Días y días de encierro y aislamiento no
son gratuitos. Las rarezas se acentúan y
entre la paranoia y el desánimo colectivo y contagioso uno no encuentra motivo
para no abandonarse a la sinrazón. Debería
comprar papel pero prefiero tratar de recuperar las bases de obras inconclusas
o malogradas. Eso significa partir con
limitaciones sobre soportes maltratados que sólo pueden augurar dudosos
finales. Pero siento la necesidad de ir
a juego con las limitaciones de la perpetua cuarentena que sigue rigiendo por
estos lados y aunque en los hechos puedo salir a comprar o pedir en línea, no lo
hago. Revuelvo en mi taller y recupero
lo irrecuperable con mas buena voluntad que buen criterio.
De
la hoja base de un muy lindo papel italiano siena, arrugado por anteriores
amagues, no puedo evitar mantener restos de un dibujo ornamental mientras
acomodo un retrato y un precioso mapa europeo -Totius Europae Littora Novissime
adita-.
Entre las múltiples estupideces que en los últimos días he tenido que oír,
las de un “presupuesto con perspectiva de género” y la asignación de una
abultada partida del erario público para “deconstruir masculinidades”, se me
han inmiscuido en el proceso creativo y veo a la dama central como
una construcción que exige mucha perspectiva…
Exigiendo la composición abundante trabajo, supongo
que la base reciclada va a traicionarme en algún momento. Pero con este ánimo nefasto sospecho que la
posibilidad de desastre y tiempo perdido es la lógica de mi empecinamiento.
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