martes, 27 de diciembre de 2022

 



     Últimos días del año y esta costumbre del compilado se impone.  Supongo que es una manera de tranquilizar a la conciencia detallándole que no hemos estado perdiendo el tiempo.  Paso revista al 2022 por bien de mi salud mental (ya de por sí muy deteriorada por la vida).






 

     Arrancamos enero con una puesta individual en un evento colectivo, Red Tree Art House by Sotheby´s, en Punta del Este, Uruguay.  Una idea muy buena en teoría con una implementación defectuosa por falta de eficacia en la organización general.  Pero, si soy honesta, el resultado a favor -en mi caso- fue múltiple: me probé a mi misma que era capaz de idear una puesta coordinada y atractiva; que podía moverla a través de la frontera sin mayores complicaciones; que la obra no sólo podía sostenerse en cualquier contexto sino que podía lucir al máximo aun bajo una total improvisación sobre la marcha.






 


      Si bien el gran problema de Red Tree Art House fue la falta de público acorde a la magnitud del evento por falta de difusión y señalización de acceso al lugar, la gente que si asistió se demoró en mi espacio, buscó conversar sobre las obras expuestas y fue mayoritario el comentario de interés y sorpresa ante una propuesta inhabitual.  Mis cachivaches de papel lucieron y se divirtieron.  Y yo tuve una excusa perfecta para escaparme a Punta del Este, lugar que adoro, los primeros días de enero.  Un modo de arrancar el 2022 muy auspicioso.










 

     Seguimos con una muestra en Esperanza, Provincia de Santa Fe, en la Fundación Ramseyer Dayer, evento compartido con otras dos artistas -Brook & Benko- y al que accedí por selección de propuesta.  De nuevo, se trató de concebir una puesta en mi cabeza que pudiera cerrarse en si misma y montarse como unidad en cualquier contexto.  Mis chicas de Burlesque viajaron a Santa Fe.









     Lo único negativo en este caso fue que yo no pude viajar a la inauguración.  Como suele pasarme demasiado seguido, mi entorno me asfixió con sus conflictos personales y mi tiempo dejó de ser mío para estar al servicio exclusivo de los demás.









     Pero lo positivo fue mucho: el buen trato por parte del equipo de trabajo de la Fundación, un gran criterio para la curaduría general de tres artistas en un mismo espacio, mucha difusión local, y un cuidado de la obra absolutamente im-pe-ca-ble.


     Como plus en mi caso fue la experiencia de embalar para remitir por transporte terrestre toda la obra y confiar a ciegas en que el camión la llevaría no solo indemne sino a tiempo.  Pero pareció sincronizado por un experto relojero: todo salió como se suponía debía salir. 









     Y para completar un círculo perfecto, en la Fundación y en el marco de la muestra se vendió una de mis chicas y, un par de meses después, la adquirente de The Circus me contactó por Instagram y acordamos la venta de Janet y Le Cirque, quienes volvieron a viajar a Esperanza, ya con carácter definitivo de su estadía.  Tres de mis chicas de Burlesque hallaron su hogar definitivo en 2022 y en la provincia de Santa Fe.




















 

     Estos dos eventos previos me dieron la seguridad de postular para una feria de arte en Chile.  Armé y remití mi propuesta, pasé la selección y fue concebir obras pequeñas que pudieran entrar en las valijas para su traslado aéreo.  Otro intento de medir fuerzas viendo si era capaz de pensar la puesta e implementar la logística necesaria para cruzar los Andes y poder montarla sola.  Y salió bien.

 






     La experiencia de la ArtWeekChile 2022 en Las Condes, Santiago, fue también mayoritaria en lo positivo:  confirmar que es posible usar obras pequeñas para montarlas en unidad para conformar una pieza grande de mayor visibilidad e impacto en el centro del stand; que el montaje en acrílicos es práctico y liviano y permite la cuelga sólo con cinta bifaz; que bien embaladas las obras no se deterioran en la valija aun cuando viajen en bodega de equipaje; que Uber es un gran invento para la logística de traslados en sitios donde uno no tiene la mas mínima referencia de lugar y distancias. 


     Qué sola puedo planificar y llevar a cabo lo que me proponga si pienso y armo con cuidado todas las cosas.  ¿Lo altamente negativo?  Lo que ya sabía: los zapatos son la clave del éxito en cualquier feria.  Y máxime cuando el piso es de tierra/arenilla (detalle que ignoraba de antemano y que será a futuro lo primero que pregunte).  No llevé calzado adecuado y terminé usando unas sandalias bajas y horribles que sólo uso de entrecasa.  Espantoso.  Pero ya aprendí, y no va a volver a sucederme.




















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