martes, 28 de agosto de 2012




     Más allá de la curiosidad intelectual que me despiertan los grandes políticos, diplomáticos y estrategas de la historia, en mi entorno real la “política” es una disciplina degradada, vinculada a la ignorancia, la corrupción y la desvergüenza absoluta de sus protagonistas, disciplina que solo puede provocar a las personas normales (es decir, a las personas honestas que trabajan todos los días tratando de comportarse con ética y respeto por el otro) una profunda repugnancia. Por ello, pese a sufrir a los políticos (de todos los bandos) y a su “política” (o a su clara ausencia) diariamente, debiendo hacer un esfuerzo para sobrevivirlos y no desesperar, trato de ignorarlos en la mayor medida posible. Pero finalmente la malparida política ha logrado filtrarse a mi universo, afectándolo irremediablemente.






     El asunto es así. Durante años (toda mi vida) he proyectado tener mi propia galería de arte. No una galería en el sentido comercial convencional, sino un espacio fluido, parte taller, parte sala de exhibición, parte tienda de acceso directo y desacralizado, parte biblioteca, parte bar-pub, parte escenario para presentaciones literarias y performances de todo tipo. Este proyecto (puede que pretensioso, puede que poco viable, seguramente antieconómico) ha sido y es mi fetiche. Mi zanahoria frente al burro cuando mi alma se empaca como mula en la poco gratificante cotidianidad.

      Y tras mucho analizar, el nombre perfecto para mi proyecto surgió: “EL GATO DE CHESHIRE – TRASTIENDA DE ARTE – ART GALLERY”. El blog linkeado a éste es el primer amague. La parte de galería de este espacio. Mi galería soñada tenía forma y nombre. El Gato de Cheshire… era algo real y mío. Amé al Gato de Cheshire de chiquitita por su color fucsia al descubrirlo en el cine en la Alicia de Disney.

      Años después lo amé al leer la primera conversación que mantuvo con Alicia (charla iniciática y mentora):

  “…Estaba empezando a pensar Alicia, cuando se sobresaltó un poco al ver al Gato de Cheshire sentado en la rama de un árbol, a pocos metros de distancia. Cuando vio a Alicia, el Gato no hizo otra cosa que sonreir. Parecía de buen humor, pensó ella; pero tenía garras muy largas y muchos grandes dientes, de modo que la niña consideró que debía tratarlo con respeto. -Gatito de Cheshire- empezó con un poco de temor, porque no estaba muy segura de que a él le gustara el nombre. Sin embargo, el Gato sonrió algo más ampliamente. “Vamos, hasta ahora le gusta”, pensó Alicia y continuó: -¿Querrías decirme, por favor, qué camino debo tomar para irme de aquí? -Eso depende mucho del lugar adonde quieras llegar- dijo el Gato. -Me da lo mismo el lugar…-dijo Alicia. -Entonces no importa qué camino tomes- dijo el Gato. -…siempre y cuando llegue a algún lado- agregó Alicia a modo de explicación. -Oh, puedes estar segura de llegar a algún lado- dijo el Gato-, si sólo caminas bastante. Alicia comprendió que esto era irrefutable, de modo que probó con otra pregunta: -¿Qué clase de gente vive por aquí? -En esa dirección- dijo el Gato haciendo un ademán con su pata derecha- vive un Sombrerero; y en esa dirección – haciendo un ademán con la otra pata- vive una Liebre de Marzo. Visita a quien prefieras: los dos están locos. -Pero yo no quiero andar entre locos- observó Alicia. -Oh, eso no puedes evitarlo- dijo el Gato. –Todos estamos locos aquí. Yo estoy loco. Tú estás loca.” 

Lewis Carroll Los libros de Alicia, Ediciones de la Flor SRL Buenos Aires 1998, pág. 68/69






     Y entonces, el pasado domingo, al leer una sección que es una de las pocas cosas del diario que leo con atención e interés, ¡Zaz!, la mugrienta política ensució mis sonrosadas ensoñaciones. En el suplemento Enfoques, de La Nación, Enrique Valiente Noailles (alguien que a mi criterio escribe maravillosamente bien y da gusto leerlo independientemente del tema que trate) escribió el artículo La sonrisa que permanece”, analizando de modo magistral y profundo el vergonzoso episodio de la manifiesta conducta corrupta y delictiva del impresentable vicepresidente de la Nación. Un texto que al acabar de leer me provoca pararme y aplaudir. No objeto ni discuto. Pero al comparar al vicepresidente con el Gato de Cheshire (comparación apropiada, tampoco lo discuto) fulminó mi galería de arte: ahora cada vez que me pierda en la ensoñación de mi proyectado Gato de Cheshire se me va a cruzar la cara estúpida del estúpido de Boudou con su sonrisa de estúpido y su más estúpida guitarrita. ¡Ya fui contaminada! ¡Ya no puedo evitar evocar un ejemplo más de la corrupción y decadencia absoluta de la política con mi añorada galería polirubro! La hediondez de la política se filtró por sobre el olor a kerosene y barniz que me rodea habitualmente. Tal vez mi arrogante indiferencia no resultó recaudo suficiente. Ellos están ahí y logran finalmente ensuciarlo todo.




Transcribo el artículo de Enrique Valiente Noaille, publicado el 28 de Agosto de 2011 en La Nación – Enfoques. Pese su efecto nefasto sobre mi psiquis vale la pena leerlo y releerlo.:

