Vida
real de artista – Día 4, tareas de planificación de marketing
y prensa
Cualquier muestra que tenga por intensión llegar
a más de cinco personas (el artista y su entorno directo, o sea, un
ascensor no lleno) requiere una seria acción de difusión. Que, como todo, la tiene que hacer el artista también.
Los tradicionales catálogos impresos en
papel siguen siendo necesarios, para su distribución en mano a los eventuales
concurrentes al evento, una especie de souvenir, un signo de pertenencia. Todo se ha vuelto digital, cierto, pero ese
mínimo contacto físico con un papelito colorido, bien trazado y de alto gramaje
-que recuerde que el arte es un sector de luxe- sigue siendo lo único que
puede mantener un vínculo con el espectador más allá de los 5 minutos de visita
a la muestra. Así que también hay que
presupuestar la folletería, diseñarla y mandarla a imprimir con la suficiente
antelación, ya que algo que pasará los primeros días de enero debe considerar
que diciembre a efectos prácticos se termina antes del 15. De tiempo cierto tenemos mes y medio para realizar
todo lo que sea marketing y material de prensa.
No queda mas remedio que prestarle ya atención al asunto.
En base a lo planeado, en “físico” (¡qué
modo tan estúpido de hablar hemos adquirido en los últimos tiempos!) haremos
unos catálogos sencillos (un plegable de dos o tres caras con algunas obras,
enlaces al blog y a la página web y mail de contacto), en la cantidad lógica
para un evento de una semana (o sea, no demasiados); tal vez una carpeta
de presentación bonita -con imágenes de la totalidad de la obra, bio y statement,
y el briefing del evento general de los organizadores- para mandar específicamente
como invitación a un pequeño grupo de personas del medio; y un banner para la
puesta que sirva de presentación y curriculum.
Las gacetillas de prensa serán virtuales como toda la difusión en tiempo real que se hace por redes. En contraposición a la “físico” (especifico y escaso) lo “virtual” será abundante, constante, mutable y sobre la marcha, con ese dinamismo que hace que la planificación sea una inútil fantasía. Supongo que las transmisiones en vivo por Instagram y Facebook será algo que, contra mis preferencias, terminaré haciendo también. Resumiendo: más sobre la fecha este asunto nos consumirá la mayor parte del día así que hay que tener lo otro -lo"físico"- liquidado con antelación porque no habrá entonces ni tiempo ni energía.
Pero hay que organizarse aun para el
desorden y la improvisación. Es esencial
saber que queremos decirle al espectador. Sobre la obra no mucho, que la vea y
dialoguen entre ellos, en eso no me meto.
Sobre la identidad del artista tampoco hay mucho que les interese: autodidacta
y de Buenos Aires, ¿qué más? Quizá la
finalidad de los curriculums sea (como siempre he sospechado) avisarle
al eventual espectador que uno se toma en serio esto del arte, que no somos
unos recién llegados que hicimos un cursillo de pintura para bajar la ansiedad
de dejar de fumar. Se impone diseñar un
banner para la puesta con una foto personal (a mi pesar, pero para que
identifiquen quién es el artista que estará rondando en persona por ahí) y
un breve detalle de últimos eventos donde ha participado mi obra. Algo predominantemente visual, con más imágenes
que texto, que al espectador le insuma menos de un minuto de atención. Cuanto más breve y simple es el objetivo más trabajo
da su composición. Vamos compilando el
material para luego sentarnos a armar como puzzle un resumen efímero de nuestra
vida y obra. Vida real de artista:
demasiado trabajo real.