Dibujar por
dibujar, como la práctica diaria que hace un violinista para mantener la
habilidad en los dedos y el oído atento.
Dibujo sin gran intención lo que me gusta, con tintas, en una hoja de
block escolar, trabajo que en sus ratos de abandono sirve de almohada de descanso
a mi gatita Catalina.
Y como el
retrato me mira con cara cómplice, sigo y pruebo con el fuego.
Pero ando
escasa de papeles base y casi por descarte la adhiero a un resto cuadrado de
cartulina plateada, cartulina que ya demostró en el pasado ser un pésimo
soporte base para cualquier mixtura.
Pero ya dejé en claro que por estos días me boicoteo descaradamente, así
que, ¡qué importa!
Y retomo la
línea de mis Chicas de Calendario, con el logo de un Almanacco
Italiano de estética muy Mucha.
Me sigue gustando. Continuaremos de momento con esto, sin mayor
pretensión que mi ejercicio diario de práctica en el oficio.
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