Mis pequeñas esculturas de papel parecen
inofensivas, un pasatiempo intrascendente que cuelo entre trabajos más o menos
serios. Una desviación sin mayores
consecuencias entre esto y aquello. Pero nunca nada es tan simple. Van ocupando espacio, expandiéndose como
mancha de aceite en el océano. Mientras
buscaba lugar para dejar al recién terminado Julian (que acabó
en el suelo) volví a tomar conciencia de ello.
La totalidad de las imágenes que se reproducen en este blog corresponden a obras de mi autoría.
martes, 2 de junio de 2020
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