Estaba muy enojada por la censura constante que hace Instagram
de mis obras cuando se tratan de desnudos.
Insisto y pido revisión porque entiendo que mis desnudos no son “pornográficos”
ni ofensivos en forma alguna. Pero
igual me los censuran, lo que me genera la urgente necesidad de pintar más
desnudos. Estaba en eso, boceté una
espalda pero se me ocurrió pegarla sobre un cartón remanente de una
presentación universitaria que rondaba por mi taller. ¿Por qué?
Porque el cartoncito andaba por ahí y era de un tamaño que me es cómodo
y a las cosas que ya no sirven hay que darles utilidad, entonces…
La cuestión
es que adherí mi boceto pero me quedaba mucho fondo; adherí un pedazo de
partitura musical; pero los fragmentos de la lámina impresa original me seeguían distrayendo. Decidí darle un marco a la figura femenina, y
empecé a dibujar un diseño complejo en todo el contorno. En realidad, reconozco que ese dibujo
intrincado fue la verdadera razón de todo, que pelear contra el impreso limpiándolo con un dibujo en tinta y acrílico
blanco era un desafío lo suficientemente atractivo para hacerme olvidar de la
odiosa censura.
Ahora que
di por concluido el entorno puedo dedicarme al desnudo, objetivo inicial del
asunto. Y quién sabe si eso será tan
divertido como todo lo demás.
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