miércoles, 20 de febrero de 2019



     Así  suceden las cosas.  Algo que no debía ser, que no debería pasar del infantil remate de una discusión intrascendente, se desprende, toma autonomía y avanza.  Se confabularon demasiados condicionantes: el exceso de cansancio, el fastidio por las personas estúpidas que cotidianamente me agobian, el gusto por el juego y esta necesidad de quemar las naves de una buena vez, aunque seamos los primeros en hundirnos.  Si, hay que irse, aunque supongo que no es la manera.  Un canto de sirenas, como un mantra, incitándonos a mandar a todos al diablo y desaparecer.  Pero somos tan civilizadas…  O no.  Seguimos:

Color…










Invitamos al fuego…








Y conseguimos una base de color con papel artesanal…












     ¿Sigo?, pregunto, y me contestan con una carcajada.    Supongo que no me creen capaz.









No hay comentarios:

Publicar un comentario