sábado, 20 de septiembre de 2025

 






     Mi carencia habitual de espacio me llevó a la regla autoimpuesta de no hacer más esculturas de cartapesta (de cualquier tamaño) hasta que no consiga hacer lugar deshaciéndome de algunas piezas viejas.  La reciente venta de Julian en Montevideo me ha dado la posibilidad de jugar un rato a  componer un nuevo Arlequin que lo sustituya.









 

     Aunque creo que la realidad es que ya extraño a Julián, a Mi lindo Julián como resume el tango:





Yo tenía un amorcito

Que me dejó abandonada,

Y en mis horas de tristeza

Lo recuerdo con el alma.

Era un tigre para el tango

Y envidia del cabaret,

Pero un día, traicionero

Tras de otra se me fue.

Por qué me dejaste

Mi lindo Julián,

Tu nena se muere

De pena y afán.

 

Mi lindo Julián -  Letra de José Luis Panizza, Música de Edgardo Donatto.

 

     Al Julián aventurero, que desde el asiento de atrás del auto capitaneó el viaje a Punta del Este en enero del 2022 cuando la peste todavía rondaba amenazante y quería obligarnos a la parálisis del miedo y a la inacción.
























 

     Y que se lució con sus compañeros Arlequines (Demian y Lucien) en una vieja casa de San Telmo en diciembre de 2023:





















 

     Fue estandarte en Proyecto Arte, en Montevideo el pasado agosto, donde fue  fotografiado por múltiples admiradores, quedándose definitivamente allá (¿Por qué me dejaste mi lindo Julián?).















 

     Ahora, con la excusa de su ausencia, me dispongo a trabajar en un nuevo Arlequin, en Jules.  Empezamos bien y de a poco va tomando color.



























 

     Esta mañana y después de años de trabajar con cartapesta, descubro que las servilletas de papel reciclado, de paradores de ruta y estaciones de servicio, son de un papel MA-RA-VI-LLO-SO para realizar espirales y cintas de relieve.  ¿Como no me di cuenta antes?  La adherencia y resistencia de este papel me permite planear para Jules múltiples  caprichos.













 

    Estaba trabajando con Jules sobre una caja de cartón (de esa de acarreo para la compra en el supermercado ahora que ya no usamos bolsas plásticas) y al sacar una foto del avance de mi trabajo caigo en la cuenta de que mi Arlequín se posa sobre una caja de Barbies. 







 

    Nunca fui una niña de Barbies (no eran masivas en mi niñez y decididamente demasiado caras para mi entorno).  Aunque tampoco tuve registro que recuerde sobre su existencia. Claro que yo fui una niña rara, que pedía para su cumpleaños, día del niño, Navidad y Reyes: “papel y pinturitas”.  Y ahora, tanto tiempo después, sobre una caja de Barbies sigo jugando con papel y pintura.  










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