, NO reniego, por eso las incluyo en este listado de existencia), pero cada obra ha sido un paso en una misma dirección, en el diseño de mi identidad final como artista.

     Para una autodidacta como yo (que no ha tenido más maestros reales que copiar las tapas del Dartagnan, El Tony e Intervalo), la práctica y la obcecación han sido los pilares de mi etapa de formación. Etapa que empezó a los diez o doce años (cuando por descarte decidí ser “artista” ya que no podía dejar de dibujar) y que sigue hasta el día de hoy con mis divertidos experimentos de mixturas y de intervenciones con fuego y agua sobre el papel. No se cuanto valor tenga mi trabajo. No sé tampoco como se mide el “valor” en una obra plástica. Supongo que, como todo, algo tiene que ver un buen publicista y una buena política de mercado. Pero en lo personal, mi trabajo (sé que suena cursi) es mi vida, el hilo conductor y el sostén de una existencia que probablemente hubiese terminado pronto y mal si no hubiese sido porque siempre había algún dibujo en el que estaba trabajando y que concentraba mi atención.

      Frente a la nada (o lo muy poco) alguna vez la posibilidad de crear lo significó todo. Y uno se acostumbra. Alguna vez otro pintor me dijo que el arte era un amante exigente y desagradecido. Yo no lo comparto. El arte es un amante amigable y leal, que consuela con paciencia, que reconforta con la seguridad de que más allá del hoy y del ahora hay un siempre, la perdurabilidad de la belleza y de la convicción de hacer lo que uno siente sólo porque sí. Como artista, uno puede crear y hacerlo sólo porque puede y quiere. Para nada, para nadie, pero sin pedir permiso ni rendir cuentas.

      Yo hoy puedo pintar sabiendo que no voy a poder exponer, que quizá nadie vea mi trabajo. Y de verdad no me importa. Porque el placer de hacer lo que quiero y con mis reglas es más que suficiente. Reafirma lo que soy. Independientemente de todo. Invencible.

     ¿Obras viejas? De lo primero que exhibí entre los dieciocho o diecinueve años. Mis Cristos Negros y unas mascaritas muy tranquilas. Al principio del blog, de cuando retrataba glorias del cine clásico para colgar en los bares, un retrato reflejo de Bogart.


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

jueves, 28 de junio de 2012

 
 
 
     Entre mis varias obsesiones, la “cacería” de libros es una de las que me provoca más placer. Máxime cuando en Buenos Aires abundas las librerías de usados y los precios resultan muy accesibles. Confecciono listas mentales de los libros que quiero incorporar a mi biblioteca personal, aunque invariablemente siempre sucumbo a otros que no se encuentran dentro de mis listas y que provocan nuevas estrategias. Siempre he creído que muchos libros (la mayoría) me han salido al encuentro, como si fuera yo parte de un plan ajeno y que mis compras programadas no dejan de ser una resignada farsa del libre albedrío.
 
       A los doce o trece años se me cruzó en una librería de usados de Lanús un ejemplar (que conservo) de la Historia Universal de la Infamia. Ahí descubrí a Borges y fui avanzando en esos años en un “programa” de lecturas digitada por él: Stevenson, Shaw, Lewis Carroll, Swift, El Séptimo Círculo, Bioy y Silvina Ocampo. Después me crucé con Rimbaud (en una biografía novelada de James Ramsey Ullman, El día en llamas”) y sucumbí ante el simbolismo francés: Baudelaire, Verlaine, Mallarmé. Gidé después y Sartre al final sólo para fastidiarme.



 
 
     Por Borges avancé a los alemanes, descubrí a Leo Perutz, y por éste a uno de mis actuales autores favoritos, Philipp Vandenberg, magnífico como historiador y entretenido como novelista anticlerical. El autor que describió a Roma tal cual como la sentí al poner un pie en ella (Capitulo Uno de “Cesar y Cleopatra”).

  Y como en un decante lógico fuí a parar a Umberto Eco que, a través de El Péndulo de Foucault”, me lanzo vertiginosamente a la lectura de cátaros y templarios y a la pasión por la semiótica.   Soy la pelotita de un flipper (pinball), voy de un lado para el otro a voluntad de un hábil jugador desconocido (y sueno a Belbo en su ensoñación de Lorenza Pellegrini).

