Dibujar por dibujar siempre es un buen
principio y el remedio perfecto para la ansiedad. Dibujar por dibujar.
Pero en un
momento la obra ya deja de condicionarse por nuestras preferencias o
necesidades, y ella empieza a marcar el ritmo del avance.
El orden,
por lo general, es primero quemar y después dibujar sobre el papel maltratado
unificando el soporte. Pero las reglas están
para romperse así que tras dibujar un buen rato recién entonces llegó el fuego. Para la bitácora de malas ideas debo anotar
que el fuego tuvo una velocidad sobre la cartulina rosa y una distinta (y
mas lenta) para el papel blanco de la figura central, por lo que hubo un
momento que las llamas se bifurcaron unas por arriba y otras por abajo Casi me incendio la ropa por enésima vez,
pero al menos tenía el cabello recogido así que no hubo daños evidentes.
Y un
pedacito de papel artesanal violeta resultó perfecto para ordenar el revoltijo
y unificar el fondo con lo que a mi me sugiere un amenazante clima de tormenta. Seguiremos por ahí.
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