“LA SONRISA QUE PERMANECE – Enrique Valiente Noailles para La Nación. ¿Qué nombre darle a un encubrimiento que se produce a la vista de todos, en el Congreso de la Nación? Encubrir a la vista es un oximorón, una paradoja para la cual no existe un término que la sintetice. El lenguaje se agota frente a las peculiaridades de la Argentina, sitio en el que produce, mes a mes, una ampliación del concepto de lo posible. En efecto, el primer dato de esta ampliación es que, en un debate parlamentario, y no entre gallos y medianoche, el Estado argentino expropió una empresa cuyos dueños no se conocen. A ninguno de los legisladores que votaron a favor se le ocurre averiguarlo, ni le interesa. El segundo es que no se sabe qué es lo que se está expropiando, si acciones o bienes. El tercero es que el Estado argentino expropió una compañía de maquinarias obsoletas, en la que los billetes se producen en condiciones cuasi artesanales, como recordó Manuel Garrido. Y cuarto, que esto se logró no sólo con el voto del oficialismo, principal interesado en eliminar este problema de la agenda pública, sino con el auxilio de parte de la oposición. Ya lo dijo Humpty Dumpty: las palabras pueden significar cosas opuestas, porque lo único que importa es quién es el que manda. A propósito, si no fuera porque al pellizcarnos comprobamos que estamos despiertos, bien podría todo esto ser parte de una fábula de Lewis Carroll, un hueco en la realidad por el que hemos caído colectivamente. Comenzando con la inefable sonrisa, que estaba presente, sentada en la rama más alta del Senado, al igual que el gato de Cheshire. Se trata de un paralelismo que se podría profundizar, ya que en algún momento debe de haberse desatado una discusión, en la que tiene que haber participado la Reina de Corazones, acerca de si algo que no tiene cuerpo puede o no ser decapitado. Legítima duda que habrá asaltado a quienes protegieron a quien es percibido como un cadáver político. Ante lo cual no podemos menos que recordar las palabras de Alicia_ “¡Es la cosa más rara que he visto en toda mi vida! He visto muchísimas veces un gato sin sonrisa, ¡pero una sonrisa sin gato!” Una sonrisa casi sin vicepresidente. Pero sabemos que el gato de Cheshire se desvanece lentamente, comenzando con la punta de la cola y terminando con la sonrisa, que permanece durante un tiempo después de que el resto ha desaparecido. Esto es lo que ocurre con la sonrisa de la impunidad en nuestro país: permanece, encarnada en sucesivos actores, cuyos nombres se van desvaneciendo, desde hace décadas. Es la sonrisa del que sabe que nada puede ocurrirle, aunque se dedique al pillaje, como tampoco ocurrió nada con aquel que en su momento robaba para la corona, entre cientos de otros. Son las siete vidas de la impunidad. Esta expropiación es un capítulo adicional en la fábula de un país injusto e impune, que mantiene su democracia detenida en la infancia. Surrealista, arbitraria y sin reglas de juego, como la que recorre Alicia a lo largo de su periplo. @evnoaille.”







domingo, 26 de agosto de 2012

     Obtuve otro mapa que refiere también al Preste Juan: Presbiteri Johannis sive Abissinorum Imperii Descriptio (Descripción del Imperio del Preste Juan o Abisinia) de Abraham Ortelius , año 1573

  Kenneth Nebenzahl, Mapping the Silk Road and BeyondPhaidon Press Limited, London 2004 (pág. 53)



   

Aparece en la misma publicación el detalle del Preste Juan, con el epígrafe: “The enigmatic Prester John, mythical medieval Christian King of “the Indies” (pág. 8).






     El relato de Baudolino a Nicetas inicia en el año 1204, cuando lo rescata de la invasión que arrasa Constantinopla. Ya en tierras del Preste cuenta:

  “…Dijo que estaba ansioso de saber por su boca, ellos que habían visitado el fabuloso Occidente, si de verdad existían acullá todas las maravillas de las que habían leído en tantos y tantos libros que habían tenido entre manos. (…) Si era verdad que se llegaba a la construcción por una escalera donde, en la base de un determinado escalón había un agujero desde el que se veía pasar todo lo que sucede en el universo, todos los monstruos de las profundidades marinas, el alba y la tarde, las muchedumbres que viven en la Última Thule, una telaraña de hilos del color de la luna en el centro de una negra pirámide, los copos de una sustancia blanca y fría que caen del cielo sobre el África Tórrida en el mes de agosto, todos los desiertos de este universo, cada letra de cada hoja de cada libro, ponientes sobre el Sambatyón que parecían reflejar el color de una rosa, el tabernáculo del mundo entre dos placas relucientes que lo multiplican sin fin, extensiones de agua como lagos sin orillas, toros, tempestades, todas las hormigas que hay en la tierra, una esfera que reproduce los movimientos de las estrellas, el secreto latir del propio corazón y de las propias vísceras, y el rostro de casa uno de nosotros cuando nos transfigura la muerte…”

Umberto Eco, Baudolino, pág. 471/472

      Maravilloso homenaje de Eco al Aleph de Borges, cuidando de mutar palabras a las expresiones que correspondían al tiempo de la vida de Baudolino. América es la Última Thule, los espejos dos placas relucientes que lo multiplican sin fin, el astrolabio persauna esfera que reproduce los movimientos de las estrellas”. Una delicia.





     Acá transcribo el pasaje borgiano que se corresponde:

 “En la calle Garay, la sirvienta me dijo que tuviera la bondad de esperar. El niño estaba, como siempre, en el sótano… Carlos entró poco después. (…) –Bajá; muy en breve podrás entablar un diálogo con todas las imágenes de Beatriz (…) –La almohada es humildosa- explicó-, pero si la levanto un solo centímetro, no verás ni una pisca y te quedas corrido y avergonzado. Repantiga en el suelo ese corpachón y cuenta diecinueve escalones. (…) Cerré los ojos, los abrí. Entonces vi el Aleph. Arribo, ahora, al inefable centro de mi relato; empieza, aquí, mi desesperación de escritor. (…) …¿cómo trasmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca? (…) En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es. (…) En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. (...) Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de la negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mi como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Fray Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena (…) vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas… vi la circulación de mi oscura sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, por que mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.” 

Jorge Luis Borges, El Aleph, fragmento








sábado, 25 de agosto de 2012




     Terminé La Magdalena del Preste Juan, probablemente la menos Ragnarök de todas las obras que vengo haciendo y proyectando para esta serie. Pero todavía me permito esas licencias. Predominó mi gusto por quemar papel, por mezclar texturas, por “plagiar” a maestros como Tiziano usando lápices de colores y reproducir mis venerados mapas medievales. Todo a mi manera, sin gran obceción por la copia fiel sino preservando el placer de tomar lo mejor de los mejores. Sin respeto pero con auténtica admiración. Y dejar testimonio del Preste Juan.






“…en el Extremo Oriente, en países muy cercanos al Paraíso Terrenal, prospera el reino de un Rex Sacerdos, Presbyter Johannes, un rey sin duda cristiano, aunque partidario de la herejía de Nestorio, y cuyos antepasados son aquellos Magos, reyes y sacerdotes también ellos, depositarios de antiquísima sabiduría, que visitaron al Niño Jesús.” (U. Eco, Baudolino, pág. 63).- “Como rey de reyes tenía que tener un palacio tal que, en comparación, los de los soberanos cristianos, incluido el del Basileo de los cismáticos de Constantinopla, parecieran chozas, y como sacerdote debía tener un templo respecto del cual las iglesias del papa fueran cuchitriles. Era preciso darle una morada digna de él. -El modelo existe- dice Boron-, y es la Jerusalén Celeste tal como la ha visto el apóstol Juan en el Apocalipsis. Debe estar rodeada de altas murallas, con doce puertas como las doce tribus de Israel, hacia el mediodía tres puertas, hacia occidente tres puertas, hacia oriente tres puertas, hacia el septentrión tres puertas… -Sí- se mofaba el Poeta-, y el Preste entra por una y sale por la otra, y cuando hay un vendaval dan portazos todas a la vez; te lo imaginas, qué corrientes de aire. Yo en un palacio así no viviría ni muerto…” 

U. Eco, Baudolino, pág. 154/155







viernes, 24 de agosto de 2012




     Mi Lista de los Ángeles me está causando soberano fastidio. Y en mi planeta “fastidio” se traduce en síntoma de mi incapacidad de plasmar sobre el papel lo que mi instinto estético busca captar y transmitir. Mi primer problema es lograr entenderme con los desnudos. He estado dibujando a modo de ensayo, para acostumbrarme a la estructura ósea y muscular, al equilibrio y al ritmo de la figura, para deshacerme de todos mis “vicios” de dibujar desnudos femeninos, para no “ensuciar” con mi costumbre anterior la estética propia de la figura masculina. Pero pese al empeño (y al oficio) no logro nada. 

      No alcanzo a dotar a las imágenes de los atributos que quiero trasmitir. Y cuando quiero instruirme (como suelo hacer siempre que me siento perdida e insatisfecha) metiendo la nariz en los libros, me encuentro con tan poco antecedente. Ya sé de los davides de Donatello y de Miguel Ángel, el Discóbolo y toda la estatuaria griega. Los dioses mitológicos están muy bien, pero busco otra cosa. Cuando hurgo en Internet (con toda -¡perdón!- la desconfianza y reticencia que me provoca la sapiencia de la red) me encuentro con mucho de fotografía de moda, algo de fotografía homoerótica y demasiada pornografía repetida. Nada que realmente me ayude a lograr que mis desnudos hablen de humanidad, de calidez y de belleza. 

      Quiero gracia, pero con languidez y fuerza al mismo tiempo. Y paz, ya que son ángeles. Y diversión, porque los ángeles deben –supongo yo- estar felices de ser ángeles. Y complicidad por ser “ellos” y no ser demonios, por no haber perdido la gracia de dios. Ángeles bellos, fuertes y alegres. Pero sólo logro imágenes toscas, obvias, de burda sexualidad, que no me dicen nada. Por eso me fastidio. Pero sigo. Tal vez deba resignarme a que las primeras versiones de mis ángeles acaben en pedazos y en la basura. No será la primera vez que peleo meses y años por alcanzar una imagen que se me rebela.

  “EL EJECUTOR DE UNA EMPRESA ATROZ DEBE IMAGINAR QUE YA LA HA CUMPLIDO, DEBE IMPONERSE UN PORVENIR QUE SEA IRREVOCABLE COMO EL PASADO." 

  Jorge Luis Borges,  El Jardín de los Senderos que se bifurcan





-¿Vos te das cuenta? Encontró algo casi tan censurado como ella- afirmó mi primera voz; creo escuchar un dejo de reconocimiento en su tono 
-Es ganas nomás de seguir dándole argumento a las galerías para que le cierren la puerta en la nariz.- rezongó la de gafas, siempre tan superior. -¿Realmente creerá que desembarcar con una manada de tipos en bolas le va a conseguir que le permitan montar una muestra?- Mi voz amiga, la delicada y etérea voz rubia, sale en mi defensa: 
-Capaz que es una inteligente argumentación por el opuesto: cuando vean a sus muchachos desnudos capaz que le dicen que vuelva a sus chicas sin ropa, que de última son menos provocativas. Desnudos femeninos se han pintado siempre. Hace algo peor para que lo malo sea en definitiva menos grave. Imagino a la voz de anteojos mirando a la voz rubia frunciendo el entrecejo como sospechando también de ella. Traduce: 
-El gemelo malo y el gemelo más malo. Malísimo. La primera voz suelta una carcajada: 
-Ha logrado que hasta nosotras mantengamos diálogos idiotas.






miércoles, 22 de agosto de 2012




     La “asociación libre” es mi línea habitual de razonamiento. Y de distracción. Domingo por la tarde, en una feria municipal de colectividades, compro un “vinho verde” seudo portugués. Lo compro por verde, ya que yo prefiero –como es sabido- las bebidas verdes: licor de menta con hielo, “mint julip”, daiquiri rebelde, blue margarita, falsa absenta legal. ¿Por qué tal preferencia? Quien sabe; ¿por el color? Me recordará a los Poetas Malditos con su ajenjo inspirador. O el maravilloso L´Absinthe de Degas que resume mi eterno pesar por no bailar ballet. Verde irlandés de una cerveza, con menta también y por eso verdolada.

      El licor de vinho verde no me gusta demasiado pero me lleva –obviamente- a Saramago. Recuerdo un artículo periodístico que reseñaba la voz oficial del Vaticano ante la mala nueva de su muerte. Sé que guardé el recorte, pero ¿dónde? No dentro de algunos de sus libros que hay en mi biblioteca. Andará en mi archivo general (en mi taller) pero ahí no hay orden como para encontrarlo sin empeñar varios días y múltiples distracciones en su búsqueda. Pero hurgando en mi biblioteca recuperé un párrafo delicioso que había marcado en “El año de la muerte de Ricardo Reis” y que me suena como una profética venganza anticipada contra la curia:

  Pero lo mejor, por venir de más elevada instancia, la primera por debajo de Dios, fue la declaración del cardenal Pacelli en el sentido de que Mussolini es el mayor restaurador cultural del imperio romano, este purpurado, por lo mucho que ya sabe y lo más que promete saber, merece ser papa, ojalá no lo olviden el Espíritu Santo y el cónclave cuando llegue el feliz día, aun andan las tropas italianas fusilando y bombardeando por Etiopía y ya el siervo de Dios profetiza imperio y emperador, ave césar, ave maría.” 

