viernes, 31 de diciembre de 2021

 







         Me sumo al brindis que propuso Santiago Kovadloff y que escuché esta mañana por la radio: “(…) …Brindemos, en suma, por el presente y el porvenir de la esperanza. El rasgo más valioso de la existencia es la insistencia. Y en las personas de bien, la insistencia se nutre de valores morales no negociables. Quienes se han consagrado a la insistencia, no son los que están seguros de alcanzar su meta sino los que están decididos de salir de donde se encuentran, de ese pantano de la corrupción y la decadencia que nos quiere condenar a no tener otro futuro que el de la sumisión y el eterno desencanto.  Alcemos esta noche, por fin, nuestras copas para que sepamos recorrer con templanza ese camino que nos devuelva al orgullo de entonar aquellas líneas del himno nacional que tanto anhelamos. Al gran pueblo argentino, salud.” (https://jorgefernandezdiaz.cienradios.com/profunda-reflexion-santiago-kovadloff-sobre-fin-de-ano/)






 

   El rasgo más valioso de la existencia es la insistencia.  …Quienes se han consagrado a la insistencia, no son los que están seguros de alcanzar su meta sino los que están decididos de salir de donde se encuentran…

 








     Me identifico totalmente con esas palabras.  Sí, se trata de la insistencia, sin garantía de resultado.  Insistir. Dar de cabezazos a la pared hasta lograr derrumbarla, o, al menos, hacerle un huequito por dónde asomarse. Insistir. Perseverar en los sueños con la fuerza de la convicción.  Brindo por un 2021 en el que, pese a todo, insistimos y por un 2022 donde, definitivamente, continuaremos insistiendo.  ¡Buen año!

















 



jueves, 30 de diciembre de 2021

 











         A estas alturas ni de cuenta regresiva se trata, simplemente es sostener empecinadamente y aguantar.  Habíamos -ingenuamente- organizado hasta el mínimo detalle un plan A, un plan B (siempre imprescindible), y un plan C (por las dudas y por fe en que la tercera debiera ser la vencida ya que nunca hay dos sin tres). 


            Pero por estos lados de inoperancia institucionalizada y con una peste que se recicla en modo contante, no hay posibilidad estratégica que cubra todos los flancos.  Se suponía que ayer a mediodía cumplía con la totalidad de las gestiones burocráticas inevitables quedando liberada para atender el tema de embalaje y amontonamiento prudente de la obra en el auto en el que harán su traslado. Hacer el análisis de rigor, el CPR 72 horas antes del viaje, fue ordenado y sencillo (ahí debí haber sospechado), pero de inmediato el empleado que asistió el trámite anunció que estaban medio demorados con los resultados  y que si no me llegaba al celular a las 36 horas  el día 31 de diciembre fuera a reclamarlo personalmente, pero, claro, antes de las 14 horas porque cierran ese día más temprano por los festejos.  Al ratito un mail de Buquebus me anuncia -¡cómo si tal cosa!- que el barco de las 7 de la mañana del 1 de enero se cancelaba y se reprogramaba mi travesía para las 4 de la tarde de ese mismo día.  Hora en la que según todas las versiones de mi plan (el A, el B y el C) yo ya iba a estar colgando cuadros en Punta del Este.  Muy lindo todo: pierdo el 31 reclamando mi test Covid antes de que empiecen los brindis, y viajando el 1ro. a destiempo  para llegar con la lengua afuera y montar la puesta a las beneméritas corridas.  


              ¿Que podría ser peor?  Que el test me declare infectada asintomática  y pierda el viaje, la muestra y el dinero que pagué por adelantado para mi hospedaje la semana del evento (única manera de conseguir donde quedarme en temporada alta a precio razonable del otro lado del Río).  Sostener el proyecto, insistir, empecinarse, contener la respiración y  repetir como mantra qué si debe ser, será.

                 Sostener y aguantar.
























domingo, 26 de diciembre de 2021

 


 

      Vida real de artista –  Día 12, cuenta regresiva bis





 

         Entre el ir y venir de estos días, que esto no se puede, que aquello es imposible, lo otro no llega a tiempo y eso ¿dónde está?, surgió como tarea extra para el hogar el alistar Carpe Diem para que se integre al sector de Pandemia - El Inicio en la Casa.  Nos reencontramos después de casi un año; yo la había remitido a Mar del Plata para que siguiera camino a una muestra en Italia -que la peste canceló- y ahora volvió a mis manos para acompañarla a Punta del Este y que desde ahí arranque su camino a  Europa. Como hasta ahora deambuló enrollada, se trata de acomodarla para un traslado fácil y una cuelga práctica y rápida, sin riesgos de estrago.








      Claro, ¡que fácil!  Pero la verdad es que hemos montado de ese modo en el pasado a otras obras viajeras.  El oficio tiene eso de bueno: prueba y error es un método infalible para aprender la realidad de las cosas.  Bistro de Paris fue y vino de Venecia sin grandes complicaciones entre dos placas de acetato cristal y cartón de passepartout, todo sujeto con tornillos de espejo.  Y se vió muy bonita en la cuelga de  la galería The Room Contemporary Art Space:












 

     Y todo se recicla.  Bistró de Paris irá a un sobre de papel y a resguardo hasta otra oportunidad y Carpe Diem se sumergirá en su sostén casero de cuelga para empezar a mostrarse físicamente:



 



















 

     Y allá va con el resto de las obras que cruzarán conmigo el Rio de la Plata.  ¿Cómo?  Amontonadas, claro, contra toda lógica espacial, como en el mítico camarote de los Hermano Marx en Una Noche en la Ópera.  Todo debe entrar en un auto.  Claro.  Será cuestión de acomodarse con buena voluntad...