jueves, 9 de marzo de 2017





 
 
 
     A riesgo de que se interprete como excusa, confirmando mi incapacidad de sociabilizar con más de una persona a la vez –y por poco rato- ¿cómo hago para asistir a un evento en Palermo a las siete de la tarde cuando voy a estar trabajando hasta las ocho en Lomas de Zamora?  No es que no quiera ir, me es materialmente imposible llegar a tiempo.

 
     Y así –por necesidad de trabajar, por distancia, por el infernal tráfico de BAires- termino cimentando una reputación de arisca y huraña que no es del todo –del todo- justa.  Pero qué se le va a hacer, es lo que hay.






































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