José Saramago, El año de la muerte de Ricardo Reis, Alfaguara S.A. Madrid 2010 pág. 196.-





     Y no pasa ni un rato cuando me sale al encuentro un artículo de Felipe Pigna (“San Martín, el gran político”, Revista VIVA del 19 de agosto de 2012, pág. 12/14), que transcribe una carta de San Martín a Tomás Guido (en ese momento ministro de Relaciones Exteriores de Rosas que pretendía restablecer relaciones con el Vaticano, rotas desde 1810):

“¿Negociar con Roma? Dejen de amortizar el papel moneda y remitan un millón de pesos y conseguirán lo que quieran. Usted sabe mi profundo saber en latín; por consiguiente, esta ocasión me vendría de perilla para calzarme el Obispado de Buenos Aires, y por este medio no sólo redimiría todas mis culpas, sino que, aunque viejo, despacharía las penitentes con la misma caridad cristiana como lo haría el casto y virtuoso canónigo Navarro, de feliz memoria. Manos a la obra, mi buen amigo. Yo suministraré gratis a sus hijos el Santísimo Sacramento de la Confirmación sin cortar mis oraciones por su alma, que no escasearán. Yo creo que la sola objeción que podrá oponerse es mi profesión; pero los santos más famosos del almanaque ¿no han sido militares? Un San Pablo, un San Martín, ¿no fueron soldados como yo y repartieron sendas cuchilladas sin que esto fuese un obstáculo para encasquetarse la Mitra? Admita usted la Santa bendición de su nuevo prelado, con la cual recibirá la gracia de que tanto necesita para libertarse de las pellejerías que le proporciona su empleo”.






      Mi vinho portugués reclama su geografía y saco de su estante El Evangelio según Jesucristo. Y el eterno retorno me conduce mansamente otra vez a la inquisición. Dios acaba de decirle a Jesús que lo hará mártir para extender su poder más allá de Israel. Jesús pide explicaciones y Dios le reseña el devenir de su iglesia: 

 “Todavía está la Inquisición, pero de ella, si no te importa hablaremos en otra ocasión, Qué es la Inquisición, La Inquisición es otra historia interminable, Quiero conocerla, Sería mejor que no, Insisto, Vas a sufrir en tu vida de hoy remordimientos que son del futuro, Tú no, Dios es Dios, no tiene remordimientos, Pues yo, si ya llevo esta carga de tener que morir por ti, también puedo aguantar remordimientos que deberían ser tuyos, Preferiría ahorrártelos, De hecho, no vienes haciendo otra cosa desde que nací, Eres un ingrato, como todos los hijos, Dejémonos de fingimientos y dime qué va a ser la Inquisición, La Inquisición, también llamada Tribunal del Santo Oficio, es el mal necesario, el instrumento cruelísimo con el que atajaremos la infección que un día, durante lago tiempo, se instalará en el cuerpo de tu Iglesia por vía de las nefandas herejías en general y de sus derivados y consecuentes menores, a las que se suman unas cuantas perversiones de lo físico y de lo moral, lo que, todo junto y puesto en el mismo saco de horrores, sin preocupaciones de prioridad y orden, incluirá a luteranos y calvinistas, a molinistas y judaizantes, a sodomitas y a hechiceros, manchas algunas que serán del futuro, y otras de todos los tiempos, Y siendo la necesidad que dices, como procederá la Inquisición para reducir estos males, La Inquisición es una policía y un tribunal, por eso tendrá que aprehender, juzgar y condenar como hacen los tribunales y las policías, Condenar a qué, A la cárcel, al destierro, a la hoguera, A la hoguera, dices, Sí, van a morir quemados, en el futuro, millares y millares y millares de hombres y mujeres, De algunos ya me has hablado antes, Esos fueron arrojados a la hoguera por creer en ti, los otros lo serán por dudar, No está permitido dudar de mí, No, Pero nosotros podemos dudar de que el Júpiter de los romanos sea dios, El único Dios soy yo, yo soy el Señor y tu eres mi Hijo, Morirán miles, Cientos de miles, Morirán cientos de miles de hombres y mujeres, la tierra se llenará de gritos de dolor, de aullidos y de estertores de agonía, el humo de los quemados cubrirá el sol, su grasa rechinará sobre las brasas, el hedor repugnará y todo esto será por mi culpa. No por tu culpa, por tu causa, Padre, aparta de mi ese cáliz, El que tú lo bebas es condición de mi poder y de tu gloria, No quiero esa gloria, Pero yo quiero ese poder.-“ 

José Saramago, El Evangelio según Jesucristo, Santillana S.A. Madrid 2006 pág. 430/431.







domingo, 19 de agosto de 2012

MISCELÁNEAS by Ragnarök: El Libro de Los Herejes

     Terminé el primer capítulo de El Libro de Los Herejes. Dibujé sobre el último boceto de letras para el fondo de La Santa Inquisición. En total han sido once hojas cuadriculadas con bocetos de treinta nombres y algunas letras iniciales en el último, material de apoyo con el que conformé los cuarenta y ocho nombres de cuarenta y ocho víctimas del fuego que aparecen en el fondo de LSI. He dedicado un rato por las noches para este mero “divertimento” personal. Como una técnica de relajación. Dibujo con lapiceras de tinta en gel sobre la mesa de mi cocina. Un absoluto y tranquilo placer que me permite reorganizar mi energía mental y centrar mi atención en una sola cosa antes de irme a dormir (¡prohíbo cualquier comentario que me tilde de ángel apocalíptico de nuevo!. La veo haciendo la mueca de un cierre relámpago sobre sus labios burlones).







     Ignoro si este “divertimento” tiene algún valor artístico. Pero la verdad es que me importa poco si lo tiene o no. Es para mí y para mi diversión. Probablemente por eso mismo siga con un segundo capítulo cuando trabaje con los nombres de los ángeles y los demonios de mis proyectadas Listas. O cuando me avoque a pleno a la inquisición y sus brujas. 


 “Los dominicos fueron tan entusiastas y organizados que crearon un manual para los inquisidores y para las autoridades civiles que se encontraron tratando con brujas. Uno de los libros más infames de la historia, el Malleus Maleficarum – el “martillo de las brujas”- es un ejemplo destacado de erudición al servicio de la locura. Lo escribieron en 1486 dos dominicos alemanes muy cultos; dos monjes que temían a todo lo femenino del mismo modo que, según se dice, el mal teme a los crucifijos. No hay duda de que para ellos las mujeres eran el origen de todo lo demoníaco del mundo. Los dos expertos hallaron que las mayores maldades se encontraban en las mujeres. Para ellos, eran muy imperfectas y proclives al engaño. Eran más débiles que los hombres y, por tanto, más propensas a la corrupción y a corromper a otros. No tenían disciplina y dicen que “su aspecto es hermoso; su contacto fétido y su compañía mortal” (Kramer y Sprenger, El Martillo de las Brujas). Estos dos interrogadores fervorosos concluyen diciendo que “Todas estas cosas de la brujería provienen de la pasión carnal que es insaciable en estas mujeres”.

