jueves, 14 de noviembre de 2019



































     Tristeza infinita.  ¿Cómo podemos permitir que sucedan estas tragedias?  Ya por acción (como responsables del cambio climático) ya por omisión (no realizar las obras idóneas para mitigar los efectos nocivos de los fenómenos naturales) es totalmente imperdonable.

      Entretanto, por estos lados del planeta, la barbarie de grupos minoritarios y ultra-violentos destruye por destruir.  La pantalla reproduce desde hace semanas patrimonio histórico-cultural latinoamericano arrasado por la turba y por el fuego.  ¿Para qué?  ¿Qué se gana con eso?  ¿Se tiene más razón si uno incendia una iglesia centenaria o demuele a palazos la fachada de un edificio?  Incomprensible.  Y también imperdonable.  Por estos días uno se siente totalmente a contramano del mundo, absolutamente desconsolado.  Testigo de un triste espectáculo que nunca quiso presenciar.


































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