“(...) Te escribo como siempre para
quejarme y decirte que la vida es estúpida, el mundo injusto, el destino ciego,
la sociedad idiota, y nada más... tengo casi todo lo que se puede tener; una
cosa me molesta: la inteligencia.” Victoria
Ocampo, carta a Delfina Budge,
Autobiografía II, pág.122.
En estos días podría parafrasear perfectamente a la gran Ocampo.
Al cabo de un día, de uno solo, se escuchan y se leen tantas imbecilidades
de personas que se autoproclaman “referentes” y que arruinan el futuro de tanta
gente dejándonos como anonadados espectadores de un grupo perverso y nefasto que sólo quiere destruirlo
todo para vencer sobre las ruinas.
“…el destino ciego, la sociedad idiota…” Evidentemente poco ha cambiado mi país
en tantos años, los males siguen siendo los mismos males. Qué cansancio… ¿Qué hacer frente a la sinrazón? ¿Desprendernos de la inteligencia, dejar de
razonar para que el relato aberrante que intentan imponernos no nos lastime
tanto? No. Se respira, se resiste y se sigue. Se insiste.
Nadie dijo que iba a ser fácil, ni justo, ni siquiera grato. Se sigue, porque la única responsabilidad que
tenemos es con nuestras propias convicciones.
No importa como salga, se sigue. “Allons! La marche, le fardeau, le désert,
l'ennui et la colére…” Arthur Rimbaud, Une Saison en enfer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario