Acabo de despachar mis pequeñas cuatro obritas borgeanas hacia Chile, para su primera escala en su viaje rumbo a la Bienal de Venecia el año próximo Arrancamos con mucho margen de tiempo, de manera que cualquier imprevisto pueda ser subsanado sobre la marcha. Volví a confiar en el Correo oficial, más que nada porque me empecino en fingir que este país todavía funciona y alucinar normalidad. Veremos si llegan, cuándo y en qué estado. Tengo tiempo para enviar una segunda versión si esta se malogra. Vamos con el Plan A mientras dejamos en gateras al Plan B.
Buen viaje.