Michael Baigent, Las Cartas Privadas de Jesús.






Magdalena y El Preste Juan 

Sintiéndose culpable, sin embargo, resolvió hacer algo por la gloria de su señor. Otón le había dejado como sagrada herencia conseguir hacer salir de las tinieblas de la habladuría al Preste Juan.   Baudolino se dedicó, pues, a la búsqueda del Preste incógnito pero –era testigo Otón- sin duda conocidísimo.”

Umberto Eco, Baudolino Ed Sudamericana SA 2008 pág. 113.-


      Ignoré la existencia del Preste Juan hasta descubrirlo en el Baudolino de Eco. Y cuando Baudolino presuntamente lo encuentra y Juan le pide que le hable de Occidente y pregunta por el Aleph de Borges no sólo amé a Eco sino que el Preste Juan se volvió uno de mis seres imaginarios favorito. 

     Hace pocos meses en mi habitual “cacería de libros” di con una pieza de caza mayor: un libro de cartografía. El “Cartografía del Mundo” – C. J. Schüler – Editions Place des Victoires – Paris 2010. Siendo que tengo un respetable material compilado sobre el tema, no es común que de con “cartas de marear” (¿no es un término precioso para referirse a los mapas? Entiendo que Colón los llamaba así) que me sean completamente desconocidas. Pero hete aquí que para mi sorpresa y mi fascinación ¡me encontré con un mapa que incluía al Preste Juan!


   


     Dice el epígrafe: “África, del Atlas de Mercator, 1595. Este mapa grabado con precisión representa el continente tal y como era conocido entonces. La costa está representada con gran precisión, aunque gran parte de la cartografía interior sigue apoyándose en Ptolomeo, corregido y aumentado por el mito y el rumor. La figura sedente con una cruz, que aparece en Etiopía, es el legendario rey Preste Juan.” 

      Ese mapa y mi versión libre de la Magdalena penitente de Tiziano están ocupando mi interés actualmente (tambien…). Una obra más de Plagiaria que de Ragnarök, pero que para justificar su inclusión en esta serie y siguiendo el ejemplo de Baudolino la justifico creyendo con fe ciega que José de Arimatea ayudó a huir a la Magdalena embarazada a las tierras santas del Preste Juan. ¿Por qué no? 


 “Lo que llamaba la atención de Baudolino era que, dijera lo que dijera, miraba de soslayo a su interlocutor, como para advertirle de que no lo tomara en serio.“ 

 U. Eco Baudolino, Pág. 23.-








viernes, 17 de agosto de 2012



     Debería (entre tantas otras cosas) saber como evadir a las personas que llenas de buenas intenciones sólo logran ponerme de un fatal mal humor. Claro, que las “buenas intenciones” pueden interpretarse también como una afición malsana al entrometimiento compulsivo en las vidas ajenas, y entonces la acción autodefensiva de evadirse es puro instinto de conservación. 

      O quizá sea que, simplemente, odio que me den consejos. Máxime si me los dan con tono de sentencia incuestionable, como voz del oráculo, como dios descendido a la tierra solo para decirme todo lo que hago mal y lo que debería hacer para “tener suerte” en lo mio. ¿Tener suerte en qué? ¿Qué es al final la “buena” suerte que me falta?
 -Vivir del arte- me sopla por detrás una de mis voces, con un tono que subliminarmente recalca “no seas idiota que ya lo sabés”. 
 -Tener un taller con espacio para moverse dentro- susurra la de lentes, imagino que mirando al cielorraso sin ningún interés. –Y que pueda ventilarse de vez en cuando, así el tufo a kerosene no te ralentiza las neuronas. 
 -No es lenta por los químicos que usa para pintar- le susurra la primera, confidencialmente, como si yo no pudiera oirla. –Es lenta porque es incapaz de concentrarse en una sola cosa. Como los ángeles del Apocalipsis de Juan, tiene cuatro caras y cada una esta entretenida en algo distinto. Como una perinola, gira y gira hasta que al rato cae en un lado. Por eso hay que esperar tanto para que reaccione... 

     No soy temperamental, no reacciono por arrebatos ni vivo saltando de una opinión a otra según la moda o la conveniencia. Soy tranquila, racional, absolutamente introvertida. Pero sé qué quiero. Y sé cuales son las reglas con las que quiero jugar. Y desde ya no puedo aceptar que personas que en su vida nunca han tenido un proyecto concreto ni han luchado por él desde que tuvieran conciencia, vengan a darme “consejos” de cómo moverme para “progresar” en mi “carrera”.

      O.K. No me cuelgan. Pero eso no significa que no pueda pintar. Y pinto lo que quiero. No lo que cuelgan. O.K. Es cierto que los artistas mostramos lo que hacemos. Si no te cuelgan no lo mostrás. ¿Si no lo mostrás no sos artista? Puede. Serás un artista “privado”. Pero hay tiempo. Siempre hay tiempo. O no, pero tampoco importa. Si solo se tratara de mostrar sería fácil. Y por mostrar se muestran cada porquerías… Tampoco significa nada. 

      Se trata de ser coherente, de ser quien soy y de pintar como se me da la gana. No se trata sólo de hacer dinero. No se trata sólo de ser reconocida. Tal vez se trate de sentar un precedente, de trazar una línea, de crear un estilo y una escuela. De quedar en los libros de historia del arte.

       O se trata simplemente de hacer, de seguir haciendo lo que nos hace absolutamente felices. 
-¿Por qué habla en plural? ¿Nos incluye a nosotras? ¡Que no se atreva! 
-A mi no me hace feliz que pinte. Me haría más feliz el dinero. 
-Pobre…- me considera la tercera voz, la amable, mi debilidad, la que debe ser rubia y etérea- ella debe creer honestamente que lo que dice tiene algún sentido… 



"TODA OBRA HUMANA ES DELEZNABLE, AFIRMA CARLYLE, PERO SU EJECUCION NO LO ES". 

