Lunes de Carnaval, sin
carnaval. Sin carnaval en Río,
sin carnaval en Venecia. No hay a
dónde ir, la falta de destino (o la falta de escape) parece ser la
consigna más estable de la peste. Como
una infantil rebelión me permito por estos días componer otro Arlequín
de rollos de cartón y cartapesta. Nos
niegan los carnavales externos pero no tienen ningún poder sobre nuestros íntimos
carnavales personales.
Brigitte,
en proceso
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