Mi carencia
habitual de espacio me llevó a la regla autoimpuesta de no hacer más esculturas
de cartapesta (de cualquier tamaño) hasta que no consiga hacer lugar deshaciéndome
de algunas piezas viejas. La reciente
venta de Julian en Montevideo me ha dado la posibilidad de
jugar un rato a componer un nuevo Arlequin
que lo sustituya.
Aunque creo
que la realidad es que ya extraño a Julián, a Mi lindo
Julián como resume el tango:
Yo tenía un amorcito
Que me dejó abandonada,
Y en mis horas de tristeza
Lo recuerdo con el alma.
Era un tigre para el tango
Y envidia del cabaret,
Pero un día, traicionero
Tras de otra se me fue.
Por qué me dejaste
Mi lindo Julián,
Tu nena se muere
De pena y afán.
Mi lindo Julián - Letra de José Luis Panizza, Música de
Edgardo Donatto.
Al Julián aventurero,
que desde el asiento de atrás del auto capitaneó el viaje a Punta del Este
en enero del 2022 cuando la peste todavía rondaba amenazante y quería obligarnos
a la parálisis del miedo y a la inacción.
Y que se
lució con sus compañeros Arlequines (Demian y Lucien) en una
vieja casa de San Telmo en diciembre de 2023:
Fue
estandarte en Proyecto Arte, en Montevideo el pasado
agosto, donde fue fotografiado por
múltiples admiradores, quedándose definitivamente allá (¿Por qué me
dejaste mi lindo Julián?).
Ahora, con
la excusa de su ausencia, me dispongo a trabajar en un nuevo Arlequin,
en Jules. Empezamos bien y
de a poco va tomando color.
Esta mañana
y después de años de trabajar con cartapesta, descubro que las servilletas de
papel reciclado, de paradores de ruta y estaciones de servicio, son de un papel
MA-RA-VI-LLO-SO para realizar espirales y cintas de relieve. ¿Como no me di cuenta antes? La adherencia y resistencia de este papel me permite
planear para Jules múltiples
caprichos.
Estaba
trabajando con Jules sobre una caja de cartón (de esa de
acarreo para la compra en el supermercado ahora que ya no usamos bolsas plásticas)
y al sacar una foto del avance de mi trabajo caigo en la cuenta de que mi Arlequín
se posa sobre una caja de Barbies.
Nunca fui una niña de Barbies (no eran masivas en mi niñez y decididamente demasiado caras para mi entorno). Aunque tampoco tuve registro que recuerde sobre su existencia. Claro que yo fui una niña rara, que pedía para su cumpleaños, día del niño, Navidad y Reyes: “papel y pinturitas”. Y ahora, tanto tiempo después, sobre una caja de Barbies sigo jugando con papel y pintura.
























No hay comentarios:
Publicar un comentario