     Mi biblioteca personal es mi rincón de juegos, el lugar donde elucubro planes de cacerías caprichosas que compensan las jornadas de trabajo aburrido, rutinario y poco satisfactorio: conseguir el título que me falta de la saga de Mr. Ripley de Patricia Highsmith (la que se traslada a Hamburgo); completar todos los títulos publicados de Anne Perry (tengo más de 40 títulos pero esta mujer es realmente prolífica), recomponer completa la publicación de SUR (lo que se complica por el estado de las revistas y por la escases, ya que no salen al mercado muy seguido)…

       Y de ahí para acá, uno va convirtiéndose en un bicho raro (más raro todavía) que masculla solo a paso vivo recorriendo la Avenida Corrientes, haciéndose tiempo entre una obligación y otra para husmear –con aire conspirador- en anaqueles polvorientos a ver que hay de nuevo y que enlace cósmico vincula lo que estamos buscando con lo que terminamos encontrando.

     Y todo lo que en el medio se cuela: historia medieval, la saga de los Borgias, una nueva biografía de Marcel Brion, el libro de cocina de Leonardo, o chiquicientos "pasquincitos" policiales que van al rincón donde estoy compilando una prolija biblioteca de novela negra y policial británico (anque franco y español): Colin Dexter, P.D. James, Christie, Ruth Rendell, Perry, Simenon y Manuel Vázquez Montalban; americanos como Ellery Queen (veta borgeana), Rex Stout, Dickson Carr y el también prolífico Connelly (que con su Harry Bosch que homenajea al Bosco lo siento menos simplista que a sus compatriotas contemporáneos).
 
     El problema con los libros es siempre el espacio. Y en mi caso, si se le suma el considerable espacio que ya ocupo con caballetes, tableros de dibujo y algunas obras aparatosas (como las esculturas en papel y las máscaras de diablicos de RAGNARÖK , o el viejo totem de latas de Primitiva), mis problemas de logística espacial son día a día más severos.



 
 
 
     A veces (y sólo por un ratito) envidio a la gente apática, a la que no se interesa demasiado en nada, la que no siente curiosidad, la que no padece de mi síndrome compulsivo de coleccionista; la que puede ir por la vida sin maravillarse de algo cada diez minutos. A mi todo me interesa, todo me provoca buscar, indagar, entender, saber más. ¿Para qué? Para nada. Sólo porque es fascinante. Sólo por el privilegio de ser el espécimen animal superior de la creación no por el pulgar opuesto sino por estar facultado del don del conocimiento, del exclusivísimo poder de aprehender. De la maravillosa capacidad de descubrir y asombrarse.
 
 
 
 
 

domingo, 24 de junio de 2012




“Durante los últimos veinticinco años de su estudiosa vida, el inminente hombre de ciencia y filósofo Emanuel Swedenborg (1688-1772) fijó su residencia en Londres. Como los ingleses son taciturnos, dio en el hábito cotidiano de conversar con demonios y ángeles (…) Cristo había dicho que las almas, para entrar en el cielo, deben ser justas; Swedenborg añadió que deben ser inteligentes; Blake estipularía después que fueran artísticas. (…) Los trajes de los Ángeles resplandecen según su inteligencia. En el Cielo los ricos siguen siendo más ricos que los pobres, ya que están habituados a la riqueza (…) Los pobres de espíritu y los ascetas están excluidos de los goces del Paraíso porque no los comprenderían.”

Jorge Luis Borges, Los Ángeles de Swedenborg – El Libro de Los Seres Imaginarios.- 



     Definitivamente resulto más propensa a adherir a la aspiración del ideal de Swendenborg by Borges (ser justo, inteligente y artístico) que a las tradicionales virtudes católicas que recuerdo del catecismo infantil: ser casto, pobre y obediente. Es extraño que siempre termino simpatizando con la postura ética de filósofos y escritores (Shaw diciendo algo así como “Me he librado de la extorsión del Cielo), y sintiendo disgusto físico sobre el adoctrinamiento (quiero creer que de vocación ética también) de los referentes religiosos. 

      La debida vocación evangélica de “pobreza de espíritu” me resulta un abierto llamado a la mediocridad (que lamentablemente muchos católicos acatan); la obstinación de signar de “pecado” la natural y sana pulsión sexual del ser humano me convence de la necedad de la iglesia de persistir en tapar al sol con un dedo; y la absurda afirmación que hace poco le oí pronunciar al Nuncio local de que la ley que legitimizó el matrimonio igualitario (entre personas del mismo sexo) estaba “inspirada por el Diablo” me obliga a evitar cualquier intercambio intelectual. Usar a Satanás como argumento de debate en esta época resulta tan pobre como el espíritu ideal del católico. Insisto, no es nada personal. Como agnóstica, que cada cual crea en lo que quiera mientras no pretenda convencerme. 

