Todos tenemos alguna debilidad,
la mía es la basura. Y de entre todos
los descartes, los rollos de cartón están en la cima de mi pirámide de preferencias. Iniciar una acción creativa desde un deshecho
cotidiano, de un resto con el que convivimos diariamente sin apreciar el
universo de posibilidades que implica, es uno de los juegos que más me gusta
jugar. A partir de rollos de cartón
surgieron las pequeñas esculturas de papel, recargadas y coloridas, que invaden un rincón de mi casa:
Y como no encuentro razón
para apartarme de mis asumidas debilidades, iniciamos un nuevo juego con rollos:
Tarde de viernes con planes
de cartapesta, pero
la lluvia persistente y la famosa humedad de Buenos Aires me ralentizan y nos obliga a acurrucarnos junto a la
hornalla para intentar que algo seque…
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