martes, 11 de agosto de 2020

 






     Ya no llevo la cuenta de la cantidad de días que se prolonga esta desorganizada cuarentena (¿144?), solo me resigno a este encierro desproporcionado, sin sentido ni finalidad, a este experimento perverso de quienes no saben qué otra cosa hacer más que meternos miedo y echarnos la culpa mientras nos destrozan el alma, la psiquis y la economía.

 

    Es tan extraño deambular en este contexto, adaptándose a la mínima expresión de todo para sobrevivir, siendo testigos de tanta vida y tanta ilusión destrozada.  Error sobre error intuimos que el final no será feliz, que todavía nos espera lo peor por delante.  Cuesta ponerle ganas  a cada día.












No hay comentarios:

Publicar un comentario