Jorge Luis Borges, Los Conjurados.








miércoles, 15 de agosto de 2012

     

     “Ya ves, decía para mis adentros, para sustraerte al poder de lo desconocido, para demostrarte a ti mismo que no crees en ello, aceptas sus encantamientos. Como un ateo confeso, que ve al diablo por la noche y hace el siguiente razonamiento de ateo: sin duda, él no existe, es sólo una ilusión de mis sentidos excitados, quizá un efecto de la digestión, pero él no lo sabe, y cree en su teología al revés. ¿Qué podría meterle miedo a él, que está seguro de su existencia? Basta con santiguarse y él, que cree, desaparece tras una nube de azufre (…) Mejor que la pesadilla fuera realidad, si algo es verdad, es verdad, y uno no tiene nada que ver con ello." 

Umberto Eco, El Péndulo de Foucault


      Dentro de Ranarök, proyecto dos obras en fragmentos para montar en común. Una La Lista de los Ángeles y la otra La Lista de los Demonios. Una en base a desnudos masculinos y la otra, femeninos. Pretendo trabajar por grupos de figuras que luego puedan ensamblarse dando idea de un enjambre relacionado. Lo imagino montado en columnas, alta y angostas, como laterales de un pórtico. Preponderando el dibujo, ya que las “listas” deben escribirse en lápiz. 

      Las nóminas las tomo de El Vértigo de las Listas” de Umberto Eco (Random House Mondadori S.A. 2009). Para mi primera versión de La Lista de los Ángeles tomo un nombre de cada letra: ABDIZUEL (hay 57 más con A); BAOXAS (hay 21 más con B); CABARYM (hay 36 más con C); DABRYNOS (hay 16 más con D); EFIEL (hay 11 más con E); FADAHEL (hay 5 más con F); GABRIEL (hay 12 más con G); HAAMIAH (hay 20 más con H); IACHOROZ (hay 13 más con I); JABAMIAH (hay 5 más con J); KAMAEL (hay 5 más con K); LADIEL (hay 15 más con L); MADOR (hay 40 más con M); NACHIEL (hay 15 más con N); OENIEL (hay 9 más con O); PAFIEL (hay 10 más con P); QUIBDA (NO hay más con Q); RAAMIEL (hay 22 más con R); SABAEL (hay 30 más con S); TAGRIEL (hay 10 más con T); UMABEL (hay 3 más con U); VADRIEL (hay 8 más con V); XANORYZ (hay 1 más con X); YECABEL (hay 6 más con Y); ZAAFIEL (hay 14 más con Z).- Según la lista que tomo como fuente hay 406 ángeles.- Para mi primera versión de La Lista de Los Demonios también tomo un nombre de cada letra: AAMON (hay 20 más con A); BAALZEFON (hay 18 más con B); CAACRINOLAAS (hay 7 más con C); DANTALION (hay 1 más con D); EYREVR (NO hay más con E); FLAUROS (hay 6 más con F); GAAP (hay 4 más con G); HAAGENTI (hay 2 más con H); IPES (hay 1 más con I); (NO hay con J); (NO hay con K); LABOLAS (hay 3 más con L, incluido Lucifer); MALAPHAR (hay 11 más con M); NABERIUS (hay 2 más con N); ORIAS (hay 3 más con O); PAIMON (hay 5 más con P); (NO hay con Q); RAHOVART (hay 3 más con R); SABNACH (hay 9 más con S, incluido Satanás); TAP (NO hay más con T); UKOBACH (NO hay más con U); VALAC (hay 6 más con V); WALL (NO hay más con W); XAFAN (NO hay más con X); (NO hay con Y); ZAGAM (hay 3 más con Z).- 

      Según la lista que tomo como fuente hay 126 demonios.- O sea que hay 3,246 ángeles por cada demonio, lo cual nos asegura que el Bien siempre vence por mera matemática.

      Dice Eco sobre sus Listas: La lista de los nombres de ángeles, tanto buenos como malos, que aparecen en la antología, procede de las Sagradas Escrituras, de los evangelios apócrifos, de la tradición cabalística, de la tradición musulmana, de los libros de Enoch, de los textos de los sabeos de Harrán y de la Esteganografía de Tritemio (1621). La lista de los diablos procede del Lemegeton Clavicula Salomonis (1641), del Pseudomonarchia Daemonum de Johann Weyer (1515-1588), aparecida como apéndice a varias ediciones de su De Praestigiis Daemonum (1563) del Dictonnaire infernal de Collin de Plancy (1812) y de otros textos de demonología.” (nota 2, pág. 51 Op. Cit.).

      Al inicio siempre busco modelos, tanto en mi archivo personal (un cachivacherío de fotos, recortes, pasquines, etiquetas, postales, publicidades, y “cualquierotracosaqueensumomentomellamólaatención”), como por Internet (sin filtro ni restricciones). Compilo un nuevo archivo ad hoc y sobre eso empiezo a componer. 

      Mi acumulación de material sobre desnudos femeninos es aburrida de abundante, por lo que encaro buscar algo distinto (y demoníaco) en mis modelos. Algo que no haya hecho ya y que me provoque entusiasmo. Mi archivo masculino es paupérrimo, y mi búsqueda requiere más esmero para la cacería de ángeles. Y descubrir la mística y la estética (el “truco”) en un tipo de desnudo que no encaré seriamente hasta ahora. ¿Por qué los ángeles varones y los demonios mujeres? Porque sí.





Post Data: Sobre ángeles. Hace siglos (de hecho, literalmente en el siglo pasado) pinté una invocación de la Virgen para una sociedad italiana de Avellaneda. A los pies de la entronación unos ángeles sostienen la figura maternal mientras se esconden entre el ruedo y las olas del mar (era una patrona de marineros sicilianos). Para uno de esos angelitos utilicé una foto de mi niñez. ¿En que creía yo en ese tiempo? En el sentido del humor, indudablemente.







domingo, 12 de agosto de 2012



     “¿No crees que habría que educar a los hombres también? Ellos suponen que todo lo saben. Lo prueba el hecho de que cualquier analfabeto varón tuvo derecho al voto, mientras que una mujer, así fuera Madame Curie, no lo tuvo… hasta hace unos años. Yo he vivido esas injusticias y no deben olvidarse si deseamos no recaer en lo mismo.” 

 VICTORIA OCAMPO, Entrevista a Mildred Adams, La Gaceta, Tucumán 6 Junio 1976.-


     Compartimentar. Esa palabra hace poco entró a mi vocabulario. Muy de psicoanálisis, supongo. En mi viejo vocabulario era cerrarse. Aislarse del mundo. Pasan los años (pasan rápido, ¡pasan tanto!) y sigo diciéndome lo mismo: no tengo que permitir que me invadan, que me alteren, ¡que me afecten! La cotidianidad, la mediocridad del entorno, el egoísmo circulante, la auténtica y constatada voluntad de destruirme, a todo eso hay que construirle barricadas. Encerrarnos en nuestro castillo interior y que todo avance caiga en el foso.

