lunes, 28 de octubre de 2024

 








Avances de Un ejercicio de memoria

     Finalmente me hice de un rato para trabajar en el retrato central.  Si bien la base y la primera mano la había pintado al óleo, no tenía ganas de seguir con esa técnica.  Y estando en plena temporada de extravagancias, me permití hacer un experimento que me revoloteaba en la cabeza desde hacía un tiempo.  Me propuse trabajar el rostro con lápices acuarelables a los que iba a diluir no con agua esta vez sino con tinta al alcohol de unos marcadores.  Podía salir bien o dar por perdida la obra definitivamente.  Probé.  Me gustó bastante el resultado.











 

     La textura de la piel quedó suntuosa, con unos empastes en blanco de pintura a la tiza para algunas luces y resaltar el cabello.  Probablemente tenga que pulir algunos detalles, pero hasta acá avanzamos satisfactoriamente.

 





     Pero en cuanto al resto de la composición, la encontraba demasiado “ordenada”.  Si, en el fondo hay un montón (literalmente “¡un montón!”) de imágenes diversas que evocan la universalidad cultural, pero todas tan prolijamente alineadas y enmarcadas por el laberinto dorado que se me enervan los nervios.  Necesito más libertad, formas que se salgan de los planos, más improvisación y capricho.  Y necesito luz, no hay ni un vestigio de papel crudo en el conjunto.  Así que voy a agregarle un poco.

 

      Añado un dibujo en tinta en gel sobre papel blanco de una alegoría de la inspiración, de la evocación a las musas.  Dice el bando (que dejo en papel sin tratar, para que aporte  un poco de iluminación lateral al retrato)  “Ego Musarum Sacerdos”, algo así como “soy el sacerdote de las musas”, quien las invoca y quien las domina.  El dueño de las musas.

















     Un poco más satisfecha y ya dispuesta a agregar más imágenes superpuestas en papeles de otras textura, me distraje con el galeón y sus monstruos marinos.  Necesito más barcos, me dije, y por qué no agregarle barquitos de papel.  Sólo que como hay tanta reminiscencia a oriente, opté por usar un papel de diario que llegó a mis manos envolviendo unos cuenquitos que me trajeron de Marruecos como souvenir hace un par de años.  Los cuenquitos los agradecí, pero me fascinó el bollo de papel en el que venían protegidos para el viaje en avión.  Guardé esos fragmentos de periódico en escritura árabe como un tesoro, para usarlos alguna vez en algo.  Llegó el momento.  Confeccioné tres barquitos de papel que fueron a navegar con el galeón solitario y sus monstruos marinos.




































    Ahora estoy muy abocada en agregarle un diseño de laberinto sobre el papel de felpa amarilla que estoy usando en mis Postales.  Ese papelito aterciopelado me tiene trastornada.  Por un  momento traté de resistir la tentación, traté de mantenerme contenida, pero después de incorporar los barquitos árabes abandoné toda prudencia y determiné oficialmente que  Un ejercicio de memoria será mi liberado campo de juego.












viernes, 25 de octubre de 2024

 

      Con la excusa de hacer pequeños trabajos para llevar a la MasterArt Fair de enero, como obras accesibles para quien esté interesado en tener un original farnelliano, me estoy permitiendo  incurrir en disparates varios.  Y sin el menor atisbo de culpa.

     Encontré en el último intento de ordenar mi tablero restos de unos papeles afelpados, rojo y amarillo, que es muy probable haya comprado alguna vez para pegar en la base a unas cajas de madera para que su roce no rayara los muebles sobre las que las apoyara.  Unos papelitos aterciopelados muy lindos sobre los cuales el sentido común dice que no se puede dibujar.

.     Obviamente, ando estos días muy feliz dibujando sobre mis papelitos de felpa, recortándolos e incorporándolos a los diseños de mis Postales.    Ya entusiasmada, la superposición de dibujos hechos en diferentes tipos de papel es lo que más determina la concepción de esta serie de Postales:


































































     Siendo sincera, no todo lo que vengo haciendo me gusta, pero entre tanto revoltijo de imágenes, formas y texturas, en cada Postal hay algo que sí me gusta (mucho) y otras cosas que me parecen un espanto y no logro decidirme sobre mi opinión sobre el conjunto.  Proyecto seguir con este juego y en diciembre decidir cuales monto es passepartout para llevar al evento.  De momento estoy con autorización de hacer lo que me venga en ganas y disfrutar en el proceso.

  

     Estando en esto me hace llegar mi amiga Aurora (@collaura  una artista del collage maravillosa) una convocatoria para un evento en Paris.  Y aunque no se realmente si mi trabajo entra en la categoría de “collage” tradicional (como tampoco entra en pintura, ni en dibujo ni en técnica mixta, confirmando mi marginalidad natural) me puse a preparar una obrita muy chiquita, 10X15 cms. para enviar a Collagenotes.







     Un retrato de la tapa de un viejo disco en pasta de Tita Merello, una estampilla conmemorativa en su honor (¡en papel felpita amarillo!), gráfica habitual de  correo postal y otro corazón en felpa roja (cuyo efecto texturado con la tinta me en-can-ta).  Falta ese último paso de aunar tanta miscelánea, pero creo que en estos días mandaré mi mini postalita tan porteña para territorio francés.