sábado, 18 de octubre de 2025

 



 

“Un ejercicio de memoria

Somos nuestra memoria,

somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.

J.L.B.

La memoria, madre de las musas, es una furcia por infiel.” 

El Penúltimo Infierno de Borges, Silvia Rins

 

 

     Abandonado definitivamente el primer intento (otra vez) de componer Un ejercicio de memoria, retomo el texto de la maravillosa Silvia Rins y trato de ver en sus palabras las imágenes que en mi cabeza reflejan los juegos de memoria de Borges.  Empezamos otra vez.  Y aunque el retrato no me convence del todo (quería más contundencia en su sonrisa amable, cómplice y juguetona) persevero en el fuego y en una base de papel artesanal más naranja que amarilla.


























 

     Me propuse limitar mi paleta a tintas negras, blancas y marrones, y un poco de tierras sombra y tostada en acuarelas para el retrato.  Definitivamente la memoria para mi es en escala sepia.  El tono cálido del fondo se sale un poco del plan, pero nunca he sido tan estricta con las cosas y tengo cierta indulgencia cuando se trata de mis papeles batik.













 

     Influenciada por la versión de Sherlock de la BBC, quise conformar un Palacio de la Memoria, con múltiples hornacinas donde se alzan, bellas e imponentes, las ars liberales, las musas, la Providencia y la Justicia.  Obviamente, la falta de espacio me ha limitado a solo dos hornacinas y a la esperanza que el espectador se deje transportar a la idea de todo un infinito palacio de recuerdos.
















 

     Y cómo resistirme a incorporar uno de mis papelitos texturados chinos, con una mano que que te mira, porque todo lo ve, y te recuerda que eres el hacedor de tu destino.















 

     Unos cartouches de partitura, porque “En la música están, en el cordaje/  de la terca guitarra trabajosa,/ que trama en la milonga venturosa/ la fiesta y la inocencia del coraje” (JLB, poema El Tango).  Y la mera mención de Mnemósine, en su grafía griega, porque esas pedanterías eruditas harían reír al Maestro.


























































2 comentarios:

  1. !Fascinante tu representación de la memoria de Borges, con el rostro del maestro templado al fuego, la justicia y la providencia custodiándolo, y el toque esotérico de la mano que nos recuerda que creamos nuestro propio destino!

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