Segunda parada de mi Silk Road: Bengala. Acuarela y lapiceras de gel. Me obligué a parar ahí. Me vino a la cabeza el recuerdo fugaz de alguien, hace añares, tratando de convencerme de la conveniencia de trabajar con una paleta restringida. Entonces (y ahora) me pareció una teoría realmente estúpida. ¿Limitar el color? ¿Limitar las texturas? Puede que en los momentos en que trato de lograr una imagen más limpia y sencilla el argumento aletee en mi inconsciente, pero dada mi tendencia al abuso y al exceso puedo seguir ignorándolo un rato más.
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