martes, 26 de febrero de 2019

































     Había sido hace años un proyecto fallido, donde la derrota se debió a la limitación de recursos y a la torpeza técnica.  Después, a la par que uno fue insistiendo,  aprendiendo y mejorando un poco, otros proyectos ganaron el escaso espacio de mi taller.  Pero ese viejo plan de intervenir maniquíes quedó rondándome como una sombra y, finalmente, llegó la oportunidad de hacerlo y en concreto para integrar una puesta de ambientación. 

     Cuando se lo comenté su primera pregunta fue, obviamente, el cómo pensaba hacerlo.  Simple, dije, voy a bajar todo a mi zona de confort, o sea, al papel.  Creyó que era mera teoría, la ilusoria argumentación para tranquilizarme frente a un desafío que no había logrado superar en el pasado.  Ya avanzada en la acción, con un par de cosas listas y el resto bastante próximo a su destino, le confirmaba ayer –café mediante- que era tan simple como eso: lo mío es el papel, puro y leve papel; soy un Midas que toca y convierte su entorno en cartón pintado. Ayer te lo explicaba, hoy te dejo atisbar de cómo va la cosa:



















viernes, 22 de febrero de 2019



     Y ya que estamos, seguimos hasta el final.   Aplicamos dorado en una especie de guarda de enmarque…










…y definimos los rasgos con lápices acuarelables…










     Ahora bien, la etiqueta que había que intervenir  quedó pequeña como para incorporar lo hecho, así que, bueno, habremos de incluir el texto a mano (como si no nos pasáramos la vida encontrando excusas para dibujar letras)…















     Dado que seguimos los lineamientos de las postalitas, un poco de brillo y ya está.  Versión final:


























miércoles, 20 de febrero de 2019



     Así  suceden las cosas.  Algo que no debía ser, que no debería pasar del infantil remate de una discusión intrascendente, se desprende, toma autonomía y avanza.  Se confabularon demasiados condicionantes: el exceso de cansancio, el fastidio por las personas estúpidas que cotidianamente me agobian, el gusto por el juego y esta necesidad de quemar las naves de una buena vez, aunque seamos los primeros en hundirnos.  Si, hay que irse, aunque supongo que no es la manera.  Un canto de sirenas, como un mantra, incitándonos a mandar a todos al diablo y desaparecer.  Pero somos tan civilizadas…  O no.  Seguimos:

Color…










Invitamos al fuego…








Y conseguimos una base de color con papel artesanal…












     ¿Sigo?, pregunto, y me contestan con una carcajada.    Supongo que no me creen capaz.









martes, 19 de febrero de 2019




     Como de costumbre, estoy a mitad de una docena de cosas.  Todo bien, así vivo.  Este proyecto, aquel otro, algún compromiso ineludible, lo que hago por exclusivo placer.  Pero hay un límite hasta para alguien tan errático y disperso como yo.  Hay un punto donde se fila el abismo de la paciencia y sólo se puede esperar lo peor.

     Sumemos atenuantes: la espalda me está matando y la medicación que a duras penas calma el dolor no saca precisamente lo mejor de mí.  Y que algunas personas imprudentes no saben cuándo dejar de fastidiar.

   Habíamos hablado de esa convocatoria, en abstracto, como una interesante propuesta a la que yo debería postularme.  Con algo de la serie de Circus Gestual.  Él, contemplando mi actual falta de tiempo, decidió que utilizara las versiones tentativas que no envié a la TAE 19 Edimburgh,  a mis chicas Rosa, Amarilla o Azul















   Claro que yo no hago eso, las postalitas descartadas deben ser sólo eso, postalitas descartadas por priorizar a mi favorita, la Chica Verde







     No tengo tiempo ahora, la convocatoria está muy sobre la fecha, no puedo distraerme más de lo que ya me estoy distrayendo.  Te lo agradezco, pero no.  Y, como pasa siempre, no me escucha y sigue insistiendo.  Que me haga un rato, que intervenga una etiqueta para una botella de malbec.  Que no me cuesta nada, que es lo que hago, que esboce un rostro, un gesto,  una divertida expresión que invite  a “volver a vos”, a ser quien soy…





    Y así, sin gran convicción pero dispuesta a que me deje tranquila, me senté los cinco minutos que le robé a otras ocupaciones a esbozar un gesto  que me represente y que en este mismísimo momento me parece compañero perfecto de una copa de tinto.  Y salió esto.  Sospecho que no le va a gustar…






Ocho:  dibujar por dibujar.


















viernes, 15 de febrero de 2019



Seis: acomodamos detalles para conformar un tocado simétrico (o más o menos simétrico)...















En proceso.  Uno, dos y tres: dibujo base, algo de definición con lapiceras de tinta en gel y fuego...



























Cuatro y cinco: adherir el remanente chamuscado sobre papel artesanal color e iniciar las perlas...