martes, 21 de agosto de 2018




     Sigo con la obrita intervenida con fragmentos de bolsa de Sephora (después pensaré un título digno y sesudo, grandilocuente, ahora soy simple y directa).  Tuve un mal día, lo reconozco, así que lo compensé haciendo  exclusivamente lo que me da placer físico.  Léase: lapiceras de gel rosa fluo, algo de verde y ese blanco pastoso que permite el matiz.  Bordecito y dorado, que el dorado me calma siempre los nervios.   Algún día me preguntaré el por qué, pero no hoy.  Fue un día deprimente.

















Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar…

Joaquín Sabina, Peces de Ciudad


     No; ¿cuántas veces lo tengo que decir?  No huir, irse.  Irse habiendo pagado todas las deudas.  Irse tranquilamente, sin que nada pueda obstaculizar la marcha, sin necesidad de mirar para los costados.  Irse en paz.  Irse, ¿entendés?, no huir.  Sobretodo porque ya no quedan islas dónde naufragar…








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