sábado, 15 de febrero de 2020




     Ayer viernes despaché por fin las primeras ocho postales desde Finis Terra.  Después de pasar demasiado tiempo dándole vueltas a la idea, tomando conciencia de lo absurdo y nada redituable del proyecto mientras me entusiasmaba más y más con la posibilidad de organizar unilateralmente un juego de aspiraciones colectivas que vincule a totales desconocidos a océanos de distancia, ayer fue un cierre.  Ya está.  Ya empezamos.  Nada de lo que sigue está bajo nuestro poder.

     Al colocar la responsabilidad de la siguiente movida en un ámbito ajeno a nuestra voluntad, uno pasa a una relativa tranquilidad.  Hecho lo que dijimos que haríamos podemos volver a la lánguida actividad que más nos place.  Dibujar.  Un par de postalitas más.

     Le llegó el turno a Bistro de Paris (la que volvió de Venecia)…








… y a La Vie en Rose (la que aun no logré repatriar de Londres)…







          En esto estamos:



















































































































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