miércoles, 10 de agosto de 2022

 




    

     Siguiendo los consejos y sugerencias que me dio en una charla telefónica un par de días atrás la curadora de la Art Week, separo algunas obras de la serie Postales Victorianas para alistarlas a ser parte de mi puesta.  Tomo conciencia que, de vuelta, me complican las puntas que salen de los planos.  ¿A quién se le puede ocurrir esos contornos sinuosos e irregulares, que se extienden caprichosa e imprevisiblemente?  Claro, a mí.  Fue muy divertido en su momento, ahora, que tengo que meterlas en una valija y montarlas en un tiempo mínimo en soportes acrílico que van a viajar por separado, sólo quiero gritar.  Es evidente que me gustan las cosas complejas.


















 



        Mientras, mis Chicas Cuadraditas  parecen más propicias para el traslado, pero hasta que no confirme la posibilidad de conseguir unos soportes acrílicos livianos que me permitan exhibirlas todas juntas siguen siendo un acto de pura fe.













 


         En el revoleo de cosas de mi taller en búsqueda de las obras que quiero preparar para este viaje, me encuentros cosas abandonadas por la mitad y me distraigo.  ¡Qué lindo el violeta del papel base!  Ignoro por qué la dejé de lado, pero de pronto me parece muy urgente prestarle atención…































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