“Un ejercicio de memoria
Somos
nuestra memoria,
somos
ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
J.L.B.
La memoria, madre de las musas, es una furcia por
infiel.”
El Penúltimo Infierno de Borges,
Silvia Rins
Abandonado definitivamente
el primer intento (otra vez) de componer Un ejercicio de memoria,
retomo el texto de la maravillosa Silvia Rins y trato de ver en sus
palabras las imágenes que en mi cabeza reflejan los juegos de memoria de Borges. Empezamos otra vez. Y aunque el retrato no me convence del todo (quería más contundencia en su sonrisa amable, cómplice y juguetona) persevero en
el fuego y en una base de papel artesanal más naranja que amarilla.
Me propuse
limitar mi paleta a tintas negras, blancas y marrones, y un poco de tierras
sombra y tostada en acuarelas para el retrato.
Definitivamente la memoria para mi es en escala sepia. El tono cálido del fondo se sale un poco del
plan, pero nunca he sido tan estricta con las cosas y tengo cierta indulgencia
cuando se trata de mis papeles batik.
Influenciada por la versión de Sherlock de la BBC,
quise conformar un Palacio de la Memoria, con múltiples hornacinas donde
se alzan, bellas e imponentes, las ars liberales, las musas, la
Providencia y la Justicia. Obviamente,
la falta de espacio me ha limitado a solo dos hornacinas y a la esperanza que
el espectador se deje transportar a la idea de todo un infinito palacio de recuerdos.
Y cómo resistirme
a incorporar uno de mis papelitos texturados chinos, con una mano que que te
mira, porque todo lo ve, y te recuerda que eres el hacedor de tu destino.
Unos cartouches
de partitura, porque “En la música están, en el cordaje/ de la terca guitarra trabajosa,/ que trama en
la milonga venturosa/ la fiesta y la inocencia del coraje” (JLB, poema
El Tango). Y la mera mención de Mnemósine,
en su grafía griega, porque esas pedanterías eruditas harían reír al Maestro.






















!Fascinante tu representación de la memoria de Borges, con el rostro del maestro templado al fuego, la justicia y la providencia custodiándolo, y el toque esotérico de la mano que nos recuerda que creamos nuestro propio destino!
ResponderEliminarGracias querida SiIvia!!!!
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