El plan es hacer un collage a la
inversa: simular adherencias
inexistentes en un mero amontonamiento, y a la vez incluir papeles base
adheridos de mi modo habitual.
Ya que se trata de un trabajo de
estudio, una experimentación para calmarme los nervios, recorté un pedazo de
papel misionero de un pliego que se había usado para cubrir el piso cuando se
reparó con yeso una rotura del cieloraso.
El papel está mayormente sucio y salpicado, y aunque recorté el sector
más limpio, una ráfaga de gotas de yeso perduran en él.
Adhiero dos hojas de mi libreta de
bocetos, una con el esbozo de un retrato, la otra chamuscada por el fuego. Oficializado el soporte base empieza el falso amontonamiento: primero una estampilla, fetiche habitual de una filatelista
aficionada. Después angelitos sobre la
hoja quemada, porque me resulta lógico vincular ángeles con fuego.
Marco un borde de contorno en cobre y
limpio el resto de la pintura para darle reflejos al cabello de la dama del
retrato, mientras extiendo el diseño por fuera de la hojita del boceto sobre el
papel misionero.
Trazamos un falso sello de Carte
Postale, un fragmento de pentagrama musical y un naipe:
Detalles confusos de que el conjunto es
una PostCard o una Reina de Picas, seguimos amontonando imágenes con
sombras y relieves que lleven al espectador a dudar de qué se trata. En esto llevamos entretenida el domingo.
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