Ayer
me confirmaron el arribo de La Douceur charme l'âme a su destino
británico. Afortunadamente su viaje tuvo
menos complicaciones de las que auguraba, con estos vaivenes de cierres y
aperturas al ritmo del baile que nos obliga la peste. Esta vez el envío logró salir de este lado
del Atlántico e ingresar a tierra firme del otro lado antes de que allá volvieran
a clausurarlo todo. Tiempos extraños y
vertiginosos por los que la persistencia del arte está aprendiendo a colarse.
Y
como las cosas tiene un orden propio y se acomodan a su único capricho, la
noche anterior me llegaba el ejemplar de la Revista Ophelia Nro. 8 dónde
-por fuera de la entrevista que amablemente me realizan- aparece suelta
como pie a otra nota una imagen de La Douceur charme l'âme en
proceso, imagen que evidentemente los editores seleccionaron de este blog (ya
que esa foto no se las envié en ningún momento). Mi pequeña postalita de la #TAE21 se
ha independizado de mí muy rápido y de modo contundente ha comenzado a
construir su propio destino.
https://revistaophelia.com/ophelia-nro-8/
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