Crónicas (reales) del proceso creativo.
Arranco con el boceto de un retrato, me divierte el gesto y asumo complicidad con mi modelo. A partir de ahí en el avance vamos mutando de estados de ánimo: me gusta; no me gusta; ¡que espanto!; ahí mejoró un poco; no sé qué estoy haciendo; bueno, podría salvarse todavía…; sigamos a ver que sale...
Explicación gráfica: Primer esbozo, bien
Acentuamos sombras con lápiz acuarelable
Acentuamos más
Con el color lo arruiné
Algo de tinta en gel definiendo los ojos y acrílico
para dar volumen con las luces… no sé, podría recuperarse tal vez...
El fuego no reaccionó como debía, el papel es muy
grueso, quedó muy tosco el resultado
Adherido sobre un pedazo de passepartout negro (viejo y todo
torcido) no mejora nada
Le pego recortes de papel que usé como matriz en otros
trabajos, eso no me disgusta, me unifica el papel blanco con el soporte de cartón (y me saco de encima todos esos recortes que no sé para qué guardo en mi taller)
Con algo de acrílico metal y dimensional esos ornamentos dan un fondo interesante, empieza a gustarme (transitoriamente) el conjunto
Le pego el envoltorio dorado de un alfajor. ¡¿Por qué?! Porque estoy a dieta y desbarranqué mal y me devoré un alfajor con extra dulce de leche, y el envoltorio bonito me permitió idear la excusa de que lo tuve que comer para utilizar el dorado en la obra. No se si me gustó del todo el resultado pero la excusa me volvió simpático el trabajo. Definitivamente, es una obra cómplice.
Post data: Si, era exquisito el alfajor. Vivo con hambre estos dias. Asociación de ideas me llevaron a la grafía Banquet. Absoluta lógica farnelliana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario