Décimo quinto día de cuarentena. Es difícil definir el sentimiento. En parte porque estos días de aislamiento son
una montaña rusa emocional, en parte porque intelectualmente no puedo arribar a
ninguna conclusión. Tal vez sea mera
casualidad y es mi exacerbada imaginación cuarentenada la que encuentra parecidos.
Por supuesto que nadie inventa nada, y que
especialmente en el arte todos tomamos algo de quienes vienen en el camino
antes que nosotros. En mi serie
Plagiaria abiertamente (y sin pudor) juego versionando mis obras favoritas de
Rubens, Fortuny o Velazquez…
La cuestión puntual es así. Veo la imagen de una obra de una artista también
de Buenos Aires y mi primera reacción es decir “pero esta obra es mía!”...
La miro y reconozco que no, que no es mía
pero me recuerda directamente a una que sí lo es: Imagen quemada I, una obrita
vieja que viajó a una muestra itinerante a Italia, la ArsLatina, y de la que después perdí
todo contacto. Me queda un catálogo
digital y creo algún catálogo en papel. Tambien se reprodujo en unos almanaques del año 2005:
Claro que mi
obra está quemada y el mapa dibujado a mano alzada, pero creo que las similitudes son
marcadas. Mi trabajo debe ser del 2003 o 2004, ignoro la fecha del de la colega.
¿Mera coincidencia? ¿Inspiración
en un versionamiento libre? No sé. Una parte de mí tiene curiosidad y por un
fugaz instante preguntaría… Otra parte
de mí se siente halagada profundamente si mi obrita perdida generó el juego
creativo en otra persona y prefiere ignorar la verdad.
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