lunes, 27 de febrero de 2023

 

En proceso






















































































     Construir – destruir – reconstruir.  Puedo justificar mi habitual proceso con varios argumentos. El más simple: por capricho.  El obvio y remanido: mis traumas infantiles condicionan mis actos.  El real: hay un desafío implícito en permitir que el fuego erosione y mute el primer boceto, para luego usar y abusar de los recursos creativos en  una reconstrucción que supere el original. 

      Se trata de que el resultado final, edificado sobre un soporte maltratado y roto, resulte esteticamente más grato, porque la verdadera belleza está en la imperfección.  Todos somos reconstrucciones, reparaciones constantes, con huecos mal disimulados, faltantes irremediables y rejuntes varios; somos el resultado de un proceso constante de capas de vidas que  en su conjunto aleatorio define nuestra identidad.

























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