Es probable que al inicio, en
el primer esbozo, se delate el estado de ánimo que nos habita en ese
momento. El hartazgo emocional era el
síntoma que me condicionó estos día, y creo que puede haberse colado en el principio de la obra que me ocupa estas
horas.
Pero el arte impone sus
reglas, el placer se expande como mancha de aceite, y al rato se trata
nuevamente de jugar a jugar…
Y así se llega a una soleada y plácida mañana
de domingo trazando letras y colas de sirenos:
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