      Pero es demasiado difícil. Vienen con sus catapultas y sus cañones, abren una brecha y me invaden finalmente. La domesticidad es la peste. Llega, te toma, se perpetúa, y si a veces se va deja secuelas de por vida. No se puede evitar la pulsión natural de la especie de ser gregario. Y en un momento de estupidez permitimos el amontonamiento. Resta decir que uno nunca elige bien (el masoquismo, intuyo, también es natural). Y se entretejen vínculos perversos, destructivos, asfixiantes, de los que resulta más trabajoso huir que soportar estoicamente. 

      Claro, va a decir una de mis voces por eso me adelanto, no incluyo como causal de permanencia la comodidad o, en mi caso, mi apacible indiferencia. Puede ser. Pero sea como sea, la invasión de los BRUTOS SENSIBLES COMO ESTACA (la cita es de Rimbaud, La Virgen Loca. El Esposo Infernal”) es mi karma. Soy una persona amable. Puedo soportar bastante bien por un rato. Un par de días. Sonreir y participar en una conversación con exquisita urbanidad. Pero no de corrido y si esa sociabilización me impide pintar (y hasta pensar muchas veces). Escucho cantar a Sabina: “No tengo en un altar a la familia, culpable de mis fobias y mis filias, pero, eso sí, confieso que me agota tener que soportar a tanto idiota.” 

     Supongo que lo que acabo de escribir me hace lucir como una arrogante bruja creída de su propia importancia. Una repugnante pseudo-intelectual que mira despectivamente a su entorno. No voy a defenderme aun siendo que no es tan así tampoco. Soy artista, vivo mirando a mi alrededor, escuchando, observando, intentando comprender. Buscando para definir, tratando de servir como catalizador. Traduciendo mi ámbito caótico en imágenes que digan lo mismo a través de la armonía estética. No vivo (ni quiero hacerlo) sola en mitad de la nada. Interactúo. Lo que reclamo es espacio (el desangelado ”espacio vital” que inició o justificó una guerra). Necesito respirar. Necesito paz. Necesito pintar. Necesito que respeten mi diferencia. 

     Si, soy rara. Sí, ¿y qué? 
-No provoquen a la fiera- aconseja bajo la voz primera. – Que aunque se quede calladita y quieta te da el zarpazo al final. Te escracha por escrito y te retrata en bolas con una cruz en el traste. 
-Es capaz de perpetuar su enojo del modo más artístico- resume la de anteojos. –Y quedás out side para los museos y la posteridad. 
-Lo peor es que te cuelga en el living y vas a tener que contemplarte todos los días- acota mi dulce y lánguida tercera voz. –Y eso puede ser un poco incómodo… 

     No llego a tanto. Creo. Todavía...







sábado, 11 de agosto de 2012




     “Los inquisidores se convirtieron en los asesinos de la Iglesia, con un ejército de informadores secretos, interrogadores implacables y jueces como témpanos de hielo los cuales actuaban en nombre de Cristo. (…) La primera gran batalla que ganaron los inquisidores fue cuando arrancaron el corazón de la Iglesia Cátara en una carnicería que recordaba a los sacrificios de la cultura azteca en el Nuevo Mundo. (…) La Inquisición estaba aquí para apoyar el poder de Roma. Y ha permanecido hasta hoy. Por supuesto, se ha santificado a si misma: en 1908 se renombró a la Inquisición con el nombre de la Sagrada Congregación del Santo Oficio. Después… en 1965, se convirtió en la Congregación de la Doctrina de la Fe… el Gran Inquisidor de hoy día, nombrado el 13 de Mayo de 2005, es el californiano monseñor William Levada… su predecesor inmediato, el cardenal Joseph Ratzinger, fue elegido Papa en abril de 2005. (…) Una vez que habían acabado con los cátaros, la Inquisición buscó otras herejías que combatir. Descubrió que los Caballeros Templarios precisaban de su mano para que los guiara… Posteriormente, a principios del siglo XIV, la Inquisición se fijó en los franciscanos… (…) Cien años después, los inquisidores centraron su interés en los judíos y musulmanes de España… la quema surgió con un vigor renovado. (…) Hasta que se descubrió toda una nueva área de captación de víctimas a causa de una obsesión del siglo XV: la brujería. (…) La Inquisición se jactaba de que en el transcurso de 150 años había quemado aproximadamente a 30.000 mujeres; todas víctimas inocentes de la fantasía patológica de la Iglesia.” 

  Michael Baigent Las Cartas Privadas de JesusGrupo Editorial Planeta 2007





martes, 7 de agosto de 2012

   

     Terminé La Santa Inquisición. Siempre hay un exceso de adrenalina y euforia cuando firmo una obra, una satisfacción física a la vez que un placer intelectual. Después viene el bajón, cuando uno se aparta y empieza a preguntarse si tantas expectativas están justificadas realmente. Ahí es cuando empieza a jugar el otro, la valoración que obtenga la obra independientemente de uno. Ella sigue sola su caminito y con el tiempo puedo mirarla de otra manera, totalmente libres una de otra, y ahí juzgarla más fríamente, sin sentimientos personales. La Santa Inquisición tiene que distanciarse de mí ahora y valerse sola. Después nos reuniremos otra vez. 

     Pero en este caso se complica. Difícilmente la vean. No es probable que –aun independientemente de mi problema con los galeristas y espacios de arte porteños- acepten exhibirla en algún lado. 
  -¿No es “probable”?- repite una de mis voces con sorna.- Es definitivamente imposible que alguien en su sano juicio la cuelgue. 
-Es como el basilisco que vive en el desierto o el desierto existe porque ahí vive el basilisco. No cuelgan a La Santa Inquisición porque la pintó ella o a ella no la cuelgan por haber pintado La Santa Inquisición- acota la otra voz, con satisfacción. A mi hace más de cuatro años que no me cuelgan en ningún lado. Punto.    Ahora les doy un justificativo para su mala leche retroactiva Y de todas maneras La Santa Inquisición refleja exactamente lo que quiero contar en Ragnarök. La sádica y perversa contradicción, el desprecio a la vida, la impiedad ideológica, la sin razón, la mentira institucionalizada. Y como revancha privada a la misoginia eterna de Roma, la iglesia católica es para mí invariablemente una mujer. 

