miércoles, 16 de septiembre de 2020

 


          No alcanza con la tragedia genérica que nos iguala al resto del mundo, no, necesitábamos la (intensional) tragedia específica.  Necesitábamos la cuarentena absurda, la perversa campaña de miedo, la absoluta destrucción de la psiquis colectiva, y coronar con una hecatombe económica por pura ineptitud de los gobernantes de turno.  Pero soy argentina, estoy -casi- inmunizada a los gobiernos nefastos.  Es que hoy amanecí escuchando en la radio nuevamente como el actual presidente explicaba que la raíz de nuestros males deviene de que el Correcaminos no se dejara comer por el Coyote.  Ahí -dice él y hubo quienes aplaudían- está el quid de la cuestión.  Hoy ha sido un día agobiado por la indignación y la impotencia.  Sólo queda canalizar civilizadamente la ira dibujando por pulsión…























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