Ayer viernes despaché por fin las primeras
ocho postales desde Finis Terra.
Después de pasar demasiado tiempo dándole vueltas a la idea, tomando conciencia
de lo absurdo y nada redituable del proyecto mientras me
entusiasmaba más y más con la posibilidad de organizar unilateralmente un juego de aspiraciones colectivas que vincule a totales desconocidos a océanos de
distancia, ayer fue un cierre. Ya
está. Ya empezamos. Nada de lo que sigue está bajo nuestro poder.
Al colocar la responsabilidad de la
siguiente movida en un ámbito ajeno a nuestra voluntad, uno pasa a una relativa
tranquilidad. Hecho lo que dijimos que
haríamos podemos volver a la lánguida actividad que más nos place. Dibujar.
Un par de postalitas más.
Le llegó el turno a Bistro de Paris
(la que volvió de Venecia)…
… y a La
Vie en Rose (la que aun no logré repatriar de Londres)…
En esto estamos:
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