sábado, 12 de mayo de 2012



     Supongamos que tengan razón. Supongamos que piré irremediablemente y mi trabajo tornó a una decadencia procaz que no merece espacio en las probas y escrupulosas galerías de Baires -que pueden colgar porquerías mediocres pero no mis desnudos-. 

     Supongamos que mis desnudos no tiene valor artístico ni estético, que no están a la "altura", que no vale la pena ni siquiera considerarlos para su exhibición al público. Supongamos que "no se corresponden con la línea estética de la galería" o "no están dentro de los parámetros de la búsqueda actual del Curador". Supongamos que estoy de acuerdo. Supongamos que no molesto más. Supongamos que acepto que mis obras no saldrán de casa. Que desde ahora pinto sólo para mi. Soy una persona pacífica, educada para la sumisión a las normas, para la cortesía y los buenos modales. ¿No me quieren colgar? Está bien. Ya entendí. No me cuelguen. Estamos en paz. 

     Así que sobre la premisa de que lo que hago es sólo para mi definitivamente voy a hacer lo que me de la gana. O sea, voy a llevar a cabo esos proyectos que sé que nadie se va a atrever a colgar. Llegó el momento de dedicarme exclusivamente a Ragnarök.








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