Voy tachando
de mi lista un pendiente cuando se me multiplica por dos una tarea que creía ya
hecha. Había realizado todos los
Trámites a Distancia para los avisos de exportación de las obras que van a viajar
a Uruguay, pero encantadoramente, en vez de notificarme que cada expediente
se cumplimentó con éxito, me dicen que
pasan a archivo directo porque el pasado 25 de noviembre (¡hace dos días!)
se cambió TODA la normativa para la importación y exportación de Obras de Arte
en el país. Probablemente (no discuto
eso) sea ahora más simple el tramiterío, pero yo ya había aprendido a hacer (¡y
ya HECHO!) el más engorroso trámite anterior. Y ahora vuelvo al casillero
de salida a tener que leer las nuevas reglas de juego para empezar otra vez. Respiro.
Sigo.
Como de costumbre,
todos los trabajos de gráfica (postales, tarjetas, algún flyer) entran en el limbo
de la indefinición perpetua. Completé el
pedido en línea como es de uso habitual, mandé diseños y especificaciones
técnicas y sigo a la espera de que me confirmen algo, lo que sea, y me den una fecha
estimada de entrega. Porque sabemos que
cuando el material sale de la gráfica descubrimos que la impresión, los textos
o el color son defectuosos y tenemos que volver a hacer todo de vuelta. Por ese lado, seguimos sin concretar nada.
Respiro y
trato de concentrarme en los pendientes a punto de tachar: esta semana tendría todas
las obras a viajar debidamente enmarcadas y listas para el embalaje, ya reservados
los pasajes y probablemente se confirme el hospedaje en las próximas horas. Cancelé
el saldo pendiente con los Organizadores de la feria por el stand y debería a
partir del lunes dedicarme a difundir el material de prensa conforme lo
pautado. Podría pensar que más o menos
está todo encausado, pero llevo demasiado tiempo en este negocio como para no saber
que en las próximas semanas me espera un elevado nivel de locura, crisis caóticas
e imponderables varios. Respirar y
seguir.
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