Avances
diarios. Oficialmente terminado el fondo,
lo que en mi idioma es haber terminado la primera tanda de dibujos intrincados
sobre un soporte reciclado que no dio igual adherencia en la totalidad de la
superficie. El desafío sostuvo el entusiasmo.
Aunque no
es mi regla habitual ir de atrás para
adelante en la composición (mi orden es ir en cualquier dirección y de
cualquier manera), se supone que ahora está todo dispuesto para trabajar en
el desnudo para subirlo a primer plano.
Lo miro y no me entusiasma demasiado: la línea de la cadera está mal, la
proporción del torso no es la adecuada y hay algo en toda la postura que me
disgusta, le falta languidez, cierta gracia del abandono que sugiere la pose y
que ahí no está. Por el contrario, me gustan
las posibilidades de los pies. Pero hay poca
realidad física de lanzarme a trabajar
sobre lo que falta. Puede que sea el
clima, la mala luz de esta época del año, el cansancio triste que genera los
tiempos horribles que atraviesa mi país.
Pueden ser tantas cosas, o simplemente la obra que se desencajó y no quiere
seguir. Veremos mañana…
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