Los
autodidactas nos formamos a través de la prueba-error-más
prueba-más error-ad infinitum y prestando mucha atención a todas las
críticas. Así aprendemos.
Una
crítica reiterativa a mi trabajo fue, y es, que pongo demasiado en una misma
obra, que podría hacer media docena con lo que amontono en una. Excesiva.
Imprudentemente exuberante. Muy cierto. Hay oportunidades que lucho
contra esa tendencia, y otras –como en
estos días en que el mal humor me supera- doy rienda suelta a todas las
exageraciones.
Así es
que mientras dejo secar a mi Dama del Miriñaque de otra tanda de
flores (otra tanda de muchas otras que esperan su turno)…
…decido que es imprescindible que ella tenga un
perro: