Llegó el momento de liberar a la figura central
de su recargado fondo. Voy a trabajarla
al óleo, eso ya es cosa decidida (no hay otro modo de recortarla y subirla del
barullo general que es la obra hasta acá) pero por una cierta manía mía de
acentuar el dibujo base con lápices acuarelables me demoro un rato más. ¿Es necesario este
paso de grafito? No. Pero me gusta jugar con mis lápices y
desparramarlos con agua ligera. Sólo por
el placer de hacer, sólo por eso.
Finalmente salimos al aire libre a dar las
primeras capas de óleo muy diluído, que una vez absorbido por el papel y seco será el
sostén del verdadero trabajo de pintura.
La hermosa mañana de primavera propicia el disfrute de pintar sin apuro
ni intensión demasiado definida de momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario