Me notifican el rechazo de mi postulación para
la BienalSur 2023. Y
aunque era previsible (muy previsible) y si a algo estoy
acostumbrada es a no ser seleccionada para proyectos nacionales, me
gana la indignación.
Tal vez sea por el tono genérico e impersonal
del aviso de rechazo, por no molestarse en un “querida Gabriela…” que al
menos hace suponer que a uno lo identifican como un “uno”. O tal vez porque me cuesta creer que los “ejes curatoriales” me dejen afuera. Seguramente un “eje” trazado sobre el neofeminismo
y el empoderamiento de la mujer habrá en el evento, pero se ve que yo (mujer
y feminista desde antes de que estuviera de moda) no califico a ese “eje”.
A ser
sincera, estoy furiosa. Y es
innecesario, porque sabía de antemano que un evento organizado por la Universidad
de Tres de Febrero, sitio ultra politizado y de corte fanático del actual
régimen político, ya tendría los cupos cubiertos por sus militantes desde antes
de lanzar la convocatoria. Esto es hecho
por ellos y para ellos, si estás afuera te quedás afuera. Así son los muchachos,
muchachas y muchaches peronistas. Era
obvio que no me iban a aceptar. ¿Yo quería
ser parte? Yo no, pero mi obra sí. En un evento de carácter nacional con proyección
internacional, para mostrar al mundo lo que se está haciendo por estos lados, claro
que me interesaba que mi obra fuera incluida.
Soy argentina y toda mi obra se compone acá, en el Sur más al sur,
soy un exponente (bueno o malo, pero honesto y constante) de lo
que se cocina en estas tierras. Quería
ser parte. Pero no, yo no pertenezco a
la secta (gracias a todos los dioses de todos los credos por ello). Otro evento nacional vedado para mi. Una auténtica costumbre argentina.
Mis chicas
de Ars Liberales deberán seguir esperando otra oportunidad para
salir al ruedo. Seguiremos buscando algo
para ellas.