miércoles, 16 de mayo de 2012




     Hay temas o cuestiones que nos marcan y sobre los que siempre, invariablemente, acabamos volviendo una y otra vez. El auténtico "eterno retorno". Pareciera que la vida nos gana: nos domestica, nos sociabiliza y nos adoctrina a aceptar el parecer de la mayoría y a no fastidiar a los demás con nuestras diferencias. Pero es una ilusión. Esos temas siempre están ahí, acechando, dispuestos a reaparecer y a tomar protagonismo.

      En mi caso uno de esos temas es la religión. En lo personal, soy una agnóstica sin trauma. No llego a la indiferencia de la fe por una "crisis" o por rebelión o por un éxtasis iluminado. Simplemente yo decanté. Ser agnóstica es la conclusión lógica y racional a mi desarrollo intelectual y espiritual. Tengo una total ausencia de necesidad de religión, entendida la religiosidad como pulsión natural para explicar lo desconocido, como mecanismo de defensa ante el temor atávico a la muerte. Yo carezco de esa pulsión y probablemente de ese miedo. Soy demasiado cerebral o he leído más de lo conveniente.

      Y si bien podría haber transcurrido tranquilamente sin ningún tipo de "educación en la fe", sin el "conocimiento de la palabra de dios", por mandato cultural fui introducida en la religión, y como dice Eco, la católica es la religión de mi niñez. Crecí entre estampitas de santos y virgencitas. No es nada personal, pero nuestra infancia es esa patria de la que nunca emigramos del todo. No me encarnizo ni hay mala voluntad, sólo que he estado más cerca de la iglesia de Roma que de otros credos, y tuve mas acceso a sus contradicciones, crímenes, anacronismos y mentiras.





     RUINAS RELIGIOSAS tiene más de diez años (creo que es del 99), y hace más de cinco o seis que alguien en México la compró y desde entonces ignoro por dónde esta esa obra. Pero fue uno de los primeros amagues de Ragnarök. Una chica sin ropa en Santa Sofía con viejas estampitas bendecidas de mi abuela. Un resumen de mi curiosidad por el sentido religioso.





     MI CRISTO MI MAGDALENA es una obra más vieja aun, de 1998. Se expuso varias veces sin mayor conflicto. Ya ahí empecé a delatar mi curiosidad por la Inquisición. Ya en esta obra reseño parte del Código del Inquisidor  (el Martillo de las Brujas) que cita una a una las herejías sancionadas.





     PRISIONERA DEL CATESISMO (2010) es el previo inmediato a mi decisión de trabajar exclusivamente en Ragnaök. Una obra absolutamente personal, hecha para mi disfrute del trabajo a lápiz, del empaste de luces y el juego con la caligrafía en tinta. Y el ronroneo de un fragmento de Rimbaud descubierto en mi adolescencia repiqueteando cálidamente en mi cabeza: 

  “¡Las nobles ambiciones! ¡Y esto es todavía la vida! -¡Si la condenación es eterna! Un hombre que quiere mutilarse está bien condenado, ¿no es verdad? Yo me creo en el infierno, entonces estoy. Es la ejecución del catecismo. Yo soy esclavo del catecismo. Yo soy esclavo de mi bautismo. Padre, habéis hecho mi desgracia y habéis hecho la vuestra. ¡Pobre inocente! – El infierno no puede atacar a los paganos.” 

Una temporada en el InfiernoNoche del Infierno - Arthur Rimbaud




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