martes, 5 de febrero de 2019







     Empezó con una discusión sobre la película Velvet Buzzsaw (que me pareció simplista e intrascendente).  Sí, claro, reconozco que pintó bien algunos aspectos del mercado del arte real (la connivencia de críticos con galeristas para posicionar a ciertos artistas y digitar ventas; la factoría aceitada de los artistas/marca registrada; el snobismo de los que deciden qué es arte y por cuánto tiempo; el absurdo del arte conceptual y la patética indiferencia del espectador que busca sólo novedad sobre novedad).  Pero se quedó a mitad de camino de todo y deja, para el que no conoce ese mundo, una colección de estereotipos nefastos. 

     De ahí se derivó la cuestión a cómo yo estoy (siempre) equivocada en mis interpretaciones y cómo él –con su elevada intuición marketinera- lee perfectamente cómo se manejan las cosas en el mercado.  Y acabó pretendiendo demostrar como al final, pese a toda mi terquedad, termino haciéndole caso.  Indignada, reclamé ejemplo concreto. 

-¿Durante cuántos años estuve diciéndote que tus retratos eran demasiado limpios?  Impecables, rígidos, insulsos.  Impasibles.  Incapaces de llegar a nadie.

Bueno, al principio, puede ser (después dejé por mucho tiempo de hacer retratos, es un hecho).












-Finalmente aceptaste mi consejo, reconociste el error y fuiste por el camino correcto.

     Iba a gritarle que no acepté ningún consejo suyo y que no dejé de hacer retratos limpios, pero fui prudente y me callé la boca.  Sabía que podía demostrar que  ahora ensucio: quemando, mojando, superponiendo materiales, pegoteándole cosas.  Ya no son limpios e impecables mis retratos…  Odio cuando me obliga a darle la razón (aunque la tenga).
















































Post data:  Volviendo a Velvet Buzzsaw, la escena de la obra conceptual símil robot con muletas persiguiendo por un pasillo al personaje de Jake Gyllenhaal me hizo empezar a mirar con desconfianza a los varios maniquíes que esperan en mi taller ser intervenidos.   No sé,   de pronto uno se pone demasiado susceptible por exceso de imaginación… 

















No hay comentarios:

Publicar un comentario