Parece que la peste se niega a darse por
vencida. Cuando por este hemisferio el
calor colabora a que estemos en la calle en un precario atisbo de nuestra vieja
normalidad, vuelven a llegar noticias de que se empiezan a encerrar del otro
lado del Atlántico. Una muestra en
Berlín que viene postergándose desde el 2020 se cancela otra vez. Es muy desolador el panorama.
Hay momentos en que la inmovilidad nos
tienta. ¿Para qué tanto esfuerzo en
planificar y coordinar eventos bajo la insistente espada de Damocles de la cancelación? Pero no es ninguna opción estarse quieto y
esperar, hay que seguir intentando hacer cosas pese a todo. Aunque sea vivir con la angustia permanente
de que es muy poco lo que realmente depende de uno.
¿Entonces?
Entonces nada. Se sigue y se
aguanta. Avanzamos por donde quede
resquicio, se va improvisando, buscando alternativas, construyendo formas de
difundir la obra por dónde y cómo se pueda.
Es lo que nos tocó. Espantosos tiempos
interesantes…
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