      Esta es La Santa Inquisición:






Sobre la nómina de herejes en el fondo de La Santa Inquisición.

     Ya escribí hace tiempo sobre mi búsqueda de los nombres de personas asesinadas por la iglesia en las hogueras públicas y bajo acusación de herejía. Me llevó tiempo y energía recolectar nombres suficientes para completar el fondo de la obra, cosa extraña ya que habiendo sido tantas las personas ejecutadas en el fuego debería haber muchos nombres dando vueltas por ahí. Pero no los hay; al menos a mi me ha costado mucho compilar unos pocos. Como explicación pausible, puedo recordar la táctica de los monjes copistas en el medioevo que “seleccionaron” la versión que de la historia antigua debía llegar a las generaciones venideras. La iglesia de Roma siempre ha sido afecta a decirnos que información es “apta” para nosotros y que cosas deben borrarse de los registros. Puede que sea solo una mala interpretación mía, fantasías de mi exuberante imaginación. Pero como no tengo porque ser “justa” ya que soy también una hereje, prefiero insistir en mi error y volver a transcribir los nombres de las victimas que intenté preservar en LSI. Nombres reales de personas reales que fueron víctimas reales de la ignorancia y el abuso de poder de la iglesia católica.




Guillaume Belibaste Pedro de Bruys Corba de Perelha Gabriel Malagrida Raimond Fabre Robert Farrar Pierre Raimond Fray Silvestro de Pescia Rafel Benet Jacques Autier Thomas Cranmer John Wycliffe Patrick Hamilton





Jacques de Molay Vigoroux de la Bacone William Tyndale Godofredo de Charnay Arnaldo de Brescia Jan Hus Hugh Latimer John Frith Juan Fernando Abolafia Gherardo Segalelli Rafel Valls Guilhermina Aicart Pietro d´Abano Prades Tavernier





Pierre Autier Savonarola Diego de Susan Giordano Bruno Philippe d´Alayrac John Rogers Pierre Sans Michael Sattler Bertrand den Marti Amiel de Perles Guilhem de Lahille Cayetano Ripoll Sibille den Baille








   
Jeanne d´Arc Esclaramonde de Perelha Manuel Sauli Menocchio Pons den Baille Fray Domenico






  Pedro Fernández Benadeva Brezilhac de Cailhavel






SAN AGUSTIN: "LOS HEREJES, PAGANOS Y JUDIOS SE QUEMARÍAN POR SIEMPRE EN EL FUEGO ETERNO A MENOS QUE CUMPLAN CON LAS LEYES DE LA IGLESIA CATOLICA."



domingo, 5 de agosto de 2012




     Debido a mi incomprensible e injustificable empecinamiento de seguir conservando (¡y usando!) mi primer caballete, nuevamente ayer agravé el habitual caos de mi taller. Mi viejo caballete se desmoronó –otra vez- al cortarse uno de los viejos cables de teléfono con el que sujeto su barra de apoyo, la que también muy rota sujeto con cinta de papel. En su caída arrastró el amontonamiento de cajas y telas viejas que fueron a aplastar (de muy mala manera) unas bolsas de correo donde guardo láminas de trabajos sin terminar o que me aburrieron demasiado pronto.





     Sin otro remedio que acomodar –otra vez- si quería recuperar mi mínimo espacio de trabajo, me distraje y perdí todo el sábado “jugando” con algunas obras inconclusas. Siempre me digo que las tengo que tirar. Ocupan lugar, nunca voy a terminarlas, no significan nada y son una molestia. Pero nunca logro concretar su limpieza. Varias (muchas) aunque no me convenzan de volverlas a la luz para terminarlas me generan una gran simpatía. Realmente me gustan aunque no las considere “trabajos mostrables”. Haciendo gala de mi habitual contradicción, que justifico diciéndome que este es un sitio absolutamente privado que nadie más que yo ve, fotografié mis favoritas y las subí. Al inicio de esta entrada unas chicas que surgieron dentro de las Fantasías de una muñeca inflable. Piernas largas sobre papel, predominantemente dibujo. Pero las chicas de los lados están cubiertas de papel de diario y los hombres al final del pasillo son colage. Me gusta, no me gusta. Pero nunca pude destruirla. Hay algo ahí. Me recuerda a las tres hienas, a mis tres voces fastidiosas.





     El escudo argentino. Está el gorro frigio (veneciano), el sol (como máscara literalmente rota), los laureles con la cintita escarapela, los campos blanco y celeste. Las manos están aunque no se estrechen. Es el escudo de una patria muy harta. Nunca lo firmé, por lo que no lo consideré terminado. No se por qué. ¿Muy intelectualizado? Puede. Pero es divertido y tiendo a conservarlo.





     Virginia, de mi serie Cartográfica. Trabajé el desnudo sólo con acuarelas, usando el papel como luz blanca. Técnicamente estará bien, pero al limitarme a no usar mis mezcolanzas habituales me aburrí pronto. Jugué con lapiceras de gel en el mapa del entorno pero no alcanzó para que me complaciera firmarlo.





     Cabeza del Nacimiento de Venus de Boticcelli, era para Plagiaria y el resto de cuerpo iría en otros tantos mapas. Me cansé sin pasar del cuello.





     Este tríptico amagó con entusiasmo pero en alguna parte me fui a hacer otra cosa. Creo que hubo una mudanza en el medio, pero puede ser simplemente que no alcanzó a entusiasmarme para seguirlo todo el tiempo que requería terminarlo. Vuelvo a guardar todo y pierdo el sábado en una vorágine nostálgica y sentimental. Una de las voces (la práctica, la incuestionable) dice:
 -Si tirás todo de una vez no volvés a perder tiempo acomodándolo de nuevo. De yapa ganás aunque sea un poco de espacio. - Entonces se mete la de anteojos, cizañera:
-¡Que tire ese caballete de una vez! Si uno respira fuerte ya se cae.- ¡Sacrílega! le grito con odio. ¿Cómo voy a tirar mi caballete? La voz de la hiena buena, sale, como siempre, a explicarme:
-Es como la pluma que le dió el ratoncito ese a Dumbo. Sin la pluma él creía que no podía volar. Ella sin su caballete desastroso no puede pintar. 

     Muy patético todo. Mejor cambio de tema. Hoy, domingo, termino La Santa Inquisición. Apenas unos toques y la firma. A eso voy.