sábado, 27 de noviembre de 2021

 

Vida real de artista –  Día 8,  juegos de papel & juegos de espejos

 

 





         Borges inicia su poema Los Espejos diciendo:

Yo que sentí el horror de los espejos

no sólo ante el cristal impenetrable

donde acaba y empieza, inhabitable,

un imposible espacio de reflejos

 

       Y yo me quedo en el cierre de esa cuarteta, con un imposible espacio de reflejos…






     Para el diseño de mi puesta en la Red Tree Art House by Sotherby´s Realty el próximo enero me puse premisas claras y simples (lo que es simple en mi planeta personal): espíritu Aliciano, máscaras por doquier, mucho cristal y multiplicidad de espejos.  Pero los objetivos deben adecuarse a la logística y trasladarse con toda mi parafernalia desde BAires a Punta del Este impone límites.

     Ante la cierta posibilidad de quiebre los cristales deben reducirse y los objetos que viajen serán de vidrio (horror de horrores), minimizando anticipadamente el sufrimiento por su destrucción.  Y el tema de los espejos fue un dilema.  Imposible llevarlos desde acá y sin margen de tiempo para investigar en zona y alquilarlos allá.  Pero no sería yo si renunciara a los espejos o, en palabras de Borges, renunciara a convertir mi puesta en un imposible espacio de reflejos.

     Y la lógica farnelliana establece que si el problema con los espejos es que se rompan (y acarreen el inicio de siete años de vacas flacas), entonces  fragmentémoslos desde el principio.

   Así fue que incorporé muchos pedacitos de espejos a diversos objetos para desparramarlos por mi puesta, a fin de que la luz -desde los ángulos correctos- haga que el espacio se entrecruce de reflejos, brillos y colores proyectados.  Si, ya sé, cuando no estoy persiguiendo El Dorado me encandilo con espejitos de colores.  La parte india de mi sangre se impone seguido y ordena las reglas del juego que más juego.  Somos quiénes somos y lo que hacemos nos delata.






























































 

Hoy, al cabo de tantos y perplejos

años de errar bajo la varia luna,

me pregunto qué azar de la fortuna

hizo que yo temiera los espejos.

 


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