Como gato
escaldado, aunque me llega el aviso de que (¡ahora sí!) se llevará adelante un
evento demasiadas veces anunciado y cancelado, me reservo el entusiasmo de
creer que esta vez sí será. Puede que la
peste este momentáneamente en pausa, pero Berlín está más cerca que nosotros de
los tambores de guerra como para no temer nuevos imponderables. Ojalá suceda, ojalá nos toquen tiempos de calma
al menos por un rato. Ya hemos tenido suficientes
tiempos interesantes, gracias, un poco de aburrimiento vendría bien. Esperemos un mayo con atisbos de la vieja
normalidad.
Mientras tanto,
el metaverso parece avanzar. Las
imágenes de la Biennale.io Metaverse 2022, en su
emplazamiento físico en Dubai, resultan atractivas y prometedoras. Probablemente sea el futuro, pero soy de una
generación que tarareaba las canciones de Serrat y sigo queriendo “ser
menos Polaroid y más almohada…”
En la
búsqueda de que mis obras se exhiban en algún espacio de la realidad real
postulo (con poca fe, lo reconozco) en la Bienalsur 2023…
…y para el Espacio Cultural OIE…
Acumulo
múltiples rechazos de ambos organizadores, y postulo más para mantener la
tradición de no ser seleccionada ni por casualidad en esos ámbitos que por convicción
de que mi obra pueda ser parte de esos eventos.
Siguen siendo tiempos oscuros con augurios nefastos de más oscuridad. Y siguiendo mi lógica, cuanto más negra es
la nube negra más grato es el juego del color en tonterías de papel. Una pequeña escultura de rollos de cartón y
cartapesta, una dama con un disfraz de caballito a cuestas es mi Ascot´s lady,
mi momentáneo refugio en Finis Terra:
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