lunes, 15 de junio de 2020









     Nos dicen que este tiempo de forzado -e irracional- encierro nos permitirá reconectarnos con las cosas y reinventarnos para retornar, cuando nos den permiso, a una “nueva normalidad” mejores y más ¿domesticados?  Como a diferencia de muchos no me siento dueña de una verdad absoluta, no les niego que tal vez tengan razón y sea yo, que siempre he estado al margen de todo, quien viva de modo equivocado y por eso no me ajusto a su premisa de “realidad”.

 

     El encierro no me reconecta con nada con lo que no haya estado conectada desde siempre.  Soy muy simple, me importan muy pocas cosas, mi escala de prioridades es inalterable.  Sólo estoy encerrada y privada de acceder a mi trabajo civil, el que me da de comer.  Cierto, puedo pintar tiempo completo.  Pero se me están acabando los insumos y pronto las reservas para sobrevivir.  ¿O se supone que tengo que reconectar con la miseria y la desesperación?  ¿He estado demasiado responsablemente organizada y corresponde que me conecte con el desorden descuidado de la irresponsabilidad y la dependencia?  No me suena muy lógico eso y menos como un dechado de buenas intenciones hacia mi bienestar.

 






     Pero quién sabe.  Tal vez tengan razón y este destruir la psiquis, la libertad y la economía individual de las personas tenga algún sentido superior que yo no alcanzo a comprender.  Tal vez que la gente muera de tristeza a nuestro alrededor sea menos malo que algunos enfermen y mueran por un virus extraño del que se cansan de decirnos que no saben nada pero que por las dudas mejor nos aislamos y le cedemos todos nuestros derechos a Papá Estado. 




 



      Probablemente yo no entiendo nada porque ellos -que se suponen saben y entienden- dicen que todo es política y, por ende, esto también. Y con el miedo a la enfermedad y a la muerte también se hace política, y se sacan ventajas, y se hace alarde de lo más miserable que tienen, y especulan y se aprovechan y pisotean las vidas ajenas.  Es política, y como a mí la política me repugna y la mantengo a la mayor distancia posible, no entiendo de qué se trata todo esto.  Será que para ellos, los que tienen autoridad para encerrarnos, esta es una magnifica oportunidad para ganar y entonces, los que siempre perdemos en su beneficio nos volvemos aún más insignificantes.  Daño colateral e intrascendente.  ¿Qué más hay que entender?















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