lunes, 27 de junio de 2022

 


     Íbamos avanzando.  Y, como siempre, aparecieron las distracciones.  Mis Chicas Cuadraditas iban entrando en área de definiciones, esa última etapa en la que los detalles se vueven caprichosos y el disfrute la única premisa rectora.
































 

 

 

     Pero tuvimos uno de esos derrumbes no programados en el sector más desordenado de mi taller y mi Caballito de Carrusel se lesionó una de sus patas.  Así que ameritó la urgencia dedicarme a restablecer la integridad de Caballito mientras ocupa mi living, más por resguardo al caos del taller que por otra cosa.

























 

 

    Como consecuencia del desmoronamiento de cosas en mi taller, encontré urgente armar un resguardo para mantener mis Chicas Cuadraditas seguras, contenidas y aplanadas, mientras trabajo en ellas.  Pero en vez de comprar un foulder o una caja para guardarlas,  me puse a construir  con unos cartones rígidos que tenia y cierta cantidad de trastos inútiles que aparecieron durante el desparramo (palitos de madera para revolver el café, rueditas de plástico de una piñata infantil, una foto gatuna de contracolado despegada de algun lado, una pulserita de cuero trenzado, el cordón de una bolsa rota), y me desentendíi del tiempo  decorando estilo steampunk mi improvisada carpeta.
































 

     Y cuando parecía que todo se ordenaba para volver a las cosas, me distraje otra vez con un dispositivo para fijar foil, una especie de lápiz para trabajar en calor mientras se escribe sobre el pliego.  Llevo la tarde alucinada jugando con esto.  Así las cosas, hoy es un día difícil para concentrarse.