     Hago el comentario solo porque relacioné el pobre espíritu cristiano con uno de los trabajos que separé ayer para subir al blog. ESPIRITU FEMENINO es un dibujito viejo (de 1996 creo), que ganó un par de menciones cuando lo presente a concursar en su época, y que siempre me resultó muy identificatorio del alma femenina. Múltiple e inquieto. Rico en posibilidades.  Sin pobrezas de ningún tipo.







        Era la época de dibujos rápidos y divertidos. Todos formaron parte de la serie “Fantasías de una muñeca inflable, serie que, obvia decirlo, nunca pude exponer en forma conjunta. Pero de esa serie guardo buenos recuerdos, ya que fue bastante leal en registrar la decadencia de la década del 90. Y me dí el gusto de hasta pintar a la Patria desnuda también...



 


“Yo la siento cruzar ante mis ojos 
Y es una estrella muerta la que pasa. 
Dejando en pos de su fulgor, la sombra, 
Porque en pos de su luz, reina la nada! 
Yo la siento cruzar ante mis ojos 
Y la pupila tras de sí me arranca, 
Cual si su imagen desgreñada y torva, 
En vez de su visión, fuese una garra 
Yo la siento cruzar ante mis ojos 
En aterrante procesión fantástica, 
De biblias del deber que ya no enseñan, 
De apóstoles del bien que ya no hablan, 
De laureles de honor que ya no honran, 
De inspirados de Dios que ya no cantan, 
De púdicas estolas que envilecen, 
De patenas limpísimas que manchan, 
De eucarísticos panes que envenenan, 
De banderas celestes que se arrastran! 
Yo la siento cruzar... ¡Seres felices 
Que carecéis de luz en la mirada, 
¡Ah! yo no puedo soportar la mía 
Bajo la horrible sombra de mi patria! 

Almafuerte – La Sombra de la Patria (fragmento)





jueves, 21 de junio de 2012




Sé que hay ojos, los más melancólicos a veces,
Que no ocultan secretos preciosos; (…)
¿Pero acaso no basta que seas la apariencia
Para regocijar un corazón que rehuye la verdad?
¿Importa acaso tu torpeza O tu indiferencia?
¡Salve, máscara o adorno! Venero tu belleza.

Charles Baudelaire



     Es imprescindible lucir tarada. No apartarse de la manada y compartir puntillosamente gustos y preferencias de “la” mayoría. No hay que desentonar nunca demasiado (escucho venir desde mis espaldas el severo ¡¡¡¡SSShhh!!!! materno de cuando hablaba o reía a los gritos en un lugar público). Jamás llamar mucho la atención. Ser “uno más”, uno de “los otros”, “parte del todo”, todo uniforme, todo igual, lo que “debe ser”. La insoportable temperatura de estufa de Herman Hesse. ¿A los tibios los escupía dios? Lo bien que hacía.
 
     Y conste que lo intento. Al fin y al cabo fui educada para ser la buena hija del vecino. Toda prolijita, toda calladita. Sumisa y obediente. En líneas generales, yo no confronto. Pero nada de eso implica per sé que yo no piense (que no pueda o que no quiera). El que no vaya por ahí dando a gritos mi opinión a diestra y siniestra no quiere decir que no tenga una opinión. Si me preguntan, ¡salve dios! puedo esbozar un pensamiento coherente. Y hasta fundarlo (¡!) Y, ¡horror de horrores! ¿Cómo me atrevo a pensar diferente a los demás? ¿A tener una (¡!) idea original?

      Vale una aclaración: como auténtica y esmerada esquizofrénica, tengo mis dos vidas escindidas y paralelas. Y muchas de las personas (casi todas) que frecuento en mi “vida civil” ignoran mi vida de artista. No conocen mi obra. Obviamente cualquiera que esté al tanto de mi trabajo no espera de mí la docilidad de una monja de clausura ni la vacuidad de un ama de casa de los cincuenta. Pero los que sólo me ven diariamente en mi esfera laboral me presuponen una persona “normal”. Una más de la “mayoría”, de los que comparten la pasión por patéticos shows televisivos y siguen con devoción los vaivenes sentimentales de presuntos actores y actrices. De los que tienen por prioridad “pertenecer” al grupo de los “ganadores” en los ámbitos políticos, económicos o profesionales. “¿A donde vas Vicente? A donde va la gente.”

     Normalmente no discuto. Normalmente me importa un cuerno lo que los demás piensen u opinen. Allá ellos y acá yo. Pero cuando en un atisbo de socialización (a la que claro es que escapo por instinto de supervivencia) alguien cercano pregunta yo contesto. Y no disimulo quien soy ni lo que pienso. Y resulta imperdonable. ¿Cómo puedo abrir la boca y demostrar de modo irrefutable la absoluta idiotez del resto? Si el precio de “pertenecer a la mayoría triunfadora”, de ser “socialmente aceptado” y de estar “saludablemente insertado en la comunidad” es tener que lucir estúpido, pensar como un estúpido y acabar afirmando que la estupidez es la nueva ideología integradora prefiero seguir siendo una autista. Aislada y solitaria. Muchas gracias, pero no. Se los agradezco, pero NO.


Me odian porque soy menos ignorante que el resto de los hombres.” Charles Baudelaire.



 
 
 
    Pero debo reconocer que ser estúpido (parecerlo o simularlo) tiene visibles ventajas. Nadie espera nada de un estúpido. Nadie les exige nada y hay una benevolente indulgencia hacia su desidia o hacia su evidente torpeza a la voz de "Pobre... no dá para más...". La vida es sensiblemente mas fácil si uno es un estúpido socialmente reconocido.

     Distinto es el caso para los que nos hemos tomado la molestia de comportarnos en público como seres pensantes. Se nos exige todo, se da por hecho que podemos y debemos hacernos cargo de todo y que si cometemos errores (que los cometemos obviamente y a un normal ritmo humano) estos son IM-PER-DO-NA-BLES. Y como contracara, tampoco hay la más mínima valoración o reconocimiento.

      Cuando te signan "inteligente" desde tu más tierna infancia todo lo que hagas carece de mérito. Todo es resultado de tu "inteligencia", como si el esfuerzo, la constancia, el estudio o la concentración nada tuvieran que ver. Todo es "fácil" para el "inteligente". ¿Qué valor hay en eso? Y al correr de los años se crea un status quo donde uno debe hacerse cargo de todo (vos sabes de eso, vos entendes más), mientras que los que se han echado encima fama de idiotas simplemente disfrutan del esforzado trabajo de quienes por "inteligentes" terminamos convertidos en esclavos de los múltiples estúpidos circundantes.
 
     No es inteligente lucir "inteligente" mientras que sí lo es lucir estúpido. La mejor respuesta es siempre "No se. ¿Por qué mejor no le preguntás a...? A otro inteligente que no entendió que la mascarada de estupidez hace la vida más sencilla. Nos libra de la pesada carga de los estúpidos. ¿Cómo era? ¿"Bienaventurados los pobres de espíritu, los mediocres y los estúpidos porque ellos heredarán la comodidad en la tierra".? La verdad, no me acuerdo.


 
 
 
 

miércoles, 13 de junio de 2012

 
 
     Me es incomprensible la idea del “artista torturado”, enojado con el mundo y permanentemente amargado, ya que el acto de crear (básicamente en mi caso dibujar) es una acción estrictamente placentera. Aun se trate de una motivación, concepto o mensaje truculento o doloroso o frustrante, el sólo hecho de dibujar o pintar me genera un placer físico de tal magnitud que todo lo demás se torna indiferente.
 
     Es probable que en mi plano más inconsciente y primitivo yo dibujo sólo por dibujar, no importa qué, no importa como, no importa para qué. Todas esas cuestiones son una racionalización posterior de corte cultural: de hacer “algo útil”, de darle una moraleja a mi trabajo. Nos educan para hacer “lo correcto”, “lo que está bien”, para generar beneficios a la comunidad (izquierda) o para generar dinero (derecha). Los seres que sólo actúan por su propio placer son egoístas, filosóficamente hedonistas, psicológicamente psicopáticos y económicamente inútiles. Probablemente felices, pero eso es algo que no entra en la educación de una persona de bien. Decía Baudelaire: “Ser un hombre útil me ha parecido siempre una cosa repugnante”.
 
     Inconscientemente (deduzco) disfruto pintando cualquier cosa. Propendo al color, a las líneas que auguran movimiento, a la gracia y al equilibrio estético. Y a la dificultad. Cuanto más intrincado de realizar mejor. El desafío –innecesario- de poder hacerlo pese a todo. Ese afán por la complicación ha hecho que tuviera que escuchar varias veces el atributo de “trabajo de preso” asignado a mi obra. No sé si los presos trabajan (sospecho que no) y si realmente lo hacen, dudo que sea con mucho empeño. Pero las frases hechas no tienen que ser ciertas, sólo son.
 
