lunes, 27 de mayo de 2024

 


     Tomando como inspiración el precioso libro de Silvia Rins, El penúltimo infierno de Borges, me dispuse a jugar con un fragmento de su primer capítulo, Tres Sueños.  Toda la mística borgeana está ahí, así que me di licencia para recurrir a mi propia mitología personal y recuperé ese retrato que adoro del Maestro y que fue el primer “dibujo” con conciencia de dibujo que tracé hace, ¡qué barbaridad! ya 30 años.  Por entonces, aun empeñada en pintar, alguien con sentido común me dijo que, si mi base de dibujante era tan fuerte, ¿por qué no, simplemente, dibujar?  Acaté el consejo y  terminé con mi primeria serie de dibujos en la Manzana de las Luces.

























 

     Hoy, El Inmortal está con paradero desconocido, supuestamente en territorio patagónico. Larga historia.  Pero retomo sus expresivas manos capaces de construir un universo y desde ahí vuelvo al juego que más me gusta jugar.   Inicio con el retrato conocido, pero ahora el fuego es un compañero inevitable que tambien participa:















 

     Y el papel de color sólido como base de resguardo para lo que sobrevive de las llamas y el agua necesaria para mantener el control.













 

     Un antiguo mapa de Dinamarca como un escaso fondo distante y el trazado de Beppo, con sus ojos hipnóticos.


























 

    Beppo y tigres de Oriente, que quise fueran azules pero a veces me condiciona el papel disponible en mi tablero.  Veremos como adecuar su tonalidad más tarde.  Seguimos.













































No hay comentarios:

Publicar un comentario