miércoles, 2 de junio de 2021

 








     Un par de días atrás, reseñando los avances de “Occasio”, citaba a Eco, en voz del querido Belbo y su melancólica verdad deLa Ocasión se escoge por instinto, y en ese momento no sabemos que se trata de ella.”    (Umberto Eco, El Péndulo de Foucault).  La ocasión, la oportunidad, el bendito tren que no debemos dejar pasar.  Y sólo por instinto podemos actuar frente a ella, por intuición, por timing.

 

     Pero llegó la peste y puso el universo patas para arriba.  Lo que era y conocíamos dejó de ser y nos infundió la (válida) sospecha de que ya nunca  volveríamos a lo que fuera.  Quedamos en un limbo estático, de pánico e incertidumbre, a la espera de que lo que sea que nos reactive el movimiento y la vida.  Pero en este rincón perdido del mundo, donde combinamos magistralmente la peste con la inoperancia gubernamental y la corrupta perversidad de políticos y sus esbirros, nuestro limbo se convirtió en el infierno con todos sus círculos y la certeza de no tener salida posible.  Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate, Dante dixit. "Abandonad toda esperanza, quienes aquí entráis".


 






    Entonces la Ocasión se vuelve una chance de supervivencia, en el necesario escape de este espiral descendente.  El mantra argentino de que la única salida del país es Ezeiza se torna un chiste malo cuando se cancelan los vuelos y carecemos de pasaporte sanitario por ausencia de vacunas. No hay Ocasión de huir de acá… Abandonad toda esperanza…

 

      Seguimos encerrados con la sola expectativa de más encierro, contando los muertos cada atardecer en todos los noticieros de la TV. Nos dice la Ministra de Salud que la peste nos dejará secuelas mentales a todos.  ¡Qué idea tan original e inesperada!  Las redes se dividen entre los encerrados pagos, los empleados públicos y asalariados que reciben su depósito a fin de mes -que todo lo consienten-, y los ciudadanos liberados de la mano de dios que viven exclusivamente de un trabajo que ya no pueden hacer -que claman cada vez más articuladamente por la rebelión-. La Ocasión propiciatoria más perfecta para el caos.






 


     ¿Dónde quedamos los artistas?  Encerrados en el taller, trabajando en lo que hacemos, no pudiendo escapar del agobio de la sinrazón y el miedo.  Encerrados componiendo un relato visual de estos tiempos y de esta sensación desesperante de que hemos perdido definitivamente la Ocasión, no porque nuestra intuición no la reconociera sino porque nos vedaron toda posibilidad de ejercer nuestro instinto de supervivencia. 

















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