     Mis nombres de herejes son “un trabajo de preso”. Y transcribirlos en el fondo de LSI es laborioso, ya que es un soporte irregular, rugoso, con bordes por la superposición de papeles. Digo (digo yo, lo que no es ninguna garantía) que esa aspereza del fondo más los nombres en distintos tamaños y variantes de rojos genera en el espectador la sensación vibrante del fuego. La verdad debe ser que mi inconsciente encuentra divertido pelear con el pincel para lograr trazar falsas letras medievales superando arruguitas y brujones de papel. Pura diversión.






     Las Cuatro Estaciones se encuadra entre esas obras que claramente no tienen ninguna motivación más que el placer de hacerla. Versión libre de un conocido Mucha, el gusto fue trabajar sobre papel reciclado, pegando los coloridos “papel manteca” que hoy se usan para adornar las bolsas de regalo o para proteger los zapatos dentro de sus cajas. Y el encendedor quemando sobre lo dibujado en papel industrializado sólo por ver que textura y que profundidad sugiere el fuego en su caprichosa danza. Ninguna razón, ninguna moraleja. Sólo porque me hace feliz. Puro placer visceral.

 


 
 
      A esta altura, un golpe de conciencia (poca, por que mucha reconozco no tengo) hace que me pregunte si tendría que buscar una justificación, una explicación dialéctica que suene como que realmente lo que hago es algo muy importante. Pero por fortuna a más de conciencia carezco de culpa. Por eso no habré podido adherir nunca a ninguna religión (gracias a dios).



 
 
 
 
 
 

domingo, 10 de junio de 2012

 
 
 
      Claro que alguien dirá: ¿qué tipo de “sociabilización” se puede tener con alguien que vive construyendo listas de personas muertas en la hoguera hace más de seiscientos años, que vive tapada de libros de cátaros y templarios, o recitando oscuros poetas simbolistas franceses cuando no se pierde en la reproducción puntillosa de cartografía medieval? “Cartas de marear”, corrijo en este diálogo presunto, el término que se usaba en la época de Colón y que me resulta tan fascinante. Cartas de marear y portulanos, ¿no son expresiones preciosas?

      Y obviamente se acaba el debate: no sociabilizo mucho porque difícilmente las personas normales puedan soportar mi conversación. Pero que se le va a hacer. Y sigo, en mi búsqueda de identificar herejes.

      He seguido construyendo mi lista de nombres, muchos ya insertos en el fondo de LA SANTA INQUISICION, mi lenta y cansina obra que hoy día sigue dándome placentera satisfacción en el trabajo. Los nombres de herejes consumidos en el fuego están abriendo paso a un nuevo proyecto ciertamente lúdico: obtenido los nombres y como paso previo para pasarlos a la obra, diseño las letras en las hojas de una carpeta que es una especie de “memoria de proyectos”. Mi carpeta de borradores y recortes. Mi inconsciente en papel.
 

 
 
       Una vez diseñada la caligrafía en estas hojas los nombres los transcribo a pincel en óleo y estos diseños en papel cuadriculado quedan en mi carpeta. Creo haber referido antes lo mucho que me gusta dibujar letras. Y si no lo dije, me encantan las iluminaciones de los libros medievales (relicarios, libros de oraciones, libros de horas). Obviamente compilo mucho material de todo aquello que me atrae. Y como juego (o ejercicio o terapia sustitutiva del valium) en una de las hojas copié el diseño de un detalle de los Comentarios al Apocalipsis de San Juan del Beato de Liébana. Sobre él re-trabajé las letras del nombre del hereje Bertrand den Martí (cátaro) con texturas en relieve y dorados. Muy bonito. Y continué. Tal vez acabe armando un libro ilustrado de Los Herejes. Suena divertido al pensarlo y realmente es divertido hacerlo. Tiempo, tiempo, tiempo. Obviamente no me queda tiempo para sociabilizar.


      Encontré algunos nombres más para mi lista. Aun necesito mas a los efectos de completar el fondo de mi pintura. Sigo buscando. (clérigos protestantes – reformistas - otros) 41. Jeanne d`Arc (Juana de Arco) (6 de enero 1412 – 30 mayo 1431) Condenada el 24 de mayo de 1431 por “brujería, herejía, idolatría e indecencia” y reconsiderada la condena el día 30 “no mostrando señales de arrepentimiento” , en la Plaza del Mercado Viejo de Roven fue estrangulada por el verdugo con una cuerda y encendida la hoguera. Tenía 19 años. Se la proclamó mártir, beatificándosela 438 años después de su martirio y canonizándola en 1920.- 42. John Rogers (Birmingham, England 1500- Smithfield, London, England 4 de febrero de 1555) Clérigo, traductor de la biblia y comentarista, primer mártir protestante inglés. Bajo el reinado de María I Tudor. Fue condenado a la hoguera por negar el carácter cristiano de la iglesia de Roma y de la presencia real en el sacramento. Fue quemado en la hoguera el 4 de febrero de 1555.- 43. John Wycliffe (Wiclef – Wycliff - Wiclif) (Hipswell, Yorkshire circa 1320 – Lutterworth, Leicester 31 diciembre 1384). Tradauctor, teólogo y reformista inglés que fundo el movimiento “lolardo” o wicliffismo, y es considerado por muchos autores como padre espiritual de lis husistas y, en última instancia, de los protestantes. Uno de los primeros traductores de la biblia del latín a una lengua vernácula, el inglés en este caso, en 1382. Negaba la transubstanciación en la eucaristía. Murió de un ataque apoplético que lo había dejado paralizado y sin habla el 31 de diciembre de 1384. En 1414 el Concilio de Constanza lo declaró culpable de herejía, ordenó la quema de sus libros y la exhumación de su cuerpo y la quema de sus huesos cuyas cenizas se arrojaron al río Swift a su paso por Lutterworth.- 44. Nicholas Ridley Clérigo anglicano inglés. Fue martirizado, quemado en una estaca por sus enseñanzas junto con Hugh Latimer el 16 de octubre de 1555 en Oxford, England.- 45. Hugh Latimer (Thurcaston, H.1490 – Oxford 16 de Octubre 1555) Teólogo protestante inglés. Fue quemado por hereje por orden expresa de María Tudor.- 46. William Tyndale (Slymbridge 1494 – Amberes 6 de septiembre de 1536) Traduce del latín al inglés el Nuevo Testamento. Perseguido en Inglaterra huye a Alemania, y en Amberes es traicionado y puesto prisionero en 1535 en el Castillo de Vilvoorde durante 16 meses. Fue ejecutado por estrangulamiento y luego quemado en público el 6 de septiembre de 1536.- 47. John Frith (1503 – 4 de Julio 1533) Sacerdote protestante y escritor inglés. Arrestado por orden de Tomás Moro en 1532, fue encarcelado en la Torre de Londres. Debate sobre el purgatorio y la transubstanciación, diciendo que no se pueden comprobar por las Sagradas Escrituras. Fue quemado en la hoguera el 4 de julio de 1533 en Smithfield, Londres.- 48. Rawlins White Pescador de la costa de Gales. Durante el reinado de Eduardo IV aprendió a leer y predicar las Escrituras con sus compañeros de pesca. Cuando sube María I sigue leyendo y predicando en secreto. Acusado de herejía es apresado y llevado ante el Obispo de Llandaff que lo acusó de “propagador” de la herejía. Muere en la hoguera en 1555.- 49. Dr. Robert Farrar Obispo de St. David´s en Gales. Cuando es coronada María I es acusado de traición a la corona. S le declaró hereje y fue ejecutado en la hoguera el 30 de marzo de 1555.- 50. Dr. Rowland Taylor Vicario de Hadley, en Suffolk. Acusado de blasfemia y herejía fue encarcelado y ejecutado en la hoguera en Aldham Common (1555?) 51. Michael Sattler Monje benedictino, teólogo y líder de los anabaptistas. Deja los hábitos y en 1525 contrae matrimonio con una beguina de nombre Margaretha y se une a los Hermanos Suizos (anabaptistas). En mayo de 1527 él y su esposa son detenidos y condenados por herejía. El 20 de mayo de 1527 es ejecutado en Rottenburg (Alemania) en la hoguera con otros tres anabaptistas. Su esposa es ahogada en el Neckar una semana después.- 52.- Miguel Servet (Lérida 29 de septiembre de 1511 - Ginebra 27 de Octubre de 1553). Condenado por Calvino como hereje fue encarcelado en una prisión de Ginebra y quemado en la hoguera el 27 de octubre de 1553 en Campo de Champel en una hoguera preparada con leña verde para quemarlo vivo a fuego lento.- (Judíos – judíos conversos - marranos) 53. Diego de Susan “Lider” de la Conjura de los Conversos, delatado por su propia hija, la “Susona”, “fermosa fembra”. Cuando la Inquisición llega a instalarse en Sevilla (Andalucía-España) a fines del año 1480, un grupo de judíos conversos (marranos), letrados y ricos, se reúnen para deliberar sobre la situación. Entre ellos Diego de Susan, “padre de la Susona, la hermos hembra y dama de Sevilla”; Pedro Fernández Benadeva “padre del canónigo Benadeva y sus hermanos” y mayordomo de la iglesia del Salvador, Abolafia, “El perfumado”, persona de gran reputación, magistrado de la justicia y que tenía las aduanas en cambio del rey; Alemán Pocasangre, mayordomo de Sevilla “el de los muchos fijos Alemanes”; Alonso Fernández de Lorca; Gabriel de Zamora, veinticuatro, “el de calle de francos”; Aillon, Perote, “el de las salinas”, Medina “el barbado, hermano de los Baena, obligado de dar carne a Sevilla”; Sepúlveda y Cordobilla “hermanos que tenían la casa del pescado salado de Portugal”, y su sobrino el bachiller Rodilla; Pedro Ortiz Mallite “el cambiador de Santa Maria a cal de la Mar”; Pedro de Jaen, veinticuatro, el Manco, y su hijo Juan de Almonte; los Adafes de Triana, hermanos que vivían en el castillo de San Jorge; Alvaro de Sepúlveda el Viejo, padre de Juan de Jerez de Zoya y Cristóbal Pére Mondarina “el de San Salvador”; Pedro Fernández Cansino, consejero municipal y jurado de San Salvador, Cristóbal López Montadura y el bachiller Padilla. Se acordó resistir en caso de que fueran a prenderles, incluso defendiéndose con armas. Los inquisidores los sorprendió y los encerró en mazmorras. El viejo Susan, el docto Abolafia, el venerable anciano Benedeba y los ricos Sauli y Torralba fueron quemados el 6 de febrero de 1481.- 54. Pedro Fernández Benaveda Marrano, formó parte de la Conjura de los Conversos. Murió en la hoguera el 6 de febrero de 1481.- 54. Juan Fernando Abolafia “El Perfumado”, tenía las aduanas en cambio del rey en Sevilla. Alcalde de justicia y gran letrado. Marrano, formó parte de la Conjura de los Conversos. Murió en la hoguera el 6 de febrero de 1481.- 55. Manuel Sauli Marrano, formó parte de la Conjura de los Conversos. Murió en la hoguera el 6 de febrero de 1481.- 56. Bartolomé de Torralba Marrano, formó parte de la Conjura de los Conversos. Murió en la hoguera el 6 de febrero de 1481.- (América) 57. Cacique Carlos Ometochtzin (ó Don Carlos Cacique de Texcoco) Condenado por idolatría fue llevado a la hoguera en 1539 por el Obispo de México Fray Juan Zumárraga.- 58. Fray Francisco de la Cruz Dominico, condenado por el Tribunal Inquisorial de Lima, quemado vivo en la hoguera el 13 de abril de 1578 tras seis años y medio de prisión.- 59. Alonso Escalante Condenado por hereje, quizá el primer reo de muerte de la Inquisición americana. 1523, La Española.- 60. Tomas Treviño de Sobremonte Marrano español nacido en 1592 en Medina de Rioseco y muerto en 1649 en México, quemado en la hoguera. Judío converso, asesinó a un compañero de estudios por llamarlo “judío”. Huyó a América en 1612 y se dedicó al comercio donde hizo fortuna. En 1624 la Inquisición mexicana lo apresa pero pudo comprar su liberación. Dispuesto a huir a Holanda con su familia el 11 de octubre de 1644 se le arresta otra vez y condenado, siendo el único reo quemado en el auto de fe del 11 de abril de 1649.- 61. Francisco Maldonado Da Silva (ó Elihan Hanazir) (San Miguel de Tucumán, 1592 – Lima 1639). Médico judío que ejerció en Concepción, Chile. Descendiente de una familia marrana portuguesa. Acusado de festejar el Shabat y el Yon Kipur fue secuestrado una noche, llevado a Lima y encarcelado en una celda del Convento de Santo Domingo el 29 de Abril de 1627. Fue condenado por hereje y quemado en el Auto de fe del 23 de enero de 1639.
 


 
 
 
 
 

miércoles, 6 de junio de 2012

 
 
 
     La sociabilización esta sobrevalorada. Mas allá de mi dificultad genética de comprender por qué alguien en pleno uso de sus facultades mentales pretendería estar todas las horas del día conversando con un montón de personas o simplemente comentándole en tiempo real las mas absolutas vanalidades de su discurrir cotidiano, tampoco logro comprender la satisfacción emergente de juntarse “a tomar unos mates”, o del “venite y tiramos unas pizzas” o de un religioso after office todos los jueves (salvo ahí, quizás, que si el alcohol es abundante y barato podría llegar a hacerme una idea).

     No hay para mi lógica (y ciertamente nada de placer) ni en facebook ni en twiter ni en los “miércoles de chicas”. La sociabilización amontonada me parece rasgo de barbarie. ¿Por qué sí un blog entonces? Obviamente, porque en primer lugar no creo seriamente que nadie aparte de mi misma entre a esta página y mucho menos la lea. Segundo, porque siento que escribir un blog es una variante más prolija y bonita del diario que he venido llevando desde los nueve años. Es más fácil escribir acá, la letra queda mas clara y las fotos son una acotación visual muy fácil de adosar. Mientras que el viejo papel de los cuadernos donde siempre he escrito atrae a las cucarachas y se deteriora con la humedad de los distintos rincones de la casa donde van a parar en su almacenamiento, lo escrito en el espacio incomprensible de la web no parece deteriorarse y no genera mas molestia de lugar que el que la portátil ya tiene ganado en mi escritorio.

      Tal vez con el tiempo (como debe ser) mis diarios en papel terminen en una fogata piadosa y una crisis energética o un virus o un destino cibernético acabe con mis pensamientos en la web. El destino final de todo diario personal es la nada. Escribimos para comprendernos a nosotros mismos y algún día, junto con nuestro final físico dejara de tener objeto esa búsqueda de entendimiento.

     Pero en el mientras tanto el escribir es un ejercicio placentero, privado y poco sociable. No se necesita a nadie más para escribir. Si alguien lee después es otra historia. También es un placer (o un fastidio, depende de lo que se opine sobre lo que se lee) que se hace de a uno. Sin amontonamiento. Sin la bendita sociabilización múltiple. No estoy en contra de conversar o debatir entre una, dos o hasta tres (!) personas, pero lo multitudinario me agota. La cantidad va contra la calidad. Lo exclusivo siempre es un poco mejor, forzosamente. Se destacan las virtudes y los defectos cuando el foco de luz se condensa y se centra en un solo lugar. Será vicio de artista. Me gustan las piezas únicas.




 
 
 
 
 

domingo, 3 de junio de 2012

 
 
 
     Es absurdo tener que justificarse por algo que es natural, pero al parecer no queda mas remedio que hacerlo. Soy poco sociable, de hecho rehuyo el contacto con la gente. No es ningún trauma ni evidencia de autismo. Simplemente quiero estar sola y simplemente quiero pintar. Solo pintar, y esa actividad no requiere de compañía ni conversación. Pido disculpas. Pero, por favor, déjenme en paz.

     Mi trabajo con LA SANTA INQUISICIÓN va en cámara lenta. A mas de la complicación de poder hallar nombres de víctimas en cantidad suficiente para cubrir el fondo (de tal modo que a primera vista parezca una uniformidad rojiza), está el tiempo que me lleva diseñar la caligrafía que simule la escritura en pluma propia de monjes medievales (esto es un capricho, pero me gusta dibujar letras asi que me lo permito). Y pasar los nombres a la obra buscando una armonía estética que se aproxime a lo que pretendo: a primera vista bonito e inofensivo, perturbador en un segundo vistazo.
 
      La iglesia de Roma y las religiones históricas en general siempre utilizaron el método de adoctrinar a la gente a travez de las imágenes en las paredes de sus templos, en la convicción (que comparto) que una imagen puede impregnarse en las vísceras más que las palabras en los tímpanos. Y en RAGNARÖK estoy jugando con esa idea: hay tanto que no nos dijeron y que sería bueno dejar más a la vista...
 
     Pero vuelvo al punto. Cada vez el tiempo me es más escaso. O yo me complico en mis proyectos o mi cuerpo se avejenta y ralentiza sus acciones o la gente a mi alrededor se pone mas fastidiosa y requiere más mi atención en todas esas cosas que NO ME INTERESAN. Y vuelvo a disculparme: yo solo quiero pintar... Sigo coincidiendo con el Rimbaud leído con pleistesía en mi adolescencia:

      "En cuanto a la ventura establecida, doméstica o no... no, yo no puedo. Soy muy disipado, muy débil. La vida florece por el trabajo, antiguo merito: en cuanto a mi, mi vida no es muy pesada, ella se eleva y flota lejos, por encima de la acción, ese claro objetivo del mundo." (Une